La misma clase política, pero con dos candidatas presidenciales 

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Necesariamente Incómoda

Graciela Machuca Martínez 

Mientras este primero de marzo iniciaron formalmente las campañas electorales a la presidencia de la república, con sus respectivos shows, las candidatas de las coaliciones MORENA-PT-PVEM y PAN-PRD-PRI, así como el candidato de Movimiento Ciudadano, la vida para el país sigue su curso, con un presidente de la república que descalifica a toda aquella persona o colectivo que no está de acuerdo con él, como volvió a ocurrir con los ambientalistas que han venido denunciando los daños irreversibles que se están causando a recursos naturales de la Península de Yucatán con la construcción del Tren Maya. 

Descalificar a los opositores o simplemente a quien no está de acuerdo con su forma de gobernar ya se hizo costumbre para el presidente de México, su actitud podría pasar desapercibida, ya que solo le faltan siete meses para terminar su mandato, pero el problema es que en todo momento está violando el Artículo 134 Constitucional que le costó mucho trabajo a la ciudadanía que el sistema lo llevara a la Carta Magna. 

Desde que la 4T se ha venido haciendo cargo de espacios en los tres niveles de gobierno, partes del artículo 134 constitucional como las siguientes se han convertido en letra muerta: 

“Los servidores públicos de la Federación, las entidades federativas, los Municipios y las demarcaciones territoriales de la Ciudad de México, tienen en todo tiempo la obligación de aplicar con imparcialidad los recursos públicos que están bajo su responsabilidad, sin influir en la equidad de la competencia entre los partidos políticos. 

“La propaganda, bajo cualquier modalidad de comunicación social, que difundan como tales, los poderes públicos, los órganos autónomos, las dependencias y entidades de la administración pública y cualquier otro ente de los tres órdenes de gobierno, deberá tener carácter institucional y fines informativos, educativos o de orientación social. En ningún caso esta propaganda incluirá nombres, imágenes, voces o símbolos que impliquen promoción personalizada de cualquier servidor público”. 

Para la administración de Andrés Manuel López Obrador y su movimiento político, este precepto constitucional ha dejado de tener validez, como el PRI y el PAN lo hicieron en su momento.  

La imagen y las tareas del gobierno de la república se vuelven difusas cuando lo que importa es la continuidad, no hay diferencia entre gobierno y partido político, las mismas acciones del PRI, pero con la salvedad que AMLO dijo que no repetiría las practicas del pasado. 

México, con el proyecto político personal de Andrés Manuel López Obrador corre el riesgo de que se viva otro “Maximato”, lo que sería muy grave para sacar adelante la incipiente democracia mexicana. 

La candidata presidencial de la 4T, Claudia Sheinbaum, representa la continuidad del proyecto político de AMLO, sin tomar en cuenta que la sociedad mexicana ha cambiado en seis años, que se requiere otro tipo de gobierno para otro país, además, no hay capacidad de autocrítica, lo que impide que se haga un ejercicio de auditoria sobre que es lo que se debe cambiar en la forma de gobernar. 

En contra parte, la aspirante presidencial Xóchilt Gálvez Ruiz, impulsada por los partidos Acción Nacional, Revolucionario Institucional y de la Revolución Democrática, está rodeada por las dirigencias de estos tres partidos, que representan a la clase política de la cual huyó el electorado mexicano y que lo condujo a caer en los brazos de MORENA, a donde llegaron a continuar con su carrera política exgobernadores como Alejandro Murat, de Oaxaca y Carlos Joaquín, de Quintana Roo.

La propuesta del Partido Movimiento Ciudadano, franquicia propiedad de su fundador y líder, Dante Delgado, pero que la paga el pueblo de México, en la persona de Jorge Álvarez Máynez, no representa competencia alguna para ninguna de las dos candidatas, sin embargo, el objetivo es ganar escaños y curules para ofrecer sus votos al mejor postor, aunque a nivel estatal, distrital o municipal, vendrá a equilibrar las fuerzas donde la ciudadanía no quiere saber nada ni de una u otra coalición. 

Marzo, abril y mayo serán intensos en la contienda político-electoral, durante el cual, los poderes facticos en el país impondrán sus reglas, mientras quienes están al frente de instituciones como el Instituto Nacional Electoral y los organismos locales, solo serán observadores. 

La presidencia de la república y el futuro del país se lo está jugando la misma clase política, la priista, la cual mandó su avanzada a MORENA, mientras que otra fracción se quedó a contender como oposición con Xóchilt Gálvez Ruiz.

Graciela Machuca

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