Red de carreteras federales del país olvidadas por la Cámara de Diputados a la hora de asignarles recursos

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Necesariamente Incómoda

Graciela Machuca Martínez 

**Falta de mantenimiento, sin suficientes patrullas y personal para recorrer los miles de kilómetros; empresas transportistas en la anarquía y en la explotación laboral.

Los hechos de abuso de la fuerza pública en que se vieron involucrados elementos de la Guardia Nacional a cargo de las patrullas 23498 y 23500 sobre la Carretera Federal que va de Felipe Carrillo Puerto a X-Hazil, en el estado de Quintana Roo, el pasado 3 de marzo, alrededor de las 18:00 horas, es una muestra que las altas autoridades del país deben poner atención de lo que sucede a lo largo de los miles de kilómetros de carreteras federales que atraviesan a lo largo y ancho del territorio nacional.

Cuando se recorren estas carreteras del país, en muchas ocasiones, después de decenas y hasta cientos de kilómetros, no se encuentra uno patrullas de la Guardia Nacional que vino a sustituir a la emblemática Policía Federal de Caminos, por lo que las personas usuarias de esas carreteras se enfrentan al abandono institucional cuando tienen un accidente o son víctimas de algún hecho delictuoso.

Además, del olvido en que se tienen esas carreteras porque no hay recursos para darles mantenimiento, la inseguridad es una constante, debido a los asaltos de comandos armados, los cuales ante la ausencia institucional ellos son los amos y señores de esas vías de comunicación.

En México, ya se instauró el mito o verdad que cuando sales a carretera ya no sabes si tenerle miedo a que en cualquier curva o tramo averiado te puedas encontrar a delincuentes que en el mejor de los casos te despojen de tus pertenencias y te dejen ir o si te encuentras a una patrulla de la ahora Guardia Nacional, que te encontrarán si o sí una falta al reglamento que amerite una multa o una extorsión.

Hago referencia a la realidad que se vive en las carreteras federales de México, porque es el pan de todos los días de las empresas transportistas o de cualquiera familia mexicana que opta por utilizarlas porque les sale más barato que las carreteras de cuota o porque no tienen otra opción y tienen que hacer uso de ellas.

Mantener esa enorme red de carreteras federales de México, requiere de gobiernos que prioricen la movilidad de la población en general, antes de beneficiar a las empresas transnacionales con infraestructura pública, como lo exige la economía neoliberal y a la cual todos los gobiernos deben plegarse.

Lo que sucedió en este tramo carretero de Quintana Roo debe ser tomado en cuenta por todas las partes involucradas, tanto del gobierno federal como de la iniciativa privada. La Guardia Nacional no cuenta con los recursos necesarios para vigilar adecuadamente dicha red carretera y las empresas de transportes no quieren invertir ni en capacitación ni en atención médica y emocional para sus conductores, los obligan a extenuantes jornadas de trabajo y cuando hay un accidente, quien sale perdiendo es el trabajador, porque la empresa lleva asegurada la unidad y la carga y el operador es quien se queda con la responsabilidad jurídica.

El incidente de abuso del uso de la fuerza pública se dio, luego que las tripulaciones de las referidas patrullas encontraron a la orilla de la carretera a dos camiones de la misma empresa, abasteciendo combustible a uno de ellos, porque se quedó sin combustible. La policía llegó y abanderó a los dos camiones mientras continuaban la marcha. 

La versión de uno de los choferes es que cuando se ponían en marcha uno de los policías les pidió dinero y al negarse a dárselos, lo amenazaron que lo llevarían detenido para una revisión médica porque se encontraba bajo los efectos de alguna sustancia prohibida.

El conductor se encerró en su vehículo y les dijo a los policías que esperaría que llegara otro chofer de la empresa para que se llevara la unidad y él los acompañaría, o que le permitieran llegar a una gasolinera y dejar en lugar seguro el camión.

Los policías le dijeron que no y le exigieron que se bajara para llevarlo a una revisión médica, ante la negativa del chofer uno los policías, lanzó una llave de cruz, usada para remover las tuercas de las llantas, a la ventana del camión, por lo que el vidrió se estrelló y el fierro golpeó al operador en la cara por lo que empezó a sangrar.

Después de la agresión, lo bajaron de la unidad y sin guardar protocolos de cortesía se lo llevaron detenido. El médico adscrito a la Guardia Nacional en Felipe Carrillo Puerto certificó que estaba bajo los efectos del alcohol y posiblemente de una sustancia ilegal, pero que no contaba con el Kid toxicológico para hacerle el examen respectivo. También certifico lesiones recientes en la cara que no eran complicadas.

La Guardia Nacional destacamentada en Felipe Carrillo Puerto tiene su versión como el hecho que el chofer se negó a mostrar los documentos del camión, una práctica negativa que tienen los conductores de la Cámara de Transportes conocida como AMOTAC.

Esta corporación policiaca informó que inició un procedimiento administrativo para investigar los hechos, pero los agentes advierten que en los videos que se difundieron por redes sociales “…se logra ver qué los oficiales no le faltan el respeto siempre actuando con apego a derecho haciendo el uso gradual de la fuerza precisamente para evitar accidentes en dónde personas inocentes puedan perder la vida”.

El 4 de marzo, en la misma carretera “…ni ha pasado ni 24 horas, otro vehículo de la misma cámara invade el carril contrario de la vía y choca de frente con un vehículo del servicio público de la Untrac, perdiendo la vida 9 personas entre ellos 3 personas menores de edad, desconociendo el paradero del operador”, porque se dio a la fuga.

En las carreteras federales del país se vive el México real, la clase política gobernante debe demostrar que le interesa lo que pasa en esas vías de comunicación que han representado el desarrollo del país.

Graciela Machuca

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