El pasado 15 de enero un video en you tube llamó mas la atención que los candidatos las campaí±as, la propia influenza y hasta los aumentos de gasolina.

Resultó que la versión fue que indí­genas Rarámuris se suicidaron por no tener que comer con sus familias.

La Helada que se registro el pasado 4 y 5 de febrero del 2011, en el Estado de Chihuahua sobre todo en la sierra tarahumara, en su momento se dijo que rompió cualquier registro, y fue tan seria que superó los 18 grados bajo cero, comentó la reconocida periodista Dora Villalobos, se tronaron las tuberí­as, no habí­a gas ni agua, alrededor de 20 mil árboles se secaron en Juárez mismos que hasta ahora no se han retirado en su totalidad la helada mato las raí­ces, y tuvo mucho que ver con la situación de necesidad extrema en la que están alrededor de cien mil indí­genas de la sierra.

La pobreza sistemática en la que están los indí­genas de esta patria se han plasmado en portales periódicos y cuanto medio de comunicación existe en nuestro paí­s, sin embargo sexenios van y sexenios vienen y no hay respuestas ni cambios estructurales que vean a las comunidades indí­genas y que no contemplen mas que limosnas miserables que no solucionan absolutamente nada y si agregamos que hoy en dí­a las polí­ticas de demográficas están abandonadas, la situación es mas grave cada dí­a.

Soledad Jarquí­n desde Oaxaca, reiteradamente ha plasmado en su Blog ”las caracolas» la situación de pobreza y marginación en la que se encuentran las comunidades triquis y otras etnias de ese estado.

Esta escribana ha plasmado en múltiples ocasiones la pobreza y olvido en el que se encuentran los mayas y sobre todo las mujeres mayahablantes sin acceso a la justicia victimas de marginación, violencia, manipulación y segregación.

Mientras los acuerdos de ”SAN ANDRES ” duermen el sueí±o de los olvidados que hoy en dí­a son los indí­genas de este México que vive la mas cruenta de las batallas electorales.

Francisco Rodrí­guez Pérez del Diario la Opinión de Ciudad Juárez nos ilustra en su articulo sobre, Rarámuris: diversidad y polí­tica

Ante las discusiones, las poses, las imágenes, los lamentos, los argumentos, los polí­ticos y las polí­ticas recicladas, las confusiones, las propagandas, y, sobre todo las visiones cortoplacistas resulta necesario el análisis serio, profundo, capaz de hacer comprender y entender la problemática de nuestros pueblos indí­genas, particularmente los rarámuris, a la vez que su grandeza regateada por siglos…»¨El concepto clave es la diversidad esa ”megadiversidad» en la que se sitúan la diversidad étnica y racial de México, de la que Chihuahua es partí­cipe, desde la riqueza del reconocimiento de la pluriculturalidad del paí­s.»¨Tal riqueza remite a las más de sesenta poblaciones indí­genas en el paí­s, la raí­z negra al lado de la criolla y un mestizaje innegable. Para unos se trata de identidad, raí­z y razón; para otros sólo es color, folclor, ignorancia o nada.»¨Pero el quince por cierto de la población mexicana pertenece a esta diversidad, donde generalmente privan la desigualdad, la pobreza, el abuso y la discriminación, que se viven cada dí­a y se han vivido no por aí±os, sino por siglos de explotación y miseria.»¨Las sociedades indí­genas del paí­s, del estado, de nuestras ciudades, se sobreponen o tratan de hacerlo, por lo que cada vez más buscan reafirmar su identidad. En el arte y en la cultura tan pronto se analiza la herencia Afromestiza, que la Wirrarika, Cora, Nahua o Rarámuri, grandezas de nuestras razas.»¨De ese México indí­gena, el México pluricultural, el México diverso, hay mucho qué aprender todaví­a, mucho qué observar, escuchar, comprender, desde nuestra sociedades supuestamente ”modernas».»¨El arte y la cultura son manera de asomarse a las etnias y las razas, a la vez que son formas de preguntarse qué hay detrás de tanta belleza, de tanta dignidad, de tanta sabidurí­a, pero sin ignorar lo otro, las carencias y los abandonos, en esas sociedades que buscan desarrollo y crecimiento, progreso y justicia, pero sobre todo respeto.»¨La discusión de estos dí­as en torno a la Tarahumara, me hizo volver a ”México Diverso», de Héctor Dí­az-Polanco y Consuelo Sánchez, libro que, desde hace 10 aí±os, insiste en el tema de la autonomí­a de los pueblos indí­genas. Creo que las referencias a este tipo de trabajos es necesario para establecer un marco de estudio serio, más allá de las opiniones ligeras, simples o sencillas, para entrarle al debate de la diversidad desde el marco propicio de las ciencias sociales.»¨Seí±alan los autores que la presencia de pueblos con identidades propias y diferenciadas en el marco de los Estados-nación contemporáneos constituye un espinoso desafí­o polí­tico, especialmente para las llamadas ”democracias emergentes».»¨Se trata, recuerdan, de complejos procesos históricos ya que a menudo dichos pueblos han quedado como apresados en estructuras estatales que, según el punto de vista de los grupos identitarios correspondientes, no le hacen justicia.»¨Dí­az-Polanco y Sánchez ven el problema desde dentro de esas sociedades: ”Inconformes con su situación económica, social, polí­tica y cultural, los pueblos reaccionan de dos maneras: declinan permanecer en la sociedad polí­tica que los sujeta y, en consecuencia, procuran constituir su propio ‘hogar público’; o reafirman su pertenencia al Estado-nación, mientras reclaman el reconocimiento de derechos —en tanto colectividades— que entraí±an algún grado de transformaciones del arreglo sociopolí­tico en vigor.»¨Los autores advierten que el primer camino lleva al separatismo; el segundo conduce por los senderos de la autonomí­a y que ésta es la opción que, como regla, han escogido los pueblos indí­genas, no sólo de México, sino en América Latina:»¨”Aunque en apariencia menos radical que el separatismo, al igual que éste la opción autonómica suscita resistencias enormes por parte de los grupos que controlan los aparatos estatales, que son el reflejo, a su vez, de la renuencia de poderosos sectores —liberales ortodoxos, en primera lí­nea— a considerar cualquier cambio que se traduzca en fórmulas de pluralidad multicultural. En esa circunstancia, es común que se desate una fragorosa contienda en torno a la legitimidad, conveniencia o viabilidad de la autonomí­a. El debate autonómico, que a veces rebasa la intensidad de las palabras, ocupa entonces parte de la atención pública. Su desenlace es imprevisible».»¨Las pretensiones socioculturales y polí­ticas de esos pueblos, sus derechos, van más allá de los temas de interés local y de las reivindicaciones particulares de uno o más grupos, como ocurre con los rarámuris junto con otras etnias y razas.»¨La discusión es de fondo no de maquillaje, fotos, dádivas o mera opinión, la diversidad de México y Chihuahua, exigen profundizar, desde los pueblos mismos, con ellos y para ellos, el respeto, la justicia, la dignidad y la grandeza de nuestras raí­ces étnicas y raciales. Que ese sea el reto de las polí­ticas y de la polí­tica, un reto aplazado por siglos.

Graciela Machuca

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *