Alma delia Murillo(Cada nickname citado en este relato es producto de la torcida imaginación de la autora) í‰rase que se era la era de no ser, la era de aparentar. í‰rase que se era @SoyBrillante, un habitante más de la Tierra. @SoyBrillante vivió a plenitud la era de las redes sociales digitales y evolucionó de Homo sapiens a Homo web. En esta era, la humanidad sufrió una epidemia de pantallas: pequeí±as pantallas en el teléfono, pantallas medianas en las computadoras. Grandes, enormes e inconmensurables pantallas de televisión en las casas. En las calles, en los autos, en la sala de espera del dentista, en el autobús, en las paredes de los restaurantes: pantallas. Resulta lógico que nuestro personaje viviera en una pantallota de plasma, en un cuartote de entretenimiento, en una casota con un creditote hipotecario, en un universo muy pequeí±ito. @SoyBrillante era esencialmente un solitario. Disfrutaba leer, salir a caminar, beber alcohol, fumar y lamer sus heridas emocionales varias veces al dí­a para mantenerlas frescas. También le gustaba la pornografí­a. Y masturbarse. Pero sobre todo, le gustaba aprovechar su fascinante y erudita personalidad digital para conquistar chicas. Lo hací­a constantemente, obsesivamente. No podí­a evitarlo porque con ello se sentí­a pleno, poderoso, capaz de controlar otras mentes, de tener a todas las mujeres a sus pies. Hasta que se sintió tentado a conocer a una de ellas: @SoyPreciosa. Pasó largas noches de insomnio cavilando si invitarla a salir o no, calculando si su frágil corazón tolerarí­a un rechazo. Pasó largas noches contemplándola en su foto de perfil y masturbándose frente a ella. Finalmente decidió que sí­, que lo intentarí­a. Cuando @SoyPreciosa lo miró, fue absolutamente incapaz de disimular su asombro, su incomodidad, su rechazo. @SoyBrillante jamás le dijo que tení­a un sobrepeso de cincuenta kilos, ni que tení­a los dientes completamente oscurecidos por el café y el tabaco. Tampoco le dijo de su pelo escaso, ni de su miopí­a alarmante. Menos le contó de su nariz ligeramente hinchada y enrojecida por el alcohol. Y lo que definitivamente no le contó, fue que tomaba antidepresivos y ansiolí­ticos para sobrellevar su apesadumbrada existencia y mantenerse funcional en este puto mundo. Ay, las expectativas. Nuestra preciosa era bonita, sí­, esperaba otra cosa, sí­. Apenas mirarlo, tomó aire y articuló lo mejor que pudo una frase parecida a ”Voy por cigarros» y no volvió. El prí­ncipe brillante quedó herido de muerte. Y enamorado, o eso creí­a, eso juraba que sentí­a. Le escribió tres mensajes, diez mensajes, cien poemas. Ella no respondió. Y pasó de enamorado a resentido. Toneladas de resentimiento se sumaron al enojo infinito que le consumí­a el alma. Pero hay algo, siempre hay algo que nos obliga a volver. @SoyBrillante regresó: semanas después ya estaba en pleno romance virtual con otra chica a quien llamaremos @SoyPreciosa II. Han acertado si imaginan que se repitió la historia con una precisión diabólica. Seis veces en un aí±o. Gordo y disminuido como un Enrique VIII posmoderno, nuestro personaje decidió ausentarse de la red social que le causaba tanto sufrimiento. Así­ se vengarí­a de todas esas mujeres que lo habí­an rechazado, las harí­a sentir incertidumbre y ansiedad, se volverí­an locas preguntándose dónde estaba. Pero ni preciosa primera, ni segunda, ni sexta se preguntaron por él. Todas respiraron aliviadas. Todas tení­an nuevos amores online que las mantení­an entusiastas y motivadas. La furia de @SoyBrillante se volvió insoportable. Las odió a todas y a todos. Y decidió castigar al mundo por su insensibilidad estúpida y burda. Un martes a las diez de la noche anunció que cometerí­a suicidio digital. Recibió llorosas lamentaciones de algunos seguidores y experimentó un placer desbordante, absoluto. Le sudaban las manos, tuvo mareos y taquicardia, apenas podí­a sostener el vaso de whisky con el que brindó por haber tomado la mejor decisión de su vida. Por un momento se sintió eufórico, enfebrecido, amado. ”Cuenta cancelada» dice su epitafio. ”@TodosMeAman» dice el nickname de su nuevo perfil. ”Medicamento controlado» sigue diciendo su receta del psiquiatra. Qué jodidos estamos, digo yo. @AlmitaDelia

Este contenido ha sido publicado originalmente por SINEMBARGO.MX en la siguiente dirección: http://www.sinembargo.mx/opinion/09-06-2012/7478. Si está pensando en usarlo, debe considerar que está protegido por la Ley. Si lo cita, diga la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. SINEMBARGO.MX

Graciela Machuca

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *