Nuevo comunicado del EZLN: hablan las mujeres zapatistas

0

lajornada

San Cristóbal de las Casas, Chis. En el comunicado ”Los más pequeí±os: El muy largo camino de las zapatistas», el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) dio a conocer los testimonios de mujeres pertenecientes a los cinco caracoles zapatistas sobre su participación directa en las experiencias de gobierno autónomo.

Varias de ellas describen los cambios que se ha logrado impulsar en las comunidades y familias zapatistas en relación a la participación de las mujeres.

Al presentar la ”compartición» de las mujeres zapatistas con pasajes del cuaderno ”Participación de las mujeres en el gobierno autónomo», elsubcomandante Marcos explica que ahí­ ”las compaí±eras hablan de cómo ven su propia historia de lucha como mujeres y, de paso, derrumban algunas de las ideas sexistas, racistas y antizapatistas que, en todo el espectro polí­tico, hay sobre las mujeres, sobre las indí­genas y sobre las zapatistas».

A continuación, el comunicado completo, dentro de la séptima parte de la serie ”Ellos y nosotros», en la que el EZLN ha delineado su posición ante las circunstancias polí­ticas de México, luego de la notable movilización de sus bases de apoyo, 40 mil de las cuales que marcharon en cinco ciudades de Chiapas el pasado 21 de diciembre, marcando lo que muchos han llamado el ”regreso» de los zapatistas.

Como se leerá a continuación, ahí­ han estado todos estos aí±os, construyendo sus formas propias de gobierno comunitario, municipal y regional, con cambios radicales a favor de la igualdad de género.

ELLOS Y NOSOTROS.

VII.- L@s más pequeí±@s 3.

3.- Las Compaí±eras. El muy largo camino de las zapatistas.

Febrero del 2013.

NOTA: A continuación unos fragmentos de la compartición de las mujeres zapatistas, mismos que forman parte del cuaderno de texto ”Participación de las mujeres en el gobierno autónomo”.  En estos fragmentos, las compaí±eras hablan de cómo ven su propia historia de lucha como mujeres y, de paso, derrumban algunas de las ideas sexistas, racistas y antizapatistas que, en todo el espectro polí­tico, hay sobre las mujeres, sobre las indí­genas y sobre las zapatistas.

Buenos dí­as a todas, a todos. Mi nombre es Guadalupe, mi pueblo es Galilea de la región Monterrey, como ustedes escucharon, hay regiones que no tienen municipio autónomo, yo vengo de una región donde no hay municipio autónomo. Mi cargo es promotora de educación y represento al Caracol II ”Resistencia y rebeldí­a por la humanidad», de la zona Altos de Chiapas. Para empezar voy a presentar a ustedes una pequeí±a introducción para que podamos entrar en el tema.

Sabemos que desde el inicio de la vida las mujeres tení­an un papel muy importante en la sociedad, en los pueblos, en las tribus.  Las mujeres no viví­an como vivimos ahora, eran respetadas, eran las más importantes para la conservación de la familia, eran respetadas porque dan la vida así­ como nosotros respetamos ahora a la madre tierra que nos da la vida.  En ese tiempo la mujer tení­a un papel tan importante pero con la historia y con la llegada de la propiedad privada eso se fue cambiando.

La mujer al llegar la propiedad privada fue relegada, pasó a otro plano y llegó lo que llamamos el ”patriarcado» con el despojo de sus derechos de las mujeres, con el despojo de la tierra. Entonces fue con la llegada de la propiedad privada que empezaron a mandar los hombres. Sabemos que con esta llegada de la propiedad privada se dieron tres grandes males, que es la explotación de todos, hombres y mujeres, pero más de las mujeres, como mujeres también somos explotadas por este sistema neoliberal.  También sabemos que con esto llegó la opresión de los hombres hacia las mujeres por ser mujeres y también sufrimos como mujeres en este tiempo la discriminación por ser indí­genas.  Entonces tenemos estos tres grandes males, hay otros pero ahorita no estamos hablando de eso.

Nosotros dentro de la organización, con tanta falta de derechos como mujeres, se vio necesario luchar por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, fue así­ como se dictó nuestra Ley Revolucionaria de Mujeres.  Sabemos que nosotros aquí­ en la Zona Altos tal vez no hemos tenido grandes avances, han sido avances pequeí±os, son lentos pero vamos avanzando, compaí±eras y compaí±eros.

Aquí­ vamos a decir en la Zona Altos cómo es que hemos avanzado con los diferentes niveles, en las diferentes áreas, en los diferentes lugares donde nos toca trabajar. También vamos a decir cómo en la ley revolucionaria hemos visto, hemos analizado, antes de venir aquí­, entre hombres y mujeres analizamos cómo estamos en cada uno de estos puntos de la Ley Revolucionaria de las Mujeres, eso es lo que vamos a decir. Porque es muy importante que en este análisis no sólo participemos las mujeres, también necesitan participar los hombres, para escuchar lo que pensamos, lo que decimos. Porque si estamos hablando de una lucha revolucionaria, una lucha revolucionaria no la hacemos sólo los hombres ni sólo las mujeres, es tarea de todos, es tarea del pueblo y como pueblo habemos nií±os, nií±as, hombres, mujeres, jóvenes, jóvenas, adultos, adultas, ancianos y ancianas. Todos tenemos un lugar en esta lucha y por eso todos debemos participar en este análisis y en las tareas que tenemos pendientes.

(…)

-*-

(…)

Compaí±eros, compaí±eras, mi nombre es Eloí­sa, del pueblo Alemania, municipio San Pedro Michoacán, fui miembro de la Junta de Buen Gobierno, del Caracol I ”Madre de los caracoles. Mar de nuestros sueí±os». Nos toca hablar un poco sobre el tema de las compaí±eras y a mí­ me tocó hablar un poco cómo es que era la participación antes del 94 de las compaí±eras y un poco cómo fuimos avanzando después del 94.

Así­ como platicamos en nuestra zona, que de por sí­ desde un principio nosotras como compaí±eras no participábamos, nuestras compaí±eras de más antes no tení­amos esa idea de que nosotras como compaí±eras podemos participar.  Tení­amos ese pensamiento o esa idea que nosotras las mujeres sólo servimos para el hogar o cuidar los hijos, hacer la comida; tal vez será por la misma ignorancia del capitalismo que eso es lo que tení­amos en la cabeza. Pero también nosotras como mujeres sentí­amos ese temor de no poder hacer cosas fuera del hogar, así­ como también no tení­amos ese espacio de parte de los compaí±eros.

Al igual no tení­amos esa libertad de participar, de hablar, como que se pensaba que los hombres eran más que nosotros. Cuando estamos bajo dominio de nuestros padres, nuestros padres no nos daban esa libertad de salir pues era mucho el machismo que se viví­a antes.  Tal vez los compaí±eros no es porque ellos lo querí­an hacer sino porque tení­an la idea que el mismo capitalismo o el mismo sistema nos lo penetró en la cabeza.  También porque el compaí±ero no está acostumbrado a hacer oficios dentro del hogar, a cuidar los hijos, a lavar la ropa, hacer la comida y eso es lo que le dificulta al compaí±ero hacer los oficios dentro del hogar pues le hace difí­cil cuidar los hijos para que la compaí±era pueda salir a hacer su trabajo.

Como dije antes, las compaí±eras que vivimos bajo dominio de nuestros padres o vivimos todaví­a con nuestros padres, como tenemos un respeto que cuando estamos con nuestros padres, nuestros padres dicen si podemos hacer el trabajo, pues nos vamos a donde queremos hacer el trabajo.  Pero si nuestros padres, a veces que nos dicen no vas a ir, es que a veces le respetamos, también a veces que tenemos en la cabeza que le respetamos a nuestros padres.  Entonces hay veces que nuestros papás no nos saca, también ha pasado que piensan que al sacarnos fuera de nuestras casas como hijas no vamos al trabajo que nos corresponde sino que vamos a hacer otras cosas y después involucramos a los papás en problemas y ya los papás se ocupan a ese espacio a arreglar nuestros diferentes problemas que tenemos como mujeres.  A veces también eso es la idea de nuestros padres o de los esposos, los que ya son parejas, o sea que eso también a veces tienen en la idea los compaí±eros.

(…)

-*-

Compaí±eros y compaí±eras, muy buenas tardes a todos ustedes que hoy aquí­ están presentes. Mi nombre es Andrea, mi pueblo es San Manuel, mi municipio es Francisco Gómez del Caracol III ”La Garrucha». Venimos representando nosotros como compaí±eras de la zona de Garrucha, lo que alcanzamos a expresarnos pues no traemos tantas palabras, casi allá la mayorí­a hablan en tzeltal.

Voy a empezar primero con lo que habí­amos sabido que antes de 94 habí­an sufrido mucho las compaí±eras. Habí­a humillaciones, maltratos, violaciones, pero al gobierno no le importaba eso, su trabajo es nomás destruirnos como mujeres. No le importaba si es que hay una mujer que se enfermaba o pides ayuda o auxilio, eso no le importa.

Pero nosotras como mujeres, ya ahora, ya no podemos dejarnos a eso, tenemos que seguir adelante. En esos tiempos hemos sufrido, así­ es que han comentado las compaí±eras. En esos tiempos que dije que habí­a muchas humillaciones, lo que hací­a el mal gobierno y también los finqueros, ¿qué es lo que hací­an en ese tiempo? Es que a las compaí±eras no las tomaban en cuenta.

¿Esos finqueros qué hací­an? Los tení­an en mozo a los compaí±eros, las compaí±eras se levantaban muy temprano a trabajar y de esa forma todaví­a las pobres mujeres seguí­an trabajando juntamente con los hombres. Habí­a mucha esclavitud, pero compaí±eros, ahora ya no queremos eso, así­ es que ya apareció nuestra participación como compaí±eras.  En ese tiempo no habí­a participación, nos tení­an así­ como ciegos, sin poder hablar.  Pero lo que queremos ahorita es que ya funcione nuestra autonomí­a, queremos que ya participemos nosotras como mujeres, que ya no nos dejemos atrás. Seguiremos adelante para que vea el mal gobierno que ya no nos dejamos explotar como lo hizo con nuestros antepasados. Ya no queremos.

Ya de ahí­ hasta el aí±o de 94 se supo que ya habí­a nuestra ley de mujeres.  Qué bueno, compaí±eros, que ya hubo eso, que ya hemos participado.  Desde ese aí±o ya habí­an salido manifestaciones, ya se ha visto que ya han salido las compaí±eras, por ejemplo en la Consulta Nacional salieron las mujeres también, participaron.  Yo también presenté en ese tiempo, yo tení­a 14 aí±os y presenté la Consulta Nacional. De esa forma, yo no sé ni participar ni hablar, pero sí­ hasta donde pude lo hice, compaí±eros.

Ya lucharon, ya demostraron, ya el gobierno se dio cuenta que también las mujeres ya no se dejaban, seguí­an. Ya ahora, que ya dije que ya queremos que funcione nuestra autonomí­a, y apareció nuestros derechos como mujer, lo que vamos a hacer ahora es ya construir, hacer el trabajo, así­ como dicen que ya es nuestra obligación seguir adelante.

Entonces nosotras que ya ahora estamos aquí­ presentes, no sé si alguna compaí±era que me sucede, una pregunta, si saben quién fue que hizo esa ley revolucionaria.  Si alguien lo quiere responder lo puede responder, porque alguien fue que luchó por eso y alguien fue que defendió por nosotras. ¿Quién fue que luchó por nosotras, compaí±eras? La Comandanta Ramona, fue que hizo ese esfuerzo para nosotras.  Ella no sabí­a leer ni escribir, ni hablar en castilla ¿Y por qué nosotras entonces, compaí±eras, no hacemos ese esfuerzo? Es un ejemplo esa compaí±era que ya hizo el esfuerzo. Ya es ella el ejemplo que vamos a seguir más adelante para hacer más trabajos, demostrar qué es lo que sabemos en nuestra organización.

-*-

Me toca representar a las compaí±eras que van a participar en tema de mujeres, que son 5 compaí±eras que van a participar.  Buenas tardes a todos. Mi nombre es Claudia. y vengo del Caracol IV de Morelia.  Soy base apoyo del pueblo Alemania, región Independencia, municipio autónomo 17 de Noviembre.  Voy a leer un poco, antes de entrar con nuestros subtemas, traigo una introducción.  Voy a leer el escrito porque si digo así­ nomás, ya estando aquí­ enfrente, se me va olvidar lo que voy a decir.

Mucho más antes sufrí­amos por el maltrato y la discriminación, la desigualdad en la casa, en la comunidad.  Siempre sufrí­amos y nos decí­an que éramos un objeto, que no servimos nada, porque así­ nos enseí±aron nuestras abuelas.  Sólo nos enseí±aron a trabajar en la casa, en el campo, cuidar el nií±o, los animales y servir el esposo.

Nunca tuvimos la oportunidad de ir a la escuela, por eso no sabemos leer ni escribir, mucho menos hablar en castilla.  Nos decí­an que una mujer no tiene derecho de participar ni reclamar.  No sabí­amos defendernos ni conocí­amos qué es un derecho.  Así­ fueron educadas nuestras abuelas por sus patrones que eran los rancheros.

Algunas de nosotras ahora todaví­a tenemos esa idea de trabajar sólo en la casa porque así­ vino encadenando este sufrimiento hasta ahora donde estamos.  Pero después de diciembre de 1994 se formaron los municipios autónomos, es ahí­ que empezamos a participar, a conocer cómo hacer los trabajos, gracias a nuestra organización que nos dio un espacio de participación como compaí±eras, pero también gracias a nuestros compaí±eros, a nuestros papás que ya entendieron que sí­ tenemos derecho a hacer los trabajos.

(…)

-*-

Compaí±era Ana. Nuevamente nos toca el turno otra vez a la Zona Norte, ya están acá los participantes que van a hablar de los temas que se analizó allá en nuestro caracol.  Voy a empezar con una introducción.

Hace muchos aí±os atrás existí­a la igualdad entre hombres y mujeres porque no habí­a uno que era más importante que el otro.  Poco a poco empezó la desigualdad con la división del trabajo, cuando los hombres son los que salí­an al campo a cultivar para sus alimentos, salí­an de cacerí­a para completar la alimentación en las familias y las mujeres se quedaban en la casa para dedicar a los trabajos domésticos, así­ como también el hilado, el tejido de la ropa y en la elaboración de utensilios de cocina, como las ollas, vasos, platos de barro.  Más después surgió otra división del trabajo en aquellos que empezaron a dedicarse a la ganaderí­a.  El ganado empezó a servir en forma de dinero ya que lo utilizaban para intercambiar sus productos.  Con el tiempo esta actividad se convirtió como el más importante, más aún cuando empezó a surgir la burguesí­a que se dedicaban a comprar y vender para acumular ganancias.  Todo este trabajo son los hombres quienes lo dedicaban, por eso son los hombres que mandan en la familia, porque él solo conseguí­a para los gastos de la familia y el trabajo de las mujeres no era reconocido como importante, por eso se quedaron como las menos, débiles, incapaces de hacer un trabajo.

Así­ era la costumbre, el modo de vida que trajeron los espaí±oles cuando vinieron a conquistar nuestros pueblos, como ya dijimos anteriormente, que son los frailes quienes nos educaban e instruí­an en sus costumbres y conocimientos.  Desde ahí­ nos enseí±aron que la mujer tení­a que servirle a los hombres y hacerle caso en todo momento cuando da órdenes, y que las mujeres deben cubrir su cabeza con un velo cuando van a la iglesia y que no tiene que fijar su mirada por cualquier lado, tiene que estar agachadito su cabeza. Se consideraba que las mujeres son los que hací­an pecar a los hombres por eso la iglesia no les permití­a que las mujeres vayan a la escuela ni mucho menos ocupar cargos.

Nosotros los pueblos indí­genas lo agarramos como una cultura la forma como los espaí±oles trataban a sus mujeres, por esa razón en las comunidades empezó a surgir la desigualdad entre hombres y mujeres que sigue hasta ahora, como estos ejemplos:

Las mujeres no les permiten ir a la escuela y si una muchacha sale a estudiar era mal vista por la gente de las comunidades. A las nií±as no les dejaban jugar con los nií±os ni tocarles sus juguetes.  El único trabajo que debe hacer las mujeres es en la cocina y a criar hijos.  Las muchachas solteras no tení­an la libertad de salir ni de pasear en la comunidad ni en la ciudad, tení­an que estar encerradas en su casa, y cuando se casaban eran cambiadas por el alcohol y otras mercancí­as, sin que la mujer dé su palabra si está de acuerdo o no, porque no tení­a el derecho de elegir a su pareja.  Cuando ya están casadas no podí­an salir a solas ni hablar con otras personas, más si son hombres.  Existí­a el maltrato de las mujeres por sus maridos y nadie aplicaba justicia, estos maltratos más los realizaban los hombres que toman trago.  Así­ tení­an que vivir toda su vida con sufrimiento y abuso.

Otra de las cosas que hací­an las mamás era instruir a sus hijas en que tienen que servirle la comida a sus hermanos, para que más adelante pueda vivir bien con su esposo y no recibir maltrato, porque se cree que una de las razones del maltrato de la mujer es que no aprendieron a servirle a su marido y hacerle caso en todo lo que el hombre indique.

Pero también nuestros abuelos y abuelas tení­an sus costumbres buenas que siguen practicando hasta ahora, por eso no hay mucha preocupación cuando hay enfermedades, porque conocí­an las plantas medicinales y sabí­an mucho de cómo cuidar la salud.  No se preocupaban por la falta de dinero porque todo lo que necesitaban para la alimentación ellos lo cultivaban, por eso las mujeres de antes eran fuertes, trabajadoras, porque elaboraban su propia ropa, calhidra, aunque no conocí­an su derecho pero pudieron salir adelante.

(…)

-*-

(Continuará…)

Doy fe.

Desde las montaí±as del Sureste Mexicano.

Subcomandante Insurgente Marcos.

México, Febrero del 2013.

Graciela Machuca

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *