Cuba: Diferencias de género condicionan embarazos adolescentes
Por Sara Más
(saramas_2000@yahoo.com)
La Habana, julio.- (Especial de SEMlac).- Detrás del embarazo en la adolescencia, un problema multicausal y con marcadas consecuencias sociales, también se mueven diferencias de género entre muchachas y hombres, confirman estudios y especialistas.
«Esas inequidades y patrones se identifican, por ejemplo, en el inicio de relaciones sexuales tempranas y sin negociación, así como el uso inconsistente de métodos de protección», consideró Grisel Rodríguez, investigadora del Centro de Estudios Demográficos (Cedem), de la Universidad de La Habana.
Rodríguez intervino junto a un grupo de especialistas en el panel «Embarazo adolescente en Cuba», organizado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas y el Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), en la capital cubana, a propósito del 11 de julio, Día Mundial de Población, dedicado internacionalmente este aí±o, a este tema.
La experta abundó que detrás de no pocos embarazos tempranos funcionan también criterios de estabilidad de la pareja con menos de un mes, con el consiguiente retiro del uso del condón y la reproducción de patrones familiares de maternidad adolescente.
En estudios y seguimientos se ha constatado que «no hay un proceso de toma de decisión en el tema de la maternidad adulta y tampoco, por lo tanto, en la adolescencia, donde estos embarazos ocurren casi siempre por ‘accidente'», sostuvo Rodríguez.
Con niveles de fecundidad muy bajos, por debajo del reemplazo desde hace más de tres décadas, la fecundidad cubana sigue siendo temprana, pues aproximadamente 58 por ciento de los nacimientos ocurren en mujeres entre 20 y 29 aí±os de edad.
En ese panorama, la fecundidad adolescente representa el 16 por ciento de la total, con diferencias territoriales y al interior de ese grupo de edades, precisó la especialista.
Tradicionalmente, el embarazo adolescente ha sido superior en las provincias orientales y, respecto a las edades, se mantiene estable entre 12 y 14 aí±os; disminuye ligeramente de 18 a 19 aí±os y crece en el grupo de 15 a 17 aí±os. La edad media ha ido disminuyendo, para ubicarse en 17 aí±os en 2011.
Las alarmas sobre el tema, en el caso de Cuba, no radican particularmente en su magnitud, sino en los factores diversos que lo condicionan y sus consecuencias.
La isla caribeí±a posee una de las tasas de embarazo adolescente más bajas de América Latina y el Caribe, consideró Jesús Robles, coordinador internacional de Programas del Fondo de Población de Naciones Unidas.
En la región, 38 por ciento de las jóvenes y adolescentes se embarazan antes de cumplir los 20 aí±os de edad y casi 20 por ciento de los bebés nacidos vivos son de madres muy jóvenes, a veces casi nií±as.
Sin embargo, «el embarazo en la adolescencia es una alerta encendida que requiere de atención», dijo Robles, al referirse a que ese indicador no tiene el mismo comportamiento que otros, como la mortalidad materna o la infantil, comparables o mejores en Cuba que incluso en países desarrollados.
Para Natividad Guerrero, investigadora que ha dedicado muchos aí±os a los estudios sobre juventud, se trata de un problema de múltiples causas, incluidas las desventajas económicas, la falta de empleo, de grupos de apoyo, carencias afectivas, la inseguridad, la baja autoestima, pobre comunicación en la familia, y otras.
Entre las consecuencias, habló de sueí±os pospuestos, frustraciones personales y sociales, asunción temprana de roles de la adultez, angustia, incertidumbres y finalmente abandono del compaí±ero para recaer la responsabilidad de la crianza y ecuación del bebé en la muchacha y su familia.
Otro aspecto en el que se impone trabajar es en la participación masculina, dijo la doctora Mayda ílvarez, directora del Centro de Estudios de la Mujer de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC). «Se descarga la responsabilidad solo en las muchachas y este es un problema que involucra a ambos sexos», recalcó.
Aunque la decisión de proseguir con un embarazo ataí±e a las mujeres, se constata por estudios y práctica cotidiana que los varones se desentienden y no asumen la responsabilidad que comparten al no prevenir el embarazo indeseado. La mayoría de las veces, termine en aborto o en parto, son las muchachas y sus familias las que encaran el problema.
A especialistas y autoridades de salud les preocupa, igualmente, las elevadas tasas de aborto entre adolescentes, por encima de las tasas generales de la población femenina.
El aborto, que en Cuba no está penalizado y se realiza por personal experimentado, en condiciones adecuadas, «es uno de nuestros éxitos», seí±aló el médico Miguel Sosa Marín.
«Pero también hemos hecho un uso irracional de ese recurso y no les hablamos con soltura a las adolescentes sobre los riesgos a los que se exponen», agregó.
Sosa Marín refirió que en la isla, 63 por ciento de las mujeres en edad fértil tiene más de 30 aí±os y hay una infertilidad de 38 por ciento, cuya mitad se debe a la obstrucción de las trompas, provocadas en muchos casos por abortos.
En 2012 se realizaron 22.424 abortos inducidos en adolescentes, de ellos 54,4 por ciento por vía quirúrgica, la de más alto riesgo, indican datos del Ministerio de Salud Pública.
Ante esos comportamientos, las estrategias del Ministerio de Salud Pública buscan incentivar la educación sexual y planificación familiar de un modo más efectivo, además de propiciar la introducción progresiva de la anticoncepción de emergencia y el aborto con medicamentos.
«No es un asunto que pueda resolverse desde un solo sector», dijo a SEMlac Mayra Rodríguez, subdirectora del Cenesex. «Por eso es tan importante la educación sexual enfocada particularmente hacia esas edades y no vista solo como responsabilidad de una institución, es un asunto de interés social, de todas las personas».
Ello requiere, en su opinión, de la formación de recursos humanos con vistas a trabajar una comunicación acertada. «Partimos de que el embarazo es un derecho de las mujeres, pero esa decisión debe ser responsable e informada», precisó.
«Se necesita de una educación sexual coherente, que incluya a todos los actores socializadoras», insistió a SEMlac Natividad Guerrero, igualmente especialista del Cenesex.
Embarazo adolescente: muchachos demandan más de una mirada
Por Dixie Edith
(dixie@enet.cu)
La Habana, julio (Especial de SEMlac).- La mayoría de los adolescentes varones en Cuba no piensa en ser padres. Según diversas investigaciones, esa posibilidad les parece lejana, distante y ajena a su responsabilidad.
Para Renay Martín, un estudiante de preuniversitario (bachillerato), de 16 aí±os, «el embarazo es un problema de las muchachas», aseguró a SEMlac. «Yo no obligo a mis novias a acostarse conmigo y si quieren usar preservativo, aunque no me gusta, me lo pongo sin chistar; pero si salen embarazadas essu maletín (forma coloquial entre adolescentes para decir su problema)», argumentó.
«El embarazo es un asunto de las mujeres y, aunque uno quiera asumir la parte que le toca, los padres de la muchacha nunca te dejan, la llevan a hacerse un aborto y como si tu no existieras», detalló también a esta agencia José Carlos Almaguer, otro joven capitalino, compaí±ero de aula de Martín.
Opiniones como las de los muchachos interrogados por SEMlac fueron constatadas por la pediatra cubana Laura Alvaré Alvaré, durante el curso de la investigación «Rol del adolescente varón en la anticoncepción», presentado en enero de 2010 en La Habana, durante las sesiones del V Congreso Cubano de Educación, Orientación y Terapia Sexual.
Alvaré exploró aspectos de la conducta sexual de los adolescentes varones en la isla y su postura frente a la anticoncepción, el embarazo y la paternidad.
Sus conclusiones confirmaron un hecho ya documentado por estudios anteriores: la edad de inicio de las relaciones sexuales es baja en el país y, en el caso de los varones, ronda los 14 aí±os.
La mayoría de estos muchachos tuvo su primera relación sin protección y, cuando utilizan el condón, ese uso está condicionado a la prevención de las infecciones de transmisión sexual y no como método anticonceptivo.
Como resultado, los varones responsabilizan a las muchachas del embarazo y, si tienen que tomar partido en alguna decisión, están a favor del aborto. A la par, la paternidad es una meta lejana y distante, de la cual no se sienten responsables.
Paradójicamente, las muchachas y sus familias comparten esta creencia. En las tradiciones cubanas se mantiene el papel de sumisión de la mujer en lo sexual y el embarazo no deseado es considerado por la mujer y por su familia como un problema de ella y no de su pareja, advierte el estudio «El aborto en adolescentes en un contexto legal», de los doctores Luisa ílvarez y Nelli Salomón.
Divulgado en la primera edición de 2012, de la Revista Cubana de Salud Pública, el artículo precisa que, «aunque las leyes cubanas consideran que la fecundidad es deber de ambos miembros de la pareja, para la sociedad, la familia de la mujer es quién debe asumir no solo la responsabilidad de la decisión de ella, sino que la apoya incondicionalmente, mientras la pareja y su familia no la percibe como suya».
ílvarez y Salomón también advierten que, en general, «se conoce muy poco respecto al papel jugado en la práctica del aborto por el varón de la pareja y los indicios llevan a que solo participan la mujer y su familia».
En los pocos casos en que los muchachos comparten su responsabilidad paterna en un embarazo temprano que llega a término, los costos no son menores que para sus compaí±eras de generación.
«Aunque es menos frecuente que los varones tengan participación activa como padres adolescentes, en los casos en que ocurre, el costo psicológico y social también es muy alto: se saltan etapas y rompen con el desarrollo lógico de su edad, sienten que «no encajan» y nuevas obligaciones compiten con las actividades propias del contexto en que viven», aseveró a SEMlac la doctora Grisel Rodríguez Gómez, del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana.
Fecundidad temprana en contexto
Según la más reciente edición del Anuario Demográfico de Cuba, a fines de 2011 la tasa específica de fecundidad para las muchachas entre 15 y 19 aí±os fue de 57,3 nacimientos por cada 1.000 mujeres.
La cifra indica que 16 por ciento de la fecundidad total de la isla corresponde a madres adolescentes.
Muchos elementos apuntan a la necesidad de seguir indagando en este tema, que pone seí±ales de alarma en el panorama sociodemográfico y de salud cubano, alertan especialistas en el país.
En el contexto del embarazo temprano hay abandono escolar y luego maternidad, altas tasas de aborto, inequidades de género que condicionan el inicio de relaciones sexuales sin negociación, uso inconsistente de métodos de protección, errados criterios de lo que significa tener una pareja estable, entre otras amenazas, precisó Rodríguez a SEMlac.
A juicio de la estudiosa Natividad Guerrero, del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), al embarazo temprano debe dársele una mirada también desde lo masculino, porque «son muchos los factores que intervienen en el caso de los varones» y no siempre se tienen en cuenta.
Impactos ocultos
La pediatra Laura Alvaré y otros especialistas en el tema en la isla consideran que la participación de los varones en la anticoncepción y los embarazos adolescentes aún resulta poco investigada e insuficientemente abordada desde las instituciones y programas sociales.
«Se dan muchas cosas por sentado sobre la salud y el desarrollo de los adolescentes varones», asevera otra investigación de esta especialista junto a un equipo de colegas, publicada en 2011 en la Revista de Especialidades Médico-Quirúrgicas que edita en México el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores.
Según ese estudio, la mayoría de las personas supone que los muchachos están bien informados, o que deben estarlo; que no tienen dudas referentes a su sexualidad y conocen a la perfección los cambios que ocurren en sus cuerpos.
Igualmente, asumen que tienen pocas necesidades, enfrentan su emergente sexualidad sin dificultades y que su desarrollo corre pocos riesgos en comparación con las adolescentes mujeres.
Sin embargo, «las investigaciones de esta década sugieren que las necesidades de salud de los hombres, especialmente los adolescentes, son más urgentes de lo que se pensaba», asevera el texto publicado por la revista mexicana.
En línea con el resultado de sus estudios, Alvaré sostiene que en el caso de los varones, sus propias percepciones de la masculinidad los llevan, en no pocos casos, a asumir conductas de riesgo.
Esta situación los lleva cambiar frecuentemente de pareja y no se protegen al tener la relación sexual, por lo que pueden enfermarse o convertirse en padres sin desearlo, según la pediatra y su equipo.
«De los hombres se espera que sean activos, productivos y orientados hacia afuera, a lo externo. Además, debido a la permanencia de patrones sexistas en la educación familiar, se les enseí±a a no valorar el peligro, lo cual los pone en situaciones vulnerables», confirmó a SEMlac la doctora Mayda ílvarez.
Fuentes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) aseveran que entre los adolescentes existen tasas elevadas de accidentalidad e incidencia de las infecciones de transmisión sexual y de VIH/Sida, sostiene el estudio ¿Qué ocurre con los muchachos?, una revisión bibliográfica sobre la salud y el desarrollo de los adolescentes publicada por esta organización internacional en 2007.
En Cuba, las relaciones al interior de la familia, donde predominan la incomunicación y la imposición de deberes y normas por parte de los padres, en detrimento de la conversación y las estrategias de negociación; además de la poca preparación para el momento de la iniciación sexual, también están impactando el perfil del embarazo adolescente, asevera la doctora Luisa ílvarez.
El valor de la educación sexual y de conseguir una comunicación eficaz con muchachas y muchachos, pero desde todos los espacios: familia, escuela, instituciones de salud, entre otras, se alza entonces como reto urgente para la sociedad cubana.
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