Fútbol y prostitución, ¿amistades peligrosas?

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Partidos, samba… ¿y explotación? Cientos de miles de aficionados viajarán a Brasil en un mes con motivo del Mundial de fútbol, mientras las autoridades hacen saltar la alarma sobre el tráfico de mujeres que serán obligadas a prostituirse.

El fútbol es el gran negocio de nuestro tiempo, una afición (para algunos, casi una religión) con beneficios millonarios, donde las más altas (y bajas) pasiones acompaí±an a los triunfos y las derrotas deportivas. Se calcula que más de 600.000 extranjeros volarán a Brasil atraí­dos por el Mundial y, a medida que se aproxima la fecha, se disparan todas las alarmas que relacionan los macroeventos deportivos con la industria sexual.

El Gobierno brasileí±o está especialmente preocupado con ofrecer una imagen de prosperidad y desarrollo de la ciudad de Rí­o y ha iniciado una campaí±a de ”limpieza» que incluye el cierre de algunos burdeles y la obstrucción a la actividad en las calles de muchas prostitutas que, defendiendo que su actividad es legal, han llegado a manifestarse para que no las exilien del centro de la ciudad. Brasil, donde ni la prostitución ni su consumo están penalizados, es uno de los grandes destinos de turismo sexual del mundo, y aunque el Gobierno —ya el presidente Lula da Silva inició campaí±as al respecto— lleva aí±os intentando erradicar la idea de la ”brasileí±a carií±osa de alto voltaje sexual» y la imagen de ”samba y mulatas» que los medios extranjeros suelen propagar, la labor no es fácil. Sin embargo, en los últimos aí±os los funcionarios han adoptado un enfoque agresivo.

Algunas de sus acciones tienen que ver con la comunicación y las relaciones públicas. Por ejemplo, una conocida marca deportiva se ha viso obligada a suprimir de su catálogo unas camisetas que habí­a diseí±ado para el Mundial con ciertas connotaciones sexuales que se han considerado insultantes: en una de ella se podí­a leer ”Yo (sí­mbolo del corazón) Brasil», pero el corazón se asemejaba a los glúteos de una mujer en un biquini; la otra estaba adornada con la frase ”Buscando anotar» y mostraba a una mujer con un biquini y un balón de futbol sobre la palabra ”Brasil». ”La explotación sexual es un crimen inaceptable y no debe confundirse en nunca con ningún tipo de turismo. Queremos dejar claro a nuestros principales socios turí­sticos que Brasil no tolera este tipo de crimen en su territorio», ha afirmado en un comunicado Flavio Dino, presidente del Instituto brasileí±o de Turismo.

Profundizando en esta polí­tica, se ha clausurado y demolido el club más famoso de Copacabana, Help, en cuyo solar se está construyendo el moderní­simo MIS (Museo de Imagen y Sonido), un centro cultural que da una imagen más tecnológica y menos carnal de la ciudad. Pero es difí­cil transformar en virtuosa a una de las metrópolis más sensuales del mundo. Hace unos meses, el antaí±o angelical Justin Bieber fue fotografiado por los paparazzi saliendo del conocido prostí­bulo Centaurus, escondido bajo una sábana. Este club está situado en la zona más exclusiva de Copacabana y, además del cantante canadiense, se ha publicado que algunos jugadores y entrenadores de la selección nacional de fútbol mexicana celebraron en él uno de sus triunfos.

”Hay cierto pánico moral en Rí­o a medida que nos acercamos a los megaeventos deportivos que van a poner los ojos del mundo en Brasil —ha declarado al New York Times la cineasta Laura Murray, que ha documentado la vida de la prostitución local—. Los polí­ticos piensan que tienen la oportunidad de redefinir la ciudad, por lo que están lanzando una ofensiva«. Hace tres aí±os, en los dí­as previos a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible, la policí­a hizo redadas en más de 10 burdeles y clubes nocturnos, incluyendo el Centaurus, donde la policí­a encontró grandes sumas de dinero. Pero un juez acabó frustrando esta campaí±a por considerarla represiva y el Centaurus continuó abierto y con su próspero negocio.

Además, frente a la avalancha que se espera de turistas atraí­dos por el fútbol, el Gobierno dice estar especialmente preocupado con la vulnerabilidad de los menores y ya ha informado a todas las embajadas de los paí­ses que disputarán el Mundial que ”los turistas serán bienvenidos», pero que Brasil será ”muy riguroso» en el combate de la prostitución infantil.

Amenazados. Según UNICEF, en Brasil hay más de 250.000 nií±os explotados en la prostitución. Es el segundo paí­s del mundo, tras Tailandia, más afectado por este drama vinculado a la pobreza. De hecho, el diario O Globo publicó recientemente que en algunas de las 12 ciudades que serán sedes del Mundial ya operan redes volcadas a la captación de nií±as y nií±os dispuestos a prostituirse.

Anna Flora Wernack, coordinadora de la ONG Childhood, dijo a este periódico que muchos jóvenes ”saldrán del interior del paí­s con la ilusión de ver un partido o participar en la fiesta, pero muchos no tendrán donde quedarse y serán más vulnerables a las redes de prostitución». Wernack también ha criticado la decisión adoptada por la mayorí­a de las sedes del Mundial, que han declarado vacaciones escolares a lo largo de todo el torneo.

”Esperamos que esa medida sea revisada, porque la escuela es un punto de apoyo importante que está siendo descartado en forma muy peligrosa por el poder público», ha indicado Wernack. Claudio Angelo, desde el departamento de Comunicación del Ministerio de Turismo en Brasilea, afirma que ”pese a los esfuerzos para hacer frente a este problema, se ha demostrado el incremento en la prostitución como consecuencia de los grandes encuentros deportivos, aunque no creo que en este sentido seamos diferentes a otros paí­ses. Hay al menos un estudio que demuestra que en Brasil existe una correlación entre el aumento de turistas y el incremento de explotación sexual de nií±os y jóvenes — explica Angelo—.

La correlación es mayor en las zonas donde el desarrollo es más bajo: en el Estado de Bahí­a se produjo una denuncia de explotación sexual por cada 371 turistas extranjeros, mientras que en Sao Paulo respondí­a a cada 2.567 visitantes. Al poder público nos corresponde prevenir ese problema». El estudio al que se refiere Angelo lo publicó en octubre de 2011 el Consejo para Asuntos Hemisféricos de las Américas. En él se afirma que ”cada vez que se produce un gran evento deportivo, sean las Olimpiadas, la Copa del Mundo o la Super Bowl, el tráfico ilegal de personas florece, con beneficios millonarios para las redes de trata.

Con los ojos abiertos. Con las miles de personas que van a asistir a la Copa del Mundo 2014 y a las Olimpiadas 2016, Brasil tiene un difí­cil camino por delante, no solamente en términos de pacificación de favelas e infraestructura, también en el aspecto social de combatir el tráfico de nií±os para la explotación y el turismo sexual». Para conseguirlo, el Ministerio trabaja desde principios del aí±o en la ”Prevención para la Copa 2014″.

Desde la web oficial de la Copa del Mundo 2014, se distribuye información, pegatinas y carteles en los que se advierte que el ejercicio o connivencia en el tráfico de personas, sobre todo jóvenes y nií±os, está penado, y anima a denunciar estos hecho llamando a las autoridades policiales.

¿Está justificada tanta preocupación? En Brasil, donde las prostitutas están consideradas legalmente como trabajadoras (con lo que eso conlleva de impuestos y derechos) hay sectores que consideran estas campaí±as como alarmistas y represoras. Para Gabriela Leite, fundadora de Davida, una ONG que trabaja en los ámbitos de la prostitución, derechos civiles y salud, ”la explotación sexual de mujeres nada tiene que ver con el trabajo sexual, que responde a un trato comercial entre las partes.

Todo acto sexual sin el consentimiento de una de las partes es explotación sexual, tanto la que se perpetra dentro de la casa como en cualquier otro espacio. La complicación surge cuando las autoridades meten en el mismo saco la explotación/esclavitud y las migraciones por motivos de trabajo».

¿Perseguidas? Gabriela, que en los aí±os 70 cambió la facultad de Sociologí­a por la prostitución, presentó su candidatura como diputada por el Partido Verde en 2010 (experiencia que recoge el documental italiano ”Un beso para Gabriela»), y siempre se ha manifestado orgullosa de su pasado. De hecho, su eslogan de campaí±a fue el provocador ”Puta diputada». Gabriela decidió contar su historia en el libro ”Hija, madre, abuela y puta» y ha mostrado su apoyo a las prostitutas que se sienten perseguidas por estas campaí±as que ellas consideran de ”higienización».

Ella considera que la sociedad brasileí±a pasa por un momento moralista y está convencida de que las alarmas sobre tráfico de mujeres y explotación sexual durante la Copa del Mundo son un pretexto para reprimir la prostitución y los flujos migratorios. Lo cierto es que, también desde el mundo del fútbol, son muchas las voces que consideran injusta la vinculación de trata de mujeres y deporte.

En Alemania, en 2005 comenzaron a circular informaciones sobre la llegada de 40.000 mujeres traficadas que serí­an obligadas a prostituirse durante los eventos del Mundial 2006. De los muchos trabajos publicados sobre aquel evento, solo uno, realizado por la ONG canadiense The Future Group, concluyó rotundo que sí­ ”hubo un aumento de la demanda [de prostitutas]» pero no de la trata de blancas hacia el paí­s. Sin embargo, en 2010, de nuevo, se volvió a publicar que 40.000 esclavas sexuales llegarí­an a Sudáfrica para una orgí­a futbolí­stico- sexual, lo que provocó una alarma mayor si cabe al tratarse de un paí­s golpeado por el sida.

Tanto es así­ que el Reino Unido envió 42 millones de condones tras la advertencia del presidente Zuma de que harí­an falta 1.000 millones de preservativos para atender la avalancha de prostitutas y futboleros ávidos de sexo. Sin embargo, otra vez, un estudio de SWAT (Sex Work Education Advocay Network) desmintieron a la asociación de los grandes eventos deportivos y el tráfico de mujeres para su explotación sexual, destacando la histeria y el sensacionalismo sobre la oferta y demanda sobre la llamada ”industria» del sexo.

Ví­ctimas. Lo cierto es que no existe un consenso en la definición del delito de tráfico humano con fines de explotación sexual, lo que dificulta su gestión y aumenta el riesgo de que las personas que se encuentran en peligro reciban ayuda. ”Es fundamental no victimizar a las prostitutas considerando que no han tenido otras oportunidades —dice la diputada por Rí­o Iníªs Pandeló, del partido del Gobierno—. La profesión es más compleja y pasa por una profunda discusión sin hipocresí­as. Desgraciadamente, el tráfico de personas sigue existiendo. Nuestra preocupación es no alarmar a nadie, pero sí­ prevenir que no se produzca un aumento de este crimen», concluye.

‘Do you speak english?’

Más allá de los planes y de los anuncios del Gobierno que preside Dilma Rousseff contra la lacra de la explotación sexual, el negocio legal de la prostitución se frota las manos con el inminente Mundial y espera grandes benefi cios gracias a una clientela alentada por ”el ardor» de las gradas. El aí±o pasado se supo que, para mejorar sus servicios, las prostitutas de Belo Horizonte (una ciudad de dos millones de habitantes donde se calcula que hay 80.000 meretrices) iban a aprender inglés gracias a unos cursos impartidos por su asociación. Las clases de inglés básico incluí­an una demostración con objetos de tiendas eróticas, para que aprendieran el vocabulario sexual básico. Unas 300 prostitutas se inscribieron en los cursos, a pesar de que, en un principio, solo habí­a capacidad para 20 estudiantes.

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Graciela Machuca

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