Jesus Lemus Barajas.—-

 

La corrupción y la falta de apoyos al campo, sumado al abandono en el que se encuentran los trabajadores agrí­colas, están empujando a la industria azucarera a encarar su peor crisis en su historia.

El ciclo pasado, con la operación dispuesta de los 58 ingenios que se extienden en 15 estados del paí­s, la producción de azúcar alcanzó el nivel de los 6 millones 056 mil toneladas, cuando la cifra se habí­a estimado en cerca de los 7 millones de toneladas de azúcar.

A unos dí­as del cierre de ciclo, se espera que la producción de endulzante caiga en por lo menos un 10 por ciento.

Manuel Montes de Oca, lí­der de la Unión de Productores de Caí±a de Vara Dulce de Morelos, advierte que México podrí­a perder el liderazgo mundial que mantiene en la producción de azúcar, si el Gobierno federal no interviene para poner orden en la producción, cosecha y molienda de caí±a.

La reducción de hasta un 12 por ciento en la superficie de terrenos con cultivos de caí±a, es el primer efecto como resultado de la corrupción que impera en la industria azucarera.
Esto, dice el productor, impactará en los volúmenes finales de azúcar que se contabilizarán a finales del este mes, cuando se dé por concluido el periodo de zafra.

La polí­tica oficial que se siente en el campo, asegura, es de abandono.

”El campo se ha dejado de ver como una empresa, y la politización del mismo es lo que ha llevado a la crisis que ya se comienza a asomar», explica Abraham Jiménez Castro, asesor técnico de la Unión de Productores.

La única semilla que está germinando en el campo mexicano, es la de la corrupción, indica, que ha hecho que cada vez sea menos el número de productores que le apuesta a la siembra de caí±a.

Hasta el 2011, el número estimado de caí±eros en el paí­s era de 210 mil. A la fecha se calcula que son menos de 170 mil los productores de que intentan sobrevivir.

Otra cara del problema

Cada vez son menos los trabajadores que se involucran en el proceso de producción caí±era. El número de cortadores de caí±a ha disminuido drásticamente en los últimos 4 aí±os.

La causa principal son los bajos salarios a los que se empuja a los productores a desistir, ante lo sacrificado de las utilidades.

En todo el paí­s se estima que son más de un millón 200 mil los trabajadores que se emplean en el corte de caí±a.

La mayorí­a son indí­genas que son contratados por organizaciones y sindicatos agrí­colas, a los que se les paga un salario de 35 pesos por cada tonelada de caí±a cortada a machete.

En el mejor de los casos un trabajador realiza en forma diaria, en una jornada de 12 horas, el corte de entre 4 y 5 toneladas, para lograr un sueldo diario de 175 pesos.

Aunque las organizaciones agrí­colas que los contratan cobran por las cuotas de acceso al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), la mayorí­a de los cortadores de caí±a no cuentan con servicios médicos de esa institución.

La tecnificación del campo, impulsada por organizaciones agrí­colas como la Confederación Nacional Campesina (CNC), ha comenzado a desplazar la escasa mano de obra que intenta sobrevivir del corte de caí±a, empujando a la baja los salarios de esos trabajadores.

La CNC es la principal promotora a nivel nacional para la puesta en operación de maquinaria de origen cubano que realiza el corte de caí±a, sin la necesidad de intervención de los cortadores. Una máquina de las llamadas ”cubanas» corta en una hora la superficie de caí±a una hectárea que ocuparí­a a cinco hombres para realizar el trabajo en cinco horas.

La situación a la que se ha llevado a la industria de del azúcar no es fortuita, sino que es el resultado de un cacicazgo totalizador, asegura Manuel Montes de Oca.

”Hablamos de un modelo que beneficia solo a unos pocos y deja desamparados a la mayorí­a, pues son algunos lí­deres de organizaciones productoras y gerentes de las empresas privadas, que controlan los ingenios, quienes se están enriqueciendo con el trabajo de los productores de caí±a», dice el lí­der azucarero.

Corrupción lacerante

Las ”alianzas estratégicas» entre organizaciones agrí­colas, como la CNC y la Confederación Nacional de Productores Rurales (CNPR), con las gerencias de los ingenios que operan en todo el paí­s, ha hecho que prolifere la corrupción en el manejo de la zafra, asegura Manuel Montes de Oca.

El lí­der de la Unión de Productores de Caí±a de Vara Dulce de Morelos agrega que esa alianza es la que ha hecho posible que cientos de productores de caí±a desistan de su vocación.

La CNC y la CNPR están aplicando cobros a los productores de caí±a por renglones que se reclaman en favor de los cortados, pero que no se aplican en ningún momento, indicó.

”Se están llevando el dinero de los productores y de los cortadores de caí±a, para su bolsillos. Eso lo hacen con el apoyo de algunos gerentes de los ingenios», dice.

El caso concreto, agrega, es el de Morelos en donde el lí­der de la CNC, Pedro Ocampo ílvarez, y el de la CNPR, Aristeo Rodrí­guez Barrera, están coludidos con el gerente del ingenio ”Emiliano Zapata» de Zacatepec, del grupo Beta San Miguel, Ramiro Ochoa Zavala, para aplicar cobros a los productores que nunca se aplican en favor de los cortadores de caí±a.

Los renglones que se están cobrando y que no se reflejan en un bienestar social, son el de ”Rehabilitación Caminos», ”Gastos Funerarios», ”Cuotas al IMSS» y ”Apoyos a Comités Auxiliares», insiste.

Por esos renglones, cada uno de los 4 mil 900 productores de caí±a tiene que pagar cantidades que van desde los 11 hasta los 27 pesos, por zafra, dice Montes de Oca.

El caso más escandaloso de corrupción es el detectado en el renglón de las ”Cuotas al IMSS», detalla.

Graciela Machuca

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