Muere Sydney Schanberg, el periodista cuya obra inspiró la pelí­cula «Los gritos del silencio»

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Sydney Schanberg
Sydney Schanberg miraba a las cámaras de sus colegas en 1991.

El periodista estadounidense Sydney Schanberg, cuyas crónicas y reportajes inspiraron la pelí­cula «Los gritos del silencio» («The Killing Fields»), murió a los 82 aí±os, de acuerdo con información que publica The New York Times.

Schanberg trabajó para ese medio de comunicación y ganó el Premio Pulitzer por su cobertura de la caí­da de Camboya en manos del Jemer Rojo en 1975.

El reportero falleció en Poughkeepsie, Estados Unidos, tras sufrir un ataque cardiaco esta semana.

La trágica experiencia de su colega Dith Pran bajo el régimen, considerado uno de los más brutales del siglo XX, inspiró su trabajo.

El fotógrafo periodí­stico, quien habí­a nacido en Camboya y tení­a nacionalidad estadounidense, no pudo abandonar el paí­s, a diferencia de Schanberg.

Pran le salvó la vida a Schanberg, cuando, junto a otros corresponsales occidentales, fueron capturados por los Jemeres Rojos, hablando rápido y persuadiendo a los soldados para evitar que les disparasen.

Pran tuvo que sufrir cuatro aí±os de torturas y hambre antes de poder escapar a Tailandia.

Durante el régimen del Jemer Rojo, que gobernó Camboya entre 1975 y 1979,murieron más de un millón de personas como consecuencia del hambre, exceso de trabajo y ejecuciones.

«Mi hermano»

En 2008, Pran murió de un cáncer de páncreas en un hospital de Nueva Jersey, Estados Unidos, a la edad de 65 aí±os.

Junto a Schanberg fueron a Camboya en 1975 para informar sobre la caí­da de Phnom Penh a manos de las fuerzas Jemer.

En 1980, Schanberg describió el calvario de su amigo en un reportaje para una revista y después en un libro, que sirvió de base para «Los Gritos del Silencio».

La pelí­cula, que fue estrenada en 1984, fue dirigida por Roland Joffé y ganó tres premios Oscar.

«Pran era un verdadero reportero, un luchador por la verdad y por su gente«, afirmó Shanberg a una agencia de noticias.

«Cuando el cáncer atacó, él volvió a luchar por su vida. Y lo hizo con la misma calma, coraje y espí­ritu positivo budista que hizo que mi hermano fuera tan especial», aí±adió.

Graciela Machuca

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