Asesorí­a no pedida para que la verificadora verifique

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Miradas de Reportero

Por Rogelio Hernández López

Estimado Jesús Ramí­rez Cuevas, Coordinador General de Comunicación Social y Vocero de la Presidencia de la República: ignoro si fuiste quien propuso el nombramiento de tu directora de Redes, Ana Elizabeth Garcí­a Vilchis, quien le encargó la compleja difí­cil e ingrata tarea de ubicar quién es quién en las mentiras de prensa y además difundirlo en las conferencias del Presidente, pero sin la capacitación necesaria ni el equipo humano especializado.

Independientemente de quien haya hecho esa designación, me parece que fue muy injusto para ella conducirla a una inmersión prematura en el complejo mar del periodismo mexicano, ahora cuando lo agitan olas muy embravecidas.

Deseo defenderla, porque parece crueldad encargarle esa tarea sin comprobar que cuenta con la capacitación suficiente, que tampoco tenga quien le verifique que sus seí±alamientos cumplan con un método de análisis de la información y que se apeguen a los objetivos formales y reales de esta nueva modalidad de comunicación polí­tica.

Por ejemplo, en su cuarta aparición del 21 de julio Ana Elizabeth acusó a Julio Astillero de dar dos noticias falsas sin antes verificar que el reportero columnista antes habí­a presentado los testimonios y documentos que respaldan esa información y que además demuestran una realidad más compleja, que el fondo es un proceso de confabulación para que comuneros sean despojados de un gran terreno para convertirlo en desarrollo inmobiliario.

Ana Elizabeth quiso desmentir esa información leyendo boletines oficiales, pero sin precisarlo; nadie le advirtió que los boletines suelen ser solo la cara más formal de una realidad siempre poliédrica. Quedó la impresión de ignorancia, de que si alguien quiere entender una nota de prensa deben observarse el medio, al autor, antecedentes, contextos y significancias mayores a las obvias.

Lo peor no es la parcialidad de sus datos que supuestamente desmienten, sino que en este caso no supo distinguir que Julio Astillero no forma parte de esa ola braví­a de adversarios al proyecto de transformación del Presidente, que es un periodista con más de 40 aí±os de experiencia (crí­tico por definición) independiente de los medios corporativos, que ha ganado aceptación y credibilidad en sus plataformas digitales y que la mayorí­a de sus muchos seguidores lo consideran aliado de la 4T. Ella erró, también en esto.

Distinguir al periodista profesional 

Aclaro que, al igual de muchos periodistas profesionales yo he escrito con sinceridad que celebro esta nueva forma de comunicación polí­tica de ”las maí±aneras» porque sí­ ha logrado ampliar los canales de información para mucha gente que no se atendí­a en demasiados medios privados y públicos, que por eso ha logrado ampliar el interés en la participación polí­tica; también porque así­ se difumina otro poco el arraigado sistema de conveniencias mutuas entre gobiernos (incluidos los estatales) con los empresarios de la mayorí­a de medios convencionales, especialmente los corporativos, que se han dejado domeí±ar por el interés económico e incumplen con el servicio social de informar responsablemente.

Sabemos que el objetivo formal de las ”maí±aneras» es intentar mostrar información mentirosa en la prensa para que medios y periodistas actúen con más ética profesional. Igual sabemos que el objetivo real es dar batallas cotidianamente, en ese campo polí­tico que es la atmósfera mediática, enfrentar a empresas de prensa, columnistas y opinadores que decidieron ser adversarios polí­ticos y no dar tregua a ningún yerro grande, minúsculo o irreal para demeritar, con razones o sin ellas, toda acción del titular del Poder Ejecutivo y su equipo gobernante.

Ese segmento más nuevo de las ”maí±aneras» (el Quién es quién en las mentiras de prensa), puede hacerse mucho mejor y lastimar menos a medios y periodistas con ética profesional. Cada seí±alamiento poco fundamentado y desde esa tribuna impacta la fortaleza de la credibilidad que se han ganado durante aí±os y vulnerabiliza a los seí±alados al colocarlos como objetivo de potenciales agresores.

Entre periodistas si sabemos ubicar a los medios, así­ como a las y los colegas que optaron por ser adversarios del gobierno federal actual. La mayorí­a ya han sido seí±alados en las cuatro presentaciones de Ana Elizabeth: Carlos Loret, López-Dóriga, el payaso Brozo y otros con menos apoyos que decidieron ser opositores, pero con opiniones lapidarias y denostadoras, demasiadas veces encubiertas de información intencionalmente incompleta y sesgada.

Pero no son así­ todos los medios y periodistas ahí­ seí±alados. Muchos de este gran universo se apegan a los mí­nimos éticos y cuando hacen crí­ticas estas son sinceras para identificar errores y malas prácticas de gobernantes y otros poderes de este sexenio y de los anteriores. Hay que distinguir información y opiniones, así­ como a los autores.

Métodos mí­nimos

Para poder diferenciar a unos de otros, una manera es haberse desarrollado como periodista, conocer y sufrir este medio ambiente que es bastante complejo. Y para quienes no han tenido esta experiencia siempre es posible capacitarse con métodos, técnicas y apoyarse en personas calificadas.

Entre periodistas profesionales veteranos sabemos cuáles son pautas éticas básicas para el manejo de la información, para que esta sea lo más cercana a lo veraz, a lo verosí­mil. Al leer, escuchar o ver noticias seguimos, como mí­nimo estos pasos:

Ubicar al medio y su seriedad; ubicar al reportero o reportera y su trayectoria; identificar el perfil o calidad de sus fuentes informativas; evaluar si se sustentan con datos suficientes y verificados tanto la cabeza o tí­tulo principal, así­ como la forma de estructurar y redactar la noticia o comentario. 

Y quien no sea periodista de formación o trayectoria y tenga la tarea de monitorear información, analizarla y distinguir cuando sea falsa, sesgada o inventada, insisto que hay métodos y gente suficientemente preparada para hacerlo en universidades o en empresas especializadas. Sus métodos son más complejos y a la vez más rigurosos cientí­ficamente porque analizar una noticia tiene muchas aspectos y variables para entenderla y calificarla.

Por Ejemplo, en Estados Unidos, como reacción a la primera fase del gobierno de Donald Trump el Centro de Polí­ticas Públicas Annenberg de la Universidad de Pennsylvania decidió crear el programa FactCheck y tras varios aí±os de trabajo presentó un listado de ocho recomendaciones, para ayudar a verificadores de noticias de otros paí­ses.

Conviene recomendar eso que llaman: ”nuestros consejos sobre cómo detectar una falsificación de noticias:» 

Estudie la fuente (investigué sobre el medio);

¿Quién es el autor?(¿Es fiable? ¿Es real?);

Compruebe la fecha(No siempre lo viejo es relevante para lo actual);

Considere su sesgo(Tome en cuenta sus creencias);

Lea más allá(¿Cuál es la historia completa?); 

Fuentes adicionales(Compruebe fuentes y que haya datos que avalen la información);

¿Es una broma?(Investigue si es un sitio web de sátira);

Pregunte al experto(consulte a un sitio web de verificación). (ver: https://www.factcheck.org/about/our-mission/)

A propósito de esta última recomendación, hay otra pauta ética entre periodistas profesionales:

Los periodistas no podemos saber todo de todo, pero si estamos obligados a saber quién sí­ lo sabe.

Estimado Jesús. Por todo lo anterior quiero terminar mi defensa de Ana Elizabeth Garcí­a Vilchis, y esta asesorí­a no pedida, resaltando la percepción que nos ha dejado en sus cuatro apariciones en el atril del Presidente: muestra nerviosismo e inseguridad, como quien sufre al hacer algo poco experimentado. Sólo ella sabe cómo se siente en esos momentos o cada vez que mira el cúmulo de crí­ticas y descalificaciones por su desempeí±o. 

Una colega comentó que a Ana Elizabeth la echaron al mar abruptamente sin enseí±arle métodos y técnicas para nadar allí­. Aún es tiempo de corregir para que esa tarea cumpla con sus objetivos tanto el formal como el real. Hay derecho para hacerla y existen recursos para realizarla mejor.

Graciela Machuca

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