Semana Santa 2023, temporada vacacional que se recordará en Quintana Roo por más de una veintena de asesinatos en áreas turísticas

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Necesariamente Incómoda 

Graciela Machuca Martínez 

Los múltiples hechos de violencia que se registraron en Quintana Roo durante la Semana Santa, desafortunadamente, mostraron la realidad que vive la entidad y que no se trata de una campaña de desprestigio al gobierno estatal, sino una evidencia que a los tres niveles de gobierno ya se le salió de control la seguridad pública, que son otros actores de la sociedad los que inciden en lo que pasa o deja de pasar en las calles, con las vidas y el patrimonio de las familias quintanarroenses.

Cancún, Playa del Carmen, Isla Mujeres y Tulum, son los destinos turísticos que fueron escenarios de asesinatos, lesiones dolosas, extorsiones, robos, asaltos, mientras miles de turistas disfrutaban de las bellezas naturales y servicios turísticos.

Del 3 al 9 de abril, se acumularon cifras de asesinatos que van de los 23 a 25 en sitios públicos donde las escenas de violencia fueron vistas por propios y extraños, la impresión de escuchar disparos y luego ver a cuerpos inertes no son las experiencias que el visitante busca vivir cuando viene a Quintana Roo, quizás haya algunos cuantos que les guste el turismo extremo por los rincones de México, pero ese no es el turismo que vende Quintana Roo.
Las cifras alegres de la derrama económica por la ocupación hotelera a su máxima expresión no compensan el impacto que el estado de violencia está causando en el tejido social de Quintana Roo donde el número de huérfanos y viudas va en aumento, madres, hijas, hermanas, abuelas, lloran a sus seres queridos; familias que pierden sus patrimonios, personas que terminan en la cárcel, otras que logran huir o convalecen en los hospitales.

Estas víctimas no se reducen únicamente a los muertos, sino a sus familias completas, a sus círculos cercanos, a lo que se le suma el miedo, el terror, la impotencia de la población quintanarroense que de manera directa o indirecta sufre las consecuencias. El número de negocios que cierran sus puertas por las extorsiones o porque sus propietarios decidieron irse por miedo o porqué tuvieron un destino fatal, los desaparecieron, balearon o quemaron sus negocios.

Al inicio de la Semana Santa se anunció que el número de efectivos de la guardia nacional se incrementarían para dar seguridad en la mayoría de los destinos turísticos, se anunció con bombo y platillo que las policías municipales, las estatales se coordinarían con el Ejército Mexicano, la Marina y la Guardia Nacional para poner en marcha operativos de seguridad, pero como siempre estas movilizaciones policiales y militares no sirven para nada en materia de prevención o disuasión, porque sus elementos solo llegan a resguardad la escena del crimen, a cuidar a los muertos para que los agresores no se los vayan a llevar.

A las 23 o 25 personas asesinadas en Quintana Roo del 3 al 9 de abril se suman al menos cuatro más el día 10 de abril, la tendencia indica que abril terminaría siendo el mes más sangriento para el estado durante el 2023, desde luego que el pueblo no se merece este tipo de escenarios, simplemente porque desde los tres niveles de gobierno solo hay demagogia y las personas gobernantes tienen amarradas las manos ante el poder y la infiltración de la delincuencia organizada en la estructura de la administración pública, negarlo, es perder el tiempo, es hora que se acepte la realidad y se asesoren por expertos para resolver la situación de fondo, bueno, eso, si en verdad quieren resolver la crisis.

Según recuentos de prensa Cancún se llevó el primer lugar con al menos 15 personas asesinadas en la vía pública en el referido periodo, seguido de los municipios de Solidaridad, Tulum e Isla Mujeres.

El día lunes 3, en Cancún, en un área contigua a una playa fueron asesinadas cuatro personas, de las cuales se dijo después que formaban parte de una organización criminal y con ello, es garantía que no se les haga justicia, además, a tres de las mismas se les señaló como desertoras del Ejército Mexicano. En el mismo día, una persona fue asesinada en la SM 75 y una más resultó lesionada; la noche cerró con otro asesinato en la zona de Villas del Mar.

Las víctimas mortales fueron contabilizándose una a una a lo largo de la Semana Mayor, mientras que las corporaciones policiales y militares solo anduvieron como rehiletes de un lado a otro asegurando escenas del crimen, si ese es su papel ya no tiene caso que gasten recursos públicos en logística, mejor, que se queden esperando en sus cuarteles el llamado de la ciudadanía a través del 9-1-1-.

Un caso que evidencia que las autoridades locales hacen hasta lo imposible para que las cifras de asesinatos no sean reales, es el relacionado al homicidio doloso de un hombre en Isla Mujeres el pasado fin de semana, donde la policía municipal reportó que había perdido la vida por atropellamiento e incluso detuvieron a una mujer como presunta responsable.

Le correspondió al fiscal del Estado Oscar Montes de Oca Rosales dar a conocer que el hombre perdió la vida a causa de las lesiones por impactos de bala que recibió.

De acuerdo a la necropsia y otros peritajes realizados, la víctima ya había muerto a consecuencia de los impactos de bala, cuando la mujer lo atropelló.

El fiscal dijo: “Al seguirse el procedimiento respectivo, la mujer que conducía el automóvil fue detenida, por tratarse de un hecho flagrante y con apariencia de delito, lo que justifica la puesta a disposición ante el Ministerio Público, una vez que se conoció la causa de muerte, la conductora fue liberada”.

¿El gobierno del estado ya tendrá una estrategia para revertir esta tendencia de muerte en Quintana Roo?

Graciela Machuca

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