A pesar de sus malos resultados, Lili Campos y Laura Beristain insisten en seguir gobernando Solidaridad

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Necesariamente Incómoda

Graciela Machuca Martínez

En días pasados estuvieron en Quintana Roo las aspirantes a la presidencia de la república Xóchilt Gálvez Ruiz y Claudia Sheinbaum Pardo, desde luego que quienes andan en busca de algún cargo en el Congreso de la Unión, en el Congreso local o en un ayuntamiento, ni tardos ni perezosos buscaron la fotografía del recuerdo para intentar convencer al electorado que forman parte del círculo cercano de ambas mujeres, de las cuales, una será presidenta de la república, si los resultados de las dos coaliciones de partidos siguen la tendencia que han presentado hasta el momento.

Independientemente, de quien gane la elección presidencial tanto Gálvez como Sheinbaum ya cuentan con el poder suficiente para incidir relativamente en quienes podrán integrar las listas de las candidaturas a los puestos de elección popular que se disputarán en los comicios del dos de junio de 2024.

Desde luego que esta facultad la tienen acotada Sheinbaum por la influencia autoritaria del presidente de la república en MORENA y la de las dirigencias de los partidos Acción Nacional, Revolucionario Institucional y de la Revolución Democrática para Gálvez. Después que ambas coaliciones cumplan con las formalidades a las que se comprometieron ante el Instituto Nacional Electoral (INE) y ante sus militancias, las negociaciones estarán a su máxima expresión para dividirse las candidaturas en aras de mantener la unidad que esté en riesgo de romperse ante la inconformidad de los aspirantes y grupos que no habrán ganado con la candidatura presidencial.

La endeble estructura electoral de todos los partidos políticos en México, la falta de cohesión ideológica y su pragmatismo los vulnera, y a varios rumbo a la extinción, pero para salvar los salvable, la moneda de cambio serán los cargos de representación popular que se supone que le pertenecen a la ciudadanía, al pueblo, para que esté representado en los congresos federal y estatales, así como en los ayuntamientos y en las gubernaturas que están en juego, sin embargo, estos cargos de elección popular están embargados por la clase política del país.

El primer domingo del mes de junio de 2024, quienes vayamos a votar o lo que opten por el abstencionismo solo validaremos los acuerdos tomados semanas antes de que inicie el periodo formal de campañas de acuerdo al calendario definido por el INE.

Desde luego que será una gran jornada electoral por ser la primera en la que confluyen las elecciones para tantos representantes populares, una agenda que se vino trabajando desde hace muchos años para garantizar un ahorro presupuestal, esperamos que los partidos políticos, a la hora de discutir sus prerrogativas en los presupuestos de egresos para el próximo año actúen congruentemente.

El dos de junio de 2024, además, de la persona que encabezará el Poder Ejecutivo Federal, en México se elegirán a 128 senadores y 500 diputados federales, además, se renovarán renovarán nueve gubernaturas y 30 congresos locales, más la mayoría de los ayuntamientos.

La lista nominal de electores estará integrada por unos 95 millones de mexicanas y mexicanos, por lo que se espera, de acuerdo al historial de votación reciente, que por lo menos acuda a las urnas el 60 por ciento del electorado.

En Quintana Roo la repartición de cargos de elección popular no es nada despreciable, debido a que están en juego las tres senadurías (dos de mayoría y una para la primera minoría); cuatro diputaciones federales de mayoría relativa; 11 presidencias municipales; 25 diputaciones locales; 11 sindicaturas; 107 regidurías.

El 6 de julio pasado, el Congreso de Quintana Roo decidió que el proceso electoral de la entidad iniciará para el mes de enero de 2024 y no en octubre como estaba planeado, para lo cual tuvo que reformar la Ley de Instituciones y Procedimientos Electorales en sus Artículos 135, 265, segundo párrafo del Artículo 266 y una adición en el Artículo 265 Bis.

Regresando a las visitas de Xóchilt Gálvez y Claudia Sheinbaum a Quintana Roo vimos que se hicieron presentes y se tomaron la foto del recuerdo la hoy presidenta municipal Lili Campos Miranda, con Xóchilt y Laura Beristain Navarrete con Claudia.

La primera busca la reelección, pero al darse cuenta que los resultados de su gobierno municipal en Solidaridad no le dan, ahora se ha puesto un nuevo reto, encabezar la lista de diputados de representación proporcional por el PAN, al considerar que el arrastre que trae la senadora Xóchilt si le alcanza para volver a tener fuero, desde luego que ese lugar privilegiado en la lista es añorado por muchos otros que están en condiciones de aportar mayor capital político y económico a la campaña presidencial. 

A Lili Campos Miranda las cosas no le están saliendo como ella lo planeó, porque cada día disminuyen las posibilidades de obtener la reelección, ya que el gobierno municipal de Solidaridad siguió la misma estrategia de corrupción y negligencia que caracterizó a la administración de la morenista Laura Beristain Navarrete, quien luego de perder la elección se conformó con una regiduría y volver a buscar la presidencia para el 2024.

La confrontación entre Lili Campos Miranda y la dirigencia estatal de MORENA continúa a tal grado que este fin de semana le recordaron que en el periodo previo a la designación de las candidaturas a las presidencias municipales en el 2021, ella se registró como aspirante de MORENA a la presidencia municipal, para después ser beneficiada por la coalición del PAN, PRI y PRD, como parte de la cuota política que le correspondía al entonces gobernador.

Laura Beristain no perdió la oportunidad para hacerse presente en los actos de campaña de Claudia Sheinbaum para manifestar su trabajo en buscar de la presidencia municipal de Solidaridad y para ello puso a funcionar el aparato mediático que tiene a su servicio.

Por más que Xóchilt y Claudia puedan influir en quien será la persona candidata a la presidencia municipal de Solidaridad, la ciudadanía merece otro futuro, ni MORENA con sus aliados los partidos del Trabajo y Verde Ecologista de México, con Beristain Navarrete, ni PAN, PRI y PRD con Lili Campos, han estado a la altura de los requerimientos de este importante municipio de Quintana Roo. 

Ante esta situación, el PVEM ya se apuntó a cambio de dejar Cancún a MORENA, pero la sociedad solidarense está convencida que a este grupo político, solo le interesa el dinero y el poder, porque se venden al mejor postor, ya estuvieron con el PAN, con el PRI y ahora con MORENA. 

Solidaridad requiere otra opción.

Graciela Machuca

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