”La Negra» Sosa, la voz de las Américas, se apagó

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Cantautora argentina Mercedes Sosa, Managua, Nicaragua, 1981

Buenos Aires, octubre (SEMlac).- Mercedes «La Negra» Sosa falleció a las 5 y 15 de la madrugada de este domingo, en la ciudad de Buenos Aires, y en el Congreso de la Nación fueron velados los restos de esta mujer que era, es y será el sí­mbolo de la cultura popular argentina.
Estuvo internada desde el 18 de septiembre por causa de un problema hepático que le afectaba los rií±ones y los pulmones.

Con su voz recorrió el mundo, representando a la canción popular de su paí­s; en cada letra que interpretaba estaban representadas desde su Tucumán, provincia donde nació, pasando por los indios tobas, hasta la lucha de algunas mujeres como Juana Azurduy.
Haydée Mercedes Sosa era su nombre completo. Nació en 1935 en San Miguel de Tucumán, en el seno de una familia humilde. En octubre de 1950, bajo el seudónimo de Gladys Osorio, inició su carrera como cantante, luego de haber ganado en un concurso organizado por una radio de su provincia.

Los aí±os setenta no pasaron inadvertidos en su vida, ya que se comprometió con la lucha polí­tica y social. La Negra militó en el Partido Comunista y le costó el exilio; así­ fue que partió a Parí­s y finalmente se radicó en Madrid.
El viernes 2 de octubre se realizó, quizás, el último homenaje a su persona. Fue durante la presentación del libro Mujeres que hacen Historia, compilado por Marí­a Inés Brassesco, presidenta de la Unión de Mujeres de la Argentina.
En el volumen se cuenta la vida de las mujeres que han sido merecedoras de la mención «8 de Marzo Margarita de Ponce». Mercedes habí­a recibido esta distinción en 1997.

Contado por ella misma
Esta muchacha de la voz potente y de la insurrección inmutable, cuenta en Mujeres que hacen Historia que tuvo una nií±ez feliz, que su padre trabajaba en un ingenio azucarero haciendo el peor trabajo dentro de la instalación: en la chimenea; y que su madre lavaba ropa ajena.
«No pude estudiar más cuando comencé a cantar para el público. Por entonces, también empecé a dar clases de danzas folklóricas en la escuela; era profesora», dice el relato de La Negra.

Y aí±ade: «Tení­a que zurcirme las medias y ponerme ropa regalada que mi mamá arreglaba con manos de artista. Todos los hijos aportábamos dinero al hogar; lo depositábamos en una urna con la imagen de la Virgen del Valle, y a ninguno se le ocurrí­a sacar de ahí­ ni cinco centavos, porque con las moneditas acumuladas mi pobre madre nos daba de comer los últimos dí­as del mes».

Recuerda que nunca se arrepintió de lo mucho que tuvo que pagar por tener compromiso social: «Sigo pensando que el pueblo tiene que vivir mejor, aunque haya nacido en cuna de barro. Merece educación, más allá de la que nos dan a los pobres…».

La Negra también rememora su pasado como peronista.
«Mis padres eran peronistas y, la primera vez que voté, tuve que desempeí±arme como presidenta de mesa (…) sufrí­ mucho al ver a la gente viejita, que en lugar de traer el documento de identidad para votar, mostraba el carné del partido peronista, y entonces esos votos tení­an que anularse. Lloraba tanto esa gente, que hablé con el fiscal de la Unión Cí­vica Radical (partido por entonces contrincante del peronismo). Le dije: Mirá, no le podés hacer eso a la gente. Lloran mucho y se sienten culpables’. Entonces, el muchacho me dijo: sí­, yo voy a mirar para otro lado, firmá vos los sobres y las planillas’.

Regresó del exilio a su paí­s en 1982, poco antes del inicio de la Guerra de Malvinas, para cantar en el Teatro Opera. Luego volvió a Madrid. Cuando en 1983 la democracia ya era un hecho en Argentina, la artista volvió para quedarse definitivamente.

Quien escribe estas lí­neas por entonces tení­a 10 aí±os y eran momentos en que la dictadura se marchaba. Salí­a el sol para todas y todos los argentinos. En esa fiesta, que tení­a el matiz del dolor por los «Desaparecidos» que habí­a dejado la dictadura, Mercedes Sosa se hizo presente para cantar a un pueblo liberado.

«¿Quién es Mercedes Sosa?», le preguntó en una oportunidad esta corresponsal a su madre. «Mercedes es una cantora a la que los militares la corrieron por decir verdades; y que además cuenta con una voz fuerte y poderosa». Ese era el concepto simplificado de un pueblo.

La gente amó su arte; las Américas la amará por siempre. Mercedes, La Negra Sosa, se fue la madrugada del último domingo. Pero dicen que allá, en los cerritos tucumanos, se escuchó su cantar con un tono coplero. Mercedes ya es una leyenda argentina.

«Merecer la vida es erguirse vertical más allá del mal, de las caí­das… Es igual que darle a la verdad y a nuestra propia libertad la bienvenida», dice una de las letras que La Negra supo glorificar en su cantar. Se fue Mercedes, pero como dice esa canción, se fue honrando la vida.

Graciela Machuca

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