Los Membretes y el daí±o a la nación Por Sara LoveraUna de las desgracias del paí­s es la falta de movilización ciudadana para responder a los agravios de los gobiernos; para reaccionar ante la muerte, para participar en el crecimiento del paí­s y para organizarnos, algo parecido a los indignados de Espaí±a. Es una desgracia que el movimiento levantado contra el crimen y el ambiente de desánimo y tristeza por la violencia sistemática y atroz se haya convertido en un anticipo del perdón. La fe cristiana es una maravilla, deja en paz los ánimos, como sucedió en la Segunda Guerra Mundial, el Papa Pí­o XII justificó por amor los espeluznantes crí­menes contra la población judí­a. El movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad que encabeza el poeta Javier Sicilia, ha resultado en un mecanismo de mediatización para la sociedad civil, antes inerte y hoy atomizada en pequeí±os grupos de interés, en supuestas organizaciones que no son más que membretes sin fuerza polí­tica, sin personas detrás, pequeí±os grupos que hacen un enorme esfuerzo y en muchos casos constituidos por personas magní­ficas, pero que no organizan a nadie y no pueden responder a los agravios. Tras más de 15 aí±os, por ejemplo, ha sido imposible conseguir una manifestación capaz de parar los crí­menes contra mujeres en Ciudad Juárez. En aquella ciudad, las defensoras de derechos humanos tienen una alta vulnerabilidad, exactamente por lo mismo. Cómo exigir que pare la impunidad, si no hemos conseguido una real movilización nacional contra la polí­tica de Felipe Calderón Hinojosa, que ha dejado a miles de hogares en luto; si como se hace la estadí­stica del crimen, con las informaciones de los diarios, no podemos enfrentar a los poderes para que cese la persecución y los asesinatos contra periodistas, porque las organizaciones no gubernamentales de defensa no tienen ni periodistas ni gente detrás y las organizaciones de periodistas están atomizadas o son simples membretes. Por ello con tanta tranquilidad los poderes instituidos y fácticos siguen decidiendo sobre nuestra vida. No pasa nada en México cuando ha quedado claro que es indignante el aumento real de la pobreza. Las cuentas, que siempre son como cortinas de humo, reconocen tres millones más de pobres en el paí­s, en este gobierno y lo que es peor, la caí­da en picada de los pocos recursos que tení­an en pie a una ya deplorable clase media. Y no pasa nada. Este lunes se publicaron las declaraciones del coordinador del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en la Cámara de Diputados, Francisco Rojas, quien sin el menor rubor acusó a Felipe Calderón de agravar los problemas del paí­s, en lugar de solucionarlos. Las palabras son fundamentales, Rojas ha dicho agravar, evidenciando que antes ya existí­an y que Calderón los empeora. El PRI gobernó 70 aí±os y dejó una herencia cultural y polí­tica que hoy tiene sus consecuencias. Rojas es un ejemplo. Pero dijo más, según el dirigente priista, heredero de la vergí¼enza de ese partido que debió haber logrado el proyecto de la Revolución Mexicana: «existe hastí­o y coraje ante una gestión gubernamental que no es eficiente ni fomenta la transparencia de sus acciones», parece que estoy leyendo declaraciones del Partido Acción Nacional (PAN) hablando del PRI hace 20 aí±os, sin saber que llegando al poder, le sucederí­a igual y peor. Es increí­ble que exista tanto cinismo, sin respuesta ciudadana, con un Sicilia repartiendo el perdón por doquier, sin que nadie explique ¿por qué no se para la muerte materna que se lleva dos mil mujeres productivas al aí±o? ¿por qué nadie explica como resolveremos el sentimiento con que crecerán los nií±os huérfanos de la guerra de Calderón? y ¿por qué nadie se levanta con indignación en las calles de México, frente a las 50 mil ejecuciones que han dejado en la inmovilidad y el desánimo a miles y miles de personas concretas, no números ni cartas firmadas por membretes sin masa. Vidas reales quebradas? Pero el dirigente cí­nico del PRI, dijo más, se refirió a las cifras recientemente dadas a conocer por el INEGI y el Coneval sobre la pobreza y el desmoronamiento de los hogares, sobre el creciente desempleo, el suicidio, la desesperación para quienes a pesar de ser personas trabajadoras y eficientes, no tienen trabajo ni recursos. El dirigente polí­tico del PRI, frotándose las manos, porque son ellos los que piensan regresar al poder y a Los Pinos, seí±aló que esta debacle económica pone de manifiesto que el actual gobierno ha incumplido muchos de sus ofrecimientos y que el PAN no ganará. Peor es el desánimo cuando la gente progresista y de izquierda está desunida siempre. Porque ha ganado la cultura de la confrontación y no del razonamiento, del abuso y el control, frente a la decencia y la solidaridad, la cultura del asalto y la trampa, frente a la del diálogo y la dignidad, que son todos problemas de fondo. Entre periodistas te veas, una asociación por estado o pueblo, de tres o cuatro personas que no logran levantar una real protesta por las y los perseguidos, crí­menes y asesinatos, beneficiándose de ello, que se encumbran en pisos pegajosos pequeí±os y sin influencia alguna, que viven del cuento. Es lo mismo que pasa en todos los gremios. Es un chiste que no hace sino sentir hilaridad, que Vicente Fox se vista en una conferencia de prensa con una camisa roja, que todo mundo sabe es el uniforme de los priistas que se aprestan por asaltar el poder en 2012. Mientras tanto el PT anuncia que sólo irá con Andrés López Obrador, olvidando que hay que esperar, dando motivos a los testaferros de la televisión y la prensa del poder, para adelantar que habrá una confrontación en la izquierda, que ésta no logrará más de 20 por ciento de la votación en 2012. En el fondo y en la superficie, la sociedad civil en México es débil, se funda en grupos de interés sin masa ni militancia, es vulnerable, se la puede perseguir, matar, encarcelar, engaí±ar, comprar con pocos pesos y algunos pequeí±os proyectos e inmovilizar cada vez que se le da la gana al poder. Hay, además, una lista grande que encabeza a esos grupos de interés, que tienen la tendencia a dejarse impresionar por quienes manejan al paí­s: dialogan, creen en ellos o ellas, se sientan en mesas de discusión con los asesinos o torturadores, se dejan pues. Hace unos dí­as el secretario de Marina dijo que las ONG de defensa de Derechos Humanos están pagadas por el crimen organizado. Tan cí­nico como farsante, embustero. Lo grave es que no se ha respondido a su dicho con la fuerza necesaria. Necesitamos ser muchos, muchas, movilizarnos, animar a las personas, dejar un poco de nuestros egoí­smos y también de nuestros sectarismos, deseos de poder y de figurar, para levantar un movimiento civil capaz de no engaí±arse con el amor divino que confunde perdón con rendición y silencio.saralovera@yahoo.com.mx —————————-oooooooooooooooooo————————- Mujeres y Polí­ticaAcoso sexual Con reconocimiento aOlga Rosario Avendaí±o y a Roselia Orozco Martí­nez,ganadoras del Premio Nacional Los Rostros de la Discriminación Soledad JARQUIN EDGAREn las leyes se establece como un delito el acoso sexual u hostigamiento sexual, es de suponerse, por tanto que las mujeres están protegidas legalmente contra este tipo de violencia que es una clara forma de discriminación, porque es una expresión de abuso de poder que implica la supremací­a masculina sobre la mujer, al denigrarla y concebirla como objeto.La Organización Internacional del Trabajo (OIT) da cifras sobre este grave problema que se presenta con mayor frecuencia hacia las mujeres en la escuela o el trabajo y sostiene que una de cada cuatro mujeres ha sido acosada sexualmente. También se conoce que cuatro de cada diez mujeres que pierden su empleo, son obligadas a renunciar por no acceder a las pretensiones de su superior.Colectiva Feminista, organización social binacional, seí±ala que el acoso sexual es una forma de discriminación de género, al que las mujeres están más expuestas a ser ví­ctimas directas e indirectas, debido a que carecen de poder, se encuentran en posiciones vulnerables e inseguras. Este se vuelve aún más agresivo cuando se compite por un cargo o puesto.El acoso sexual u hostigamiento, aí±ade la misma organización, es una conducta sexual no controlada de tipo sexual, es una forma de violencia laboral basada en el sexo, que resulta ofensiva y puede afectar la salud de las personas agredidas, así­ como su bienestar y desarrollo económico y social.Las miradas lascivas, las palabras ofensivas que disparan los hombres en ese mal habito de piropear, las invitaciones a sitios diferentes al centro educativo o laboral y proposiciones de tipo sexual, ahora se agravan con el uso de las nuevas tecnologí­as de la comunicación mediante mensajes de correo electrónico, las redes y hasta por la telefoní­a celular.Hay muchos ejemplos, uno de ellos es la denuncia que presentó Miriam Velásquez, trabajadora del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca, al acusar al director de Proyectos Educativos, Timoteo Agustí­n Chávez Aquino, de acosarla sexualmente desde hace cinco meses. Y, es curioso, en Quintana Roo, en estos dí­as surgieron varias denuncias públicas contra elementos de seguridad hacia de mujeres policí­as y también en una institución educativa. Y si revisamos el paí­s, seguramente encontraremos infinidad de casos reportados en los últimos dí­as. Este delito es cotidiano y a veces se hace invisible a los ojos de la mayorí­a de las personas, peor aún surge la duda y el cuestionamiento social hacia las ví­ctimas.Los acosadores son hombres que poseen un poder público o polí­tico, que debido a la construcción patriarcal, machista y misógina, consideran que pueden disponer de las personas, en especí­fico de las mujeres con las que laboran, para estos varones las mujeres son objetos y no sujetos con derechos, aún a pesar de las leyes que para combatir este delito han sido hechas por los gobiernos, debido —claro está- a la presión que las mujeres, principalmente feministas, han realizado a lo largo de los tiempos.En Oaxaca, como en todas las entidades del paí­s existen leyes que consideran este hecho como un delito. Entonces, debemos creer que hay una protección jurí­dica a vivir libres de este tipo de violencia, entonces ¿por qué miles de mujeres siguen enfrentándose a este grave problema?No hay una respuesta simple, pero tenemos que reconocer que a pesar de los avances que las mujeres han hecho mediante la creación de leyes que favorecen su libertad —que insistentemente sufre retrocesos gracias a los gobiernos de derechas y las jerarquí­as religiosas-, a pesar de la creación y operación de las instituciones públicas en busca de la igualdad entre los géneros y otros muchos a pesares, lo cierto es que no tenemos que perder de vista que la supuesta supremací­a de los hombres sigue latiendo y fuerte en nuestras sociedades.Sociedades ”educadas» por instituciones como las iglesias, los grandes monopolios de comunicación y las escuelas, donde precisamente no se busca el adelanto, el empoderamiento ni menos la igualdad de las mujeres en cuanto a la obtención de sus derechos con respecto a los varones. No, ni en sueí±os, todaví­a falta mucho.De ahí­ que las mujeres, muchas mujeres, más de las que nos imaginamos, sigan desconociendo que el acoso u hostigamiento son actos que violentan sus derechos humanos, porque son discriminatorios a sus personas, las cuales son reducidas a objetos sexuales, objetos de placer.Perdidas las instituciones en la burocracia, poco se ha hecho por difundir la realidad, para cambiar el contexto social actual, porque mucho se dice y poco se hace para combatir este fenómeno donde en el 95 por ciento de los acosadores son varones. Las más interesadas en difundir este fenómeno y cómo evitarlo han sido históricamente las trabajadoras organizadas o sindicalistas.Tampoco debemos perder de vista que el acoso u hostigamiento sexual son delitos de difí­cil comprobación porque el sistema no está construido con la visión de la condición social de las mujeres, como bien seí±alan las expertas. De ahí­ que las ví­ctimas, las que se deciden a denunciar estos lastimosos hechos, deben saber y prepararse para enfrentar la incomprensión social. En primer lugar y sin lugar a duda alguna, las primeras personas que las cuestionarán serán sus compaí±eras y compaí±eros de trabajo, pondrán en duda su conducta, su forma de vestir, de hablar, dirán que es ambiciosa, exclamarán que usted ha provocado esta situación. Es su palabra contra la de su acosador.Nada será tan indigno ni tan violento y destructivo comopermitir la violencia fí­sica de los tocamientos siempre intencionados de los varones, así­ como aquellas que son gráficas, verbales o gestuales, que se traducen en chantajes y amenazas por no acceder a los llamados ”favores sexuales» bajo la promesa de ascensos o mejoras salariales y ojo no perder de vista que también son acosadores sus compaí±eros de trabajo de su misma jerarquí­a.Finalmente, debo recordar lo que dicen las expertas, el asedio es una forma más de violencia contra las mujeres, un delito contra la libertad sexual y la dignidad del ser humano y, por supuesto, una forma de discriminación de género en el ámbito laboral y, claro, no está ausente en el escolar.Denunciar al acosador, al hostigador es una forma de libertad frente a la opresión del poder patriarcal y un camino para generar igualdad.Y A ESAS MUJERES CUANDOCuando no existe la defensa del Estado la violencia contra las mujeres se incrementa. Ya hemos seí±alado 52 mujeres asesinadas en los meses que lleva esta administración y Nelsy Guadalupe Regalado Bení­tez enfrenta a la justicia desde hace una semana tras asesinar en defensa propia a su agresor -de quien se habí­a distanciado hace cuatro aí±os precisamente debido a las golpizas de que era objeto Nelsy, aún estando embarazada- y ”reconciliado» hace dos meses, como sucede con muchas mujeres que se ilusionan con la promesa de un cambio.Una acción en defensa propia como ha declarado Nelsy de 22 aí±os, que asegura que nunca quiso matarlo sino defenderse, protegerse de una nueva golpiza y de ser asesinada cuando el soldado Juan Manuel Guzmán Wolf, tras derribarla pretendió amarrarla con una agujeta, entre patadas y puí±etazos.Fueron los vecinos quienes llamaron a la policí­a, incluso antes del final fatal, pero la policí­a llegó tarde, ya habí­a ocurrido la tragedia. Hoy Nelsy Guadalupe Regalado sigue presa, con un defensor de oficio. No hay a su lado abogadas feministas, el gobierno municipal de Santiago Laollaga no puede defenderla, Rogelia González regidora en Juchitán busca a las aliadas pero nadie responde, las periodistas istmeí±as han denunciado el caso que no pasa de ser nota roja para algunos medios, en cambio la familia del soldado echa leí±a al asador para que ella no sea liberada. No habrá impunidad, dice Gabino Cué, y en el caso de Nelsy podrí­a consumarse otra injusticia con ella, una más a su vida de abandono derivado de lo que ya sabemos que van de la mano: pobreza y violencia.Sin duda hace falta compromiso. Ojalá que alguien atienda el caso de Nelsy Guadalupe y finalmente la vida le haga justicia a esta joven que lo único que hizo fue defender su dignidad, su vida y ahora lucha por su libertad, justo la oportunidad que no tuvo íngeles Vianey Sandoval Ruiz, de 24 aí±os asesinada por su esposo Jorge Castillo Toledo, quien antes de asesinarla la habrí­a violado, torturado con un bisturí­ y para después dispararle, por supuesto el asesino no está detenido. En el caso de Nelsy como de íngeles Vianey hubo denuncias previas de violencia por parte de sus parejas

Graciela Machuca

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