”El desafí­o es que la justicia social y de género vayan juntas»

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Sandra Chaher

comunicarigualdad.com

El 15 y 16 de noviembre se realizó en el partido de San Martí­n, en el conurbano bonaerense, el 5to Encuentro del Observatorio de Género y Pobreza en Argentina. Durante las jornadas fueron expuestas experiencias de polí­ticas públicas e investigaciones que mostraron que si bien en los últimos aí±os hubo en el paí­s avances en las polí­ticas de género por un lado y en el combate a la pobreza por otro, aún no se ha logrado avanzar en disminuir la pobreza que afecta a las mujeres por su condición de género.

COMUNICAR IGUALDAD- Las diferencias de género operan como reproductoras de la pobreza. Si bien las mujeres hemos sido siempre destinatarias de polí­ticas sociales, éstas no transformaron en los últimos aí±os la posición de la mujer en las relaciones desiguales de género ni el rol de las mujeres en el mundo público. El desafí­o que tenemos es construir sociedades con más consenso sobre la justicia social y es hora de que la justicia social y de género vayan juntas« seí±aló Virginia Franganillo, coordinadora del Observatorio de Pobreza y Género en Argentina durante la apertura del 5to Encuentro realizado desde el organismo desde el aí±o 2008.

Durante el panel de apertura, Nora Goren -integrante del Centro de Estudios Mujeres y Trabajo de la Argentina (CEMyT) de la Central de Trabajadores de Argentina- expuso las cifras que explican por qué se habla de feminización de la pobreza: ”La construcción y el servicio doméstico son las áreas de trabajo caracterí­sticas de los sectores populares y ahí­ la brecha salarial es del 50%: mientras el sueldo mí­nimo en la construcción es de 2100 pesos, en el trabajo doméstico es de 1000 y pico. Pero si calculamos el salario por hora es casi igual entre ambos empleos. Sucede que las mujeres trabajan menos cantidad de horas que los varones. El 50% de las mujeres  de sectores populares están subocupados, mientras que los varones solo  lo está el 16. Esto tiene que ver con la posibilidad de contar con cuidado para los nií±os.»

También es importante la oferta de trabajo de estos sectores, a qué tipo de trabajo acceden si se acercan al mercado —observa Goren-. En los últimos tiempos, las mujeres de sectores populares decidieron salir menos a buscar trabajo, lo cual seguramente está vinculado a la Asignación Universal por Hijo. Entonces debemos preguntarnos si querrán acceder a las posibilidades que les ofrece mercado de trabajo. A la vez hay muchas mujeres que tienen la Asignación Universal y están accediendo a las universidades, esto lo estamos viendo en Florencio Varela, es decir que se buscan otras posibilidades.»

Trabajo/cuidado: un matrimonio con desaveniencias

Las dificultades de participación de las mujeres de sectores populares en el mercado tiene una vinculación directa con la baja oferta de servicios de cuidados. Sobre este tema, fue invitada a exponer Eleonor Faur —oficial de enlace del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA)- quien escribió el capí­tulo ”El cuidado infantil desde las perspectivas de las mujeres-madres. Un estudio en dos barrios populares del írea Metropolitana de Buenos Aires», incluido en el libro Las lógicas del cuidado infantil- Entre las familias, el Estado y el mercado, publicado este aí±o.

Mi objetivo fue dar evidencias cualitativas de cómo se organizan las estrategias de cuidado infantil en los sectores populares —seí±aló Faur-. Tenemos los datos duros pero nos faltaba entender el dí­a a dí­a de las decisiones.» Según las encuestas de uso del tiempo, seí±aló la investigadora: el 60% del cuidado de los nií±os de la Ciudad de Buenos Aires está a cargo de las madres; los padres se ocupan apenas un 12% y otras mujeres de la familia o contratadas dedican más tiempo que los propios padres. La investigación dio como resultado cuatro formas de organización del cuidado: madres de tiempo completo,  el cuidado a cargo de otros/as familiares y vecinos, acceso a servicios de cuidado infantil del Estado, y privatización y mercantilización del cuidado a través de servicio doméstico o de jardines maternales privados.

Las madres de tiempo completo no todas eligieron quedarse cuidando por la construcción tradicional de las imágenes de género —seí±aló Faur-, sino que en muchos casos la familia hace una evaluación económica de cuánto le costarí­a contratar servicios de cuidado y deciden que ese rol lo cubra la madre; y a la vez hay miedo de muchas a mandar a sus hijos al jardí­n por posibles situaciones de violencia o abusos sexuales. El cuidado a cargo de otros familiares se da entre las familias menos empobrecidas, que pagan a sus familiares por ese cuidado y lo llaman contraprestación’, lo cual nos habla de la lógica de las polí­ticas sociales de la última década interviniendo en la dinámica familiar. El tema de los jardines del Estado es  central y muestra procesos muy distintos en los dos barrios porque depende de la oferta pública. En La Boca hay una oferta mucho más densa que en General Sarmiento. Aunque las mujeres en Sarmiento utilizan lo que el Estado brinda, no lo usan mucho ni tienen demanda activa sobre el tema, cosa que sí­ sucede en La Boca. Las madres de tiempo completo eran muchas más en General Sarmiento, donde a la vez hay más precariedad social y cultural. Ahí­ se ve bien la idea de que es la oferta la que tracciona la demanda. El cuarto grupo tiene que ver con una diferenciación social muy grande que nos permitió a muchas mujeres de clase media trabajar. Como conclusión podemos decir que cuanto más pobres eran las familias más se familiarizaba y maternaba el cuidado, y a medida que se ascendí­a en los recursos, se iba pasando al acceso a servicio publico, otras personas de la familia cuidando y finalmente la mercantilización del cuidado. La oferta de servicios públicos es definitoria en las estrategias de conciliación.»

Diez aí±os de Planes de Igualdad

Delia Zanlungo, secretaria de Salud y Desarrollo Social de Morón, se refirió a la experiencia del trabajo con enfoque de género en ese municipio, donde desde que asumió su primera gestión el Partido Encuentro por la Democracia y la Equidad en 1999, en ese entonces con Martí­n Sabatella como intendente, se trabajó con enfoque de género y a partir del aí±o 2006 comenzaron a implementarse Planes de Igualdad de Oportunidades que transversalizan el enfoque de género en toda la gestión comunal.

En Morón siempre primó la decisión polí­tica —dijo Zanlungo-. Desde el ’99 la gestión se propuso garantizar desde el Estado los derechos humanos. Poco después de asumir fue creada el área de género a instancia de Mujeres del Oeste, una organización de la zona. Fue un área con presupuesto, que creció poco a poco. Habí­a que transformar al Estado. Al principio pasaban cosas como que llegara a un hospital una mujer ví­ctima de una situación de violación y le dijeran que Infectologí­a atendí­a sólo los dí­as de semana de 8 a 12 y cuando preguntábamos nos decí­an No importa, total las violadas vuelven dí­a siguiente ya a veces ni vuelven’. También fueron fundamentales los planes de igualdad de oportunidades, que nos permitieron ir a golpear las puertas de nuestros compaí±eros para decirles que habí­a una decisión polí­tica del intendente para que en cada área se viera si el impacto era igual sobre mujeres y varones.»

Marí­a Rosa Martí­nez, subsecretaria de Derechos Humanos e Igualdad de Oportunidades del Municipio de Almirante Brown, se refirió a las polí­ticas públicas con la juventud implementadas en ese distrito. ”En 2007 en Almirante Brown hubo una decisión polí­tica de que hubiera una subsecretarí­a como la mí­a, que no existí­a en gestión anterior. Y allí­ la agenda de los jóvenes más pobres empezó a ser una preocupación porque el 24% de nuestra población está en esa etapa y el 60 y pico por ciento no accede a trabajo ni oportunidades de estudio.» Dos de las estrategias de trabajo tanto con chicas como con varones fue la salida del barrio y la promoción de actividades no tradicionales, como hockey. ”Las chicas que hací­an este deporte en uno de los asentamientos empezaron siendo diez y ahora son 100, y en otro barrio 250. Las  escuelas caras o los clubes más chetos de la zona les donaron los palos y todas están equipadas. Y vienen las madres y los padres a verlas. Al futbol no vienen a verlos porque está previsto que en estos sectores se juegue, pero hockey no, entonces las familias acompaí±an mucho.»

Por último, Oscar Minteguí­a se refirió al lento proceso de reconstrucción social y polí­tica que se está llevando adelante en el Municipio de San Martí­n, que actualmente tiene la mayor cantidad de espacio de asentamientos del conurbano bonaerense. La gestión que integra Minteguí­a se hizo cargo de la comuna a fines del 2011 con el objetivo de ”integrar a San Martí­n en el proceso social y polí­tico que está atravesando el paí­s«.

Mariela Rossen, secretaria de Salud del mismo municipio, relató la trágica experiencia de la comuna este aí±o con la muerte de mujeres gestantes (habitualmente conocida como mortalidad materna): ”Tuvimos dos casos, lo cual es una barbaridad. Una fue una mujer que llegó al hospital con sangrado profuso y murió con un embarazo casi de término. Revisando la historia, ella habí­a pasado por el sistema de salud durante el embarazo y tení­a una placenta previa a la que no se le habí­a dado mucha bolilla. Por ahí­ su situación se hubiera resuelto con más cantidad de controles. A  la vez, era una mujer con cinco hijos de distintos padres que en algún momento planteó el deseo de no tener más hijos, o sea que era un embarazo no deseado. Con esto quiero decir que aun teniendo los insumos en salud reproductiva en este caso no llegamos. Porque en la mortalidad materna se debe tener en cuenta la perspectiva de género, cuestiones sociales y culturales, no sólo de salud, que habitualmente no son consideradas«.

Graciela Machuca

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