Articulación, es la tarea pendiente para las mujeres

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Articulación, tarea pendiente

Por Raquel Sierra / raquels@enet.cu
En el Consejo Popular Latinoamericano, en la barriada del Cerro, en La Habana, una iniciativa autónoma denominada Grupo de Reflexión trabaja en la prevención de la violencia de género entre mujeres, hombres, jóvenes y adultos de la comunidad. Entre sus resultados más visibles está la identificación del fenómeno y el aprendizaje de herramientas para prevenirlo y enfrentarlo.
Estos pasos no se habrí­an dado, probablemente, de tirar cada quien por su lado. Aunque parece abstracto, se traduce en el accionar de instituciones que trabajan a nivel de barrio, como la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), organización que agrupa a la población femenina mayor de 14 aí±os en el paí­s, y los Talleres de Transformación Integral del Barrio (TTIB), iniciativa existente en 20 localidades de La Habana y en busca de cambios en las dinámicas sociales desde las personas. 
Este fue uno de los ejemplos expuestos en el «Intercambio de buenas prácticas en la articulación de actores sociales para la prevención y atención a la violencia de género», realizado en La Habana el 23 de noviembre, como parte de la jornada cubana por la no violencia hacia la mujer.
Bajo la convocatoria de la FMC y el no gubernamental Grupo de Reflexión y Solidaridad Oscar Arnulfo Romero (OAR), en colaboración con el Sistema de las Naciones Unidas en Cuba, el encuentro reunió a actores sociales, lí­deres comunitarios y representantes de organismos estatales de la capital cubana.
Las experiencias de trabajo en el tema del maltrato hacia las mujeres del TTIB Pogolotti, en el municipio de Marianao, y del Grupo Renacer, del TTIB Alamar Playa, se mostraron como iniciativas de prevención en marcha en el paí­s y corroboraron la utilidad y conveniencia de trabajar de conjunto con los actores vinculados a esta problemática social.
Según destacó Gabriel Coderch, coordinador de OAR, «este empeí±o debe ser de todas y todos los que tenemos la responsabilidad de garantizar a las mujeres y nií±as una vida sin violencia».
El tema también plantea retos para la FMC. «Tenemos que desarrollar más espacios para el debate y programar acciones, buscar una estrategia desde la comunidad para trabajar, no solo con las mujeres, sino también con la familia, desde la prevención; y ese papel le corresponde a la FMC», seí±aló Teresa Amarelle Boué, secretaria general de la FMC.
En un ejercicio grupal que analizaron las fortalezas y obstáculos en el trabajo de los diferentes proyectos, se detectaron debilidades comunes como falta de articulación y sistematicidad en las acciones, desconocimiento sobre el tema, insuficiente capacitación y trabajo con las familias, inestabilidad de actores, falta de preparación y ausencia del tema en programas educativos. 
Igualmente se planteó la necesidad de dar seguimiento a los casos de mujeres maltratadas, la participación de los hombres en los proyectos y acciones por la no violencia y el perfeccionamiento de indicadores para medir posibles avances.
Seguir sensibilizando y capacitando a las autoridades, al personal de la salud y la policí­a, entre otros; continuar difundiendo los lugares adonde pueden recurrir las mujeres violentadas, incrementar la participación e incidencia de los medios de comunicación en el adecuado tratamiento del tema fueron otras de las propuestas de quienes participaron en el intercambio.
Bárbara Pesce-Monteiro, coordinadora residente del Sistema de las Naciones Unidas (SNU) en Cuba, seí±aló que se trata de «un fenómeno que puede erradicarse y no hay que aceptarlo como algo inevitable; en ello trabajan desde hace varios aí±os actores nacionales, los cuales cuentan ahora con el acompaí±amiento del SNU».

Graciela Machuca

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