Argentina: Educación popular: un proyecto colectivo y femenino

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COMUNICAR IGUALDAD-

Educación, integración, desarrollo social son términos que resuenan con mucha intensidad durante los últimos tiempos en nuestro territorio. Ahora bien: ¿cómo encarar la tarea de educar a adultxs que buscan terminar sus estudios secundarios y que durante muchos aí±os han cursado sus vidas por fuera de las instituciones de educación formal?

En respuesta a esta pregunta surge el Plan Fines 2 (Plan de Finalización de Estudios Secundarios) que llevan adelante desde hace dos aí±os el Ministerio de Educación de la Nación, la Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires y el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. Fines 2 es fruto de la Ley nacional 26.206 y de la Ley provincial 13.688 (aprobadas entre fines de 2006 e inicios de 2007 respectivamente), a partir de las cuales el Estado asumió la responsabilidad de ofrecer espacios de integración y formación escolar, promoviendo mayor libertad e inclusión para todxs.

Lxs destinatarios del plan son personas que por distintos motivos — porque viven en barrios alejados de escuelas para adultxs o por falta de recursos, entre otros —  encuentran una posibilidad que por mucho tiempo les fue negada. Con una cursada de tres aí±os en los que se dedican a cinco materias por cuatrimestre, distribuidas en dos clases presenciales semanales, y con oferta de tres turnos, el proyecto intenta que cada vez sean más quienes cuenten con su tí­tulo secundario.

Hasta aquí­ lo formal. Ahora bien, ¿cuál es el perfil de las personas convocadas por este plan y de lxs docentes que eligen esta alternativa de educación no convencional?Mucho por decir.

Por un lado, educar a adultxs implica entender que las relaciones sociales que se dan entre profesorxs y alumnxs ya no están atravesadas por el mero dictado de contenidos, y tampoco se trata de ”llenar vasos vací­os». Muy por el contrario, el trabajo diario consiste en forjar otro tipo de ví­nculos pedagógicos en los que priman la construcción colectiva y la participación. Por otro lado, el concepto de educación popular implica recuperar saberes propios de los grupos de alumnxs, es decir, visibilizar y valorar la cultura que late en los barrios, la poesí­a y la música que allí­ resuenan, los conocimientos que hacen de cada población una comunidad propia, con sus costumbres, con sus carencias pero, sobre todo, con sus posibilidades.

Pero además, Fines 2 es un espacio integrado, en su mayorí­a, por mujeres; jóvenes — y no tanto — , muchas de ellas trabajadoras, que asisten con sus nií±xs a espacios cedidos voluntariamente por el/la referente barrial, y por sociedades de fomento. Así­, comedores y dormitorios se convirtieron en aulas que se llenaron de pizarrones y las paredes se fueron empapelando con afiches y calendarios académicos. Y mientras una prepara el mate, otra procura que lxs nií±xs dibujen o jueguen, canten o lean — tarea en la que muchas veces también se involucran lxs docentes -.

¿Quién dijo que no se podí­a?

No es fácil volver al sistema de educación después de muchos aí±os en los que se han dejado de lado prácticas que tienen que ver con el estudio, con la lectura, con la escritura. Conlleva todo un trabajo, no siempre rosado, estimular en lxs alumnxs la autoestima y la confianza necesaria que todo proceso de formación requiere.

Pero si bien la tarea es mucha, no es imposible y sobre la marcha se empiezan a ver los alcances del proyecto, que tienen un efecto multiplicador. Por un lado se escuchan a menudo frases como: ”Ayer ayudé a mi hijo a terminar la tarea de Inglés y de Geografí­a», ”Pude armar las cuentas de lo que me va a costar el contrapiso de mi casa» o ”Nunca pensé que yo iba a escribir una poesí­a o a leer un cuento en voz alta«.

Así­, la inclusión de adultxs en el sistema de educación ayuda, sin dudas, a fomentar la cultura del estudio, de los cuadernos y los libros de texto en casa. En suma, se trabaja en pos de la libertad que da poder darle nombre a las cosas, no sólo a las de todos los dí­as, sino también a las que tienen que ver con otras lenguas, con las nuevas tecnologí­as y con la historia reciente de nuestro paí­s. Se trata de que mujeres y varones obtengan herramientas para discutir un mejor salario, fortalecerse frente a situaciones de violencia de género, y también de encontrar un espacio de pertenencia y de discusión como es la escuela.

Mejor lo dijo Griselda, una madre y trabajadora que ronda los cuarenta y tantos, y que en su última clase de literatura de primer aí±o escribió en su carpeta: ”Me di cuenta de qué soy capaz. Gracias por creer en mí­. Yo estuve muy encasillada mucho tiempo, creyendo lo que los demás querí­an que creyera. ¿Se acuerda cuando escribí­ todo lo que sentí­a en ese poema que por tí­tulo le puse ´Miedos’?»

De eso se trata el plan; de terminar con los miedos, de trabajar para que se pueda, entendiendo el ”poder» como una herramienta para ser y crecer, de trabajar dí­a a dí­a, página a página, para lograr un proyecto personal, solidario y colectivo.

*Docente de Literatura en instituciones terciarias y secundarias, entre ellas el Plan Fines 2.

Graciela Machuca

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