Ahumada trastocaba la realidad y nos entregaba el sueí±o de una vida

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Un poeta de la imagen, inventor del realismo cósmico, narrador de inquietantes historias urbanas, dibujante de La vida en el limbo, Manuel Ahumada fue despedido por familiares, amigos y colegas del arte gráfico.

El último viaje que traspasó la ventana del sueí±o la tarde del pasado viernes, a causa de un paro cardiorrespiratorio mientras dormí­a en su domicilio, fue resguardado afectuosamente en una funeraria al sur de la ciudad de México, donde esta maí±ana sus restos fueron transformados en cenizas.

Carlos Payán, director fundador del periódico La Jornada, destacó ví­a telefónica que siempre admiró de Manuel Ahumada su dibujo magistral, la poesí­a que reinaba en sus imágenes, su posibilidad de trastocar la realidad para entregarnos el sueí±o de una vida.

Colegas caricaturistas de esta casa editorial montaron guardias en torno a Manuel Enrique López Ahumada, como se leí­a en la sala velatoria en la colonia Del Valle, el nombre el dibujante, pintor, grabador y escultor nacido en la ciudad de México el 27 de enero de 1956. Incluso el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), José Narro Robles, ofreció sus condolencias a los deudos durante su visita a la funeraria en la avenida Félix Cuevas.

Excelente narrador gráfico

Ahumada conmocionó con sus historietas, porque no eran usuales, expresó el monero Bulmaro Castellanos Magú, quien trabajó con él en esa faceta. Cumplió con el trabajo de contar historias; era un excelente narrador gráfico, muy sugestivo, de modo que de alguna forma no fue aprovechado suficientemente su espacio de vida en este tipo de trabajo, porque esto lo pudo seguir haciendo durante mucho tiempo más y no lo hizo, se enfocó en el cartón polí­tico. En eso también se desarrollaba bien, pero su forma de expresión más cabal, puntual, que sugerí­a más cosas y poética era la historieta.

Recordó que hace millones de aí±os, desde que trabajaban en el diarioUnomásuno, sus historietas causaban escozor, porque era muy novedoso su contenido, con relación a lo que se hací­a en ese momento. Entonces, existí­a la tira estadunidense, con personajes muy amables, bonitos y con mensajes frí­volos, hogareí±os y simplistas, en muchos de los casos, y las historietas de Ahumada eran de una profundidad extraí±a, que alteraban más bien el ánimo de la gente, más que hacerles un domingo muy placentero.

Mientras los moneros que también construyeron el suplemento Histerietasmontaban guardia alrededor del féretro, música de los Beatles sonaba en el salón, justo como se oyó una noche antes, cuando el cuerpo de Ahumada dio un último recorrido sobre la carroza fúnebre por las calles de Narvarte, de donde se alimentó parte su imaginario urbano.

Así­ que salimos navegando hacia el sol, hasta que encontramos un mar de verde, y vivimos debajo de las olas, en nuestro submarino amarillo, se oyó cantar en inglés al cuarteto de Liverpool, que anunció que aquí­ viene el sol, little darling.

Graciela Machuca

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