Ernesto Villanueva

Es en los momentos electorales cuando el papel de los medios juega un rol de importancia capital para contribuir a la formación de lo que se denomina la opinión pública. Lo es en todo momento, pero en periodos electivos adquiere un sentido de mayor compromiso. Por esa razón quiero hacer un alto en el análisis del dí­a a dí­a para hacer una reflexión que recuerde qué es lo que debe hacer un medio en una sociedad que busca la democracia como forma de convivencia desde mi apreciación.
1. La sociedad por lo general no tiene acceso a la información generada por la autoridad. De ahí­ la noción de medio, que significa mediar entre las fuentes públicas y privadas y las personas. La realidad es lo que reflejan los medios como espejo. Es una realidad percibida, difí­cilmente una realidad objetiva.
2. El papel de los medios debe ser un contrapeso adicional a los pesos, frenos y contrapesos institucionales de un Estado formalmente democrático. Los medios no deben de ninguna forma agotar su labor en reflejar asépticamente lo que dicen los gobernantes, sino en verificar si lo que informan se ajusta razonablemente a los hechos, a la ley. La duda metódica como ideal, como herramienta de trabajo periodí­stico representa un gran aporte a la calidad del ejercicio de la democracia.
3. Un medio que duda, que cuestiona, que busca la verdad detrás de la verdad formal adquiere el capital más importante: credibilidad y autoridad moral. Es muy difí­cil llegar a la verdad, pero sí­ es posible que un medio sea veraz. Verdad y veracidad no son sinónimos. La veracidad es un ingrediente de la verdad, pero no la verdad misma. La veracidad en el ejercicio periodí­stico se cumple con el deber de diligencia de quien ejerce el periodismo, con la conducta proactiva de cotejar, confrontar y verificar datos y hechos.
4. El objetivo de los medios no debe consistir en lograr el récord de ventas y de publicidad, sino informar responsablemente a la sociedad. Por supuesto, la salud financiera de un medio es necesaria, pero no es un fin en sí­ mismo. Es un medio para generar una opinión pública libre, para reflejar lo que sucede en la sociedad, particularmente aquí­ en Sinaloa y en el Paí­s entero donde el Estado es omiso o miente de forma deliberada para desinformar a la comunidad.
5. A mayor libertad de expresión mayor responsabilidad social que implica independencia de los poderes formales e informales, cuidar el derecho a la propia imagen, respetar el derecho a la presunción de inocencia y desintoxicar a la opinión pública de información banal, inservible o ajena al interés público. Sobra decir que es de humanos errar, pero es ajeno al mí­nimo sentido de ética persistir deliberadamente en el error.
6. Un medio se aleja de su función social cuando percibe fines ajenos al ejercicio de la libertad de expresión para satisfacer el derecho a la información veraz y de interés público. El conflicto de interés, los negocios de la empresa informativa ajenos a sus fines, pero hechos al amparo de su influencia social representan frenos insalvables para asegurar independencia editorial. Un medio en esa circunstancia se convierte en parte del problema y no de la solución para lograr una democracia participativa, crí­tica, exigente y demandante de sus derechos y dispuesta a cumplir también sus obligaciones.
7. En paí­ses como México los medios no se pueden dar el lujo de reportar lo que sucede de manera cotidiana. Tienen una obligación moral adicional, acaso no pedida ni prevista: la de generar conciencia. La conciencia es la habilidad del gobernado para convertirse en ciudadano en su sentido sociológico. Esta tarea demanda tomar partido por las causas que propicien la apertura informativa, el contagio de las prácticas democráticas y dar espacio a aquellas voces representativas que no tienen espacios para ser escuchadas. De esta forma un medio genera un sentido de pertenencia colectiva, que hoy, por desgracia, es excepcional. Noroeste es, por el contrario, una de esas islas que se mantiene con naturales resistencias en un mar perdido en una crisis de identidad. Al ver las cosas desde fuera cada dí­a tengo más esa convicción que en ocasiones no se aprecia desde dentro porque se piensa o se intuye que en todo el Paí­s existen esas islas. Desafortunadamente para México no es así­.

 

 

 

 

 

 

 

 

Graciela Machuca

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