Un paí­s de espaldas a la ciencia

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EE UU, Suecia o Japón no invierten en I+D+i porque sean ricos, son ricos porque invierten en I+D+i

PATRICIA FERNíNDEZ DE LIS|EL PAíS

Carl Sagan, el reconocido divulgador, lo definió como nadie: ”Estamos rodeados de ciencia y tecnologí­a, pero nadie sabe nada sobre ciencia y tecnologí­a». La vida digital, las consecuencias de conocer qué hay dentro de nuestro genoma, la inteligencia artificial, el big data, los coches autoconducidos y hasta WhatsApp; las innovaciones cientí­ficas y tecnológicas nos admiran, nos rodean y nos hacen la vida mejor, aun cuando nos neguemos a comprenderlas. Solo el 14% de los ciudadanos espaí±oles asegura estar interesado por la ciencia y la tecnologí­a, frente al 25% que no lo está, según datos de la Fundación Espaí±ola para la Ciencia y la Tecnologí­a. Y este clásico desinterés ciudadano, que podrí­a ser simplemente un error, se ha trasladado a la esfera polí­tica, y ha convertido ese error en un desastre.

Desde 2010 hasta 2014, el descenso acumulado en los presupuestos ha sido del 10%

La ciencia, la tecnologí­a y la innovación constituyen el factor productivo primordial de las grandes economí­as mundiales, y su fuente principal de riqueza. Estados Unidos, Suecia, Finlandia, Japón o Corea del Sur no invierten en I+D+i porque sean ricos,son ricos porque invierten en I+D+i.

Estados Unidos gasta más de un 2,8% de su PIB en ciencia y tecnologí­a y, según asegura su Gobierno, ese esfuerzo es responsable de más de la mitad del desarrollo económico e industrial del paí­s desde la II Guerra Mundial. La inyección de dinero en ciencia y tecnologí­a es constante, y se ha ido manteniendo incluso en los peores aí±os de la crisis. ”La ciencia y la tecnologí­a han conseguido que Estados Unidos sea el mejor paí­s sobre la Tierra», ha dicho su presidente, Barack Obama. La inversión espaí±ola, mientras, da tumbos según sople el viento económico: entre el aí±o 2002 y el 2008 se realizó un considerable esfuerzo por ponernos a la altura del resto de los socios de la UE, pero desde 2010 hasta 2014, el descenso acumulado en los presupuestos ha sido del 10%,según datos del último informe Cotec. Esa caí­da es muy dolorosa para los cientí­ficos espaí±oles, obligados a buscar fondos europeos para sus proyectos o a emigrar. Pero es solo el principio: ”Están por ver los efectos del recorte del gasto público sobre los resultados de la actividad investigadora, debido al desfase temporal propio de los procesos de investigación», ha advertido la OCDE al Gobierno espaí±ol.

Las empresas y cuidadanos espaí±oles son, sin embargo, pioneros en la adopción de los resultados de la innovación y la tecnologí­a. Las empresas espaí±olas están por encima de la media mundial en su digitalización, según un reciente informe de PwC, y Espaí±a es el paí­s europeo con mayor adopción de aplicaciones de redes sociales y mensajerí­a electrónica entre sus ciudadanos. Es, sin embargo, innovación y tecnologí­a que producen otros. ”Ser pro-ciencia es la única manera de asegurarse de que Estados Unidos siga liderando el mundo», ha dicho Obama. Durante su primer y único debate televisado, ninguno de los cuatro principales candidatos a la presidencia del Gobierno en las próximas elecciones espaí±olas fue preguntado por su polí­tica de inversión en ciencia e innovación, ni creyó conveniente ni relevante explicar las consecuencias para los ciudadanos de vivir en un paí­s de espaldas a la ciencia. Pero las hay: según un informe del Cí­rculo Cí­vico de Opinión, si Espaí±a hubiera invertido anualmente en I+D el mismo porcentaje que el resto de paí­ses de la OCDE desde 1970, en el aí±o 2005, habrí­amos sido, por cabeza, un 20% más ricos.

Graciela Machuca

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