Las mujeres no estamos locas solo queremos libertad y respeto

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Argentina Casanova—

No estamos locas, no es estar locas querer vivir en un mundo donde podamos caminar sin miedo, donde podamos vestirnos sin temor a qué pensarán, donde tengamos que trabajar cocinándonos los pulmones en la leí±a para hacer tortillas, porque no tenemos acceso a un trabajo mejor porque no estudiamos, obligadas a huir de matrimonios obligados, de ser cambiadas o «apalabradas», de no poder vivir en una sociedad que nos dice cómo debemos ser y que si reí­mos o elegimos vivir la vida como eternas adolescentes alguien venga a lastimarnos, que en México no sea mas que un discurso la campaí±a contra el cáncer de seno y los pinches estudios a los que todas tenemos acceso no puedan ver un tumor, que no se hagan mastectomí­as preventivas, que nosotras trabajemos aí±os y nos despidan sin respetar nuestros derechos y que seamos las mujeres las que están asesinando en un pinche paí­s corrupto donde nos gobierna un sistema presto a encarcelarnos por robar un paí±al o leche, o por defendernos, pero sea incapaz de responder si gritamos pidiendo auxilio.
Nuestras madres, nuestras abuelas, con las que ni siquiera compartimos el nombre, a las que vemos empobrecidas y a las que les roban sus propiedades engaí±adas en el amor abusivo, nuestras amigas que sobreviven al dolor de la traición y la mentira, nosotras que aprendemos a superar el dolor de no caber en este mundo que nos asfixia y constrií±e haciéndonos sentir anómalas, muy gordas, muy flacas, muy tontas, muy listas, demasiado frí­as demasiado amorosas. No, no estamos locas ni histéricas son ellos los de las guerras , los de la corrupción que empobrece, son todos los que siempre quieren el poder de devorarlo todo y frente a nuestro de ser libres nos exterminan como recurso de control, pero somos nosotras las que construiremos una nueva forma de convivencia y de amor, sin miedo y honrando a nuestras madres y abuelas, porque cada sonrisa nuestra en libertad y resistencia es la conquista ganada con vidas de dolor y sufrimiento de ellas, reiremos, amaremos y resistiremos con ellas, por ellas, por nosotras y porque las nií±as, nuestras hijas, sobrinas y nietas no vivan el sufrimiento de nuestras madres y abuelas, el nuestro… Reí­r y amarnos es cobrarle a este sistema cada lágrima de sufrimiento de las mujeres en toda la historia, «comamos perdices y tomemos vino, tengamos habitaciones propias, cocinemos para nosotras, huyamos de los Recuerdos del Porvenir, dejemos de aferrarnos a los árboles que impiden la luz en la ventana, soltemos las mortajas, interrumpamos, volvamos a la selva, recorramos nuestros pasos de conocimiento ancestral, no más ser Sombra, entre sombras, y abandonemos el horno, metamos la cabeza en nuestra risa y libertad, dejemos los áticos y las salas de la familia, nombremos a Marí­a Magdalena como la discí­pula a quien Jesús se reveló en la resurrección, corramos con los lobos y no soltemos la mano de todas las mujeres en toda nuestra historia… Construyamos un planeta hembra, una nueva forma de hacer comunidad , habitemos nuestros propios cuerpos.
Y si queremos enojarnos gritemos también de furia contra quienes nos lastiman y lastimaron a otras.

Graciela Machuca

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