Sin legitimidad para elecciones de 2024 la dirigencia de MORENA en Quintana Roo; el propio AMLO le llamó “lacras de la política”

0

Necesariamente Incómoda

Graciela Machuca Martínez

El partido del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) ya tiene una dirigencia estatal en Quintana Roo, como resultado de un cuestionado proceso de elección de las personas delegadas distritales que participarán en el Consejo Nacional a realizarse durante el mes de septiembre en busca de consolidar la estructura de un partido que no acaba de cuajar a cuatro años de que Andrés Manuel López Obrador, su fundador, ganó la presidencia de la República.

Militantes y simpatizantes de MORENA en la entidad ya tienen una dirigencia formal y tal vez legal, pero carente de legitimidad, por haber surgido de un proceso desaseado durante el que imperó el agandalle, el nepotismo, la manipulación, la mentira, así como la falta de principios morales, porque quienes operaron estas elecciones desde los actuales círculos de poder político en la entidad priorizaron sus intereses personales en lugar de construir estrategias para crear la estructura organizacional que le hace falta a MORENA en la entidad.

Hace algunas semanas advertí en este espacio que MORENA no tiene estructura partidista en Quintana Roo ni tampoco interés en construirla a pesar de que haya ganado la gubernatura y la mayoría en el Congreso del Estado, así como los distritos electorales federales, lo que motivó ataques de fanáticos, pero en un breve tiempo la realidad me ha dado la razón, porque quienes con su autoridad política incidieron en el proceso de elección interna demostraron que sus estrategias son las mismas que utilizaron las tribus del Partido de la Revolución Democrática (PRD) para llevar a la debacle a ese partido que surgió de un movimiento ciudadano en la segunda mitad de la década de los ochenta del Siglo XX.

Quienes ejercen el poder en MORENA “detrás del trono” deben ser muy responsables y olvidarse de fundamentalismos para no repetir la misma historia del PRD, organismo político que creció vertiginosamente durante la última década del Siglo XX y primera del XXI gracias al movimiento ciudadano que le dio origen y que hoy en día está acabado.

Si al PRD llegaron a su conformación y crecimiento militantes de izquierda, priistas y líderes de partidos minoritarios, lo que llevó a la conformación de tribus y a repartirse el pastel antes de que estuviera terminado, a MORENA le esperan tiempos más difíciles, a pesar que haya ganado la presidencia de la república, porque sus filas y dirigencias están formadas por exmiembros de diferentes partidos políticos, incluso del llamado partido conservador, sin olvidarse la incidencia que tienen en el movimiento franquicias como las de los partidos Verde Ecologista de México y del Trabajo, que no precisamente son poca cosa.

Los procesos electorales en México marcan las agendas de todos los partidos políticos a tal grado que solo pueden planear estrategias para ganar elecciones y no para construir estructuras organizacionales, que garanticen confianza en la ciudadanía. Por el momento, los raquíticos partidos como el PRI, PAN y PRD tienen estructuras débiles, pero las tienen, sin embargo, MORENA, carece de ella porque el Movimiento Político no ha podido saltar a construirse como partido político.

Esto lo pone en aprietos para la elección federal, estatal y municipal del 2 de junio de 2024, cuando se elija a quien se hará cargo de la presidencia de la República, habrá comicios para renovar los 500 diputados federales, los 128 senadores, así como diputados locales en 30 entidades, entre ellas Quintana Roo, así como elecciones municipales.

Quienes integran la dirigencia de MORENA en Quintana Roo tienen grandes retos a resolver en tan solo un año, porque el proceso electoral del 2024 dará inició el mes de septiembre de 2023. Si la vida pública de MORENA la dividimos en antes y después del primero de julio de 2018, podemos decir que desde su fundación a esa fecha el trabajo era ganar la presidencia de la república, pero después del triunfo histórico de Andrés Manuel López Obrador, han pasado cuatro años sin que la prioridad haya sido construir una estructura que de vida a un partido. Si en cuatro años no lo han logrado, se ve imposible que en 12 meses lo alcancen.

La reconciliación entre los grupos al interior de MORENA aún no puede empezar porque falta el Consejo Nacional y será hasta entonces cuando se conozca quien tiene el control del incipiente partido, a este escenario, hay que sumarle el galimatías e incongruencias como la permanencia de la dirigencia nacional con Mario Delgado al frente, y las divisiones naturales que están surgiendo durante la etapa de precampañas a la presidencia de la república, así como a las gubernaturas del Estado de México y Coahuila para el 2023 y las nueve que se disputarán el 2 de junio de 2024.

Para que el movimiento político y ciudadano de Regeneración Nacional inicie su etapa de transformación a partido político le falta mucho, lo cual podrá lograr después del 2024, porque por el momento hay asuntos más importantes, como ganar las próximas elecciones presidenciales, meta que la puede alcanzar por factores que en este momento juegan a su favor: el presupuesto del gobierno federal y la mayoría de los gobiernos de los estados, la fortaleza política de su fundador Andrés Manuel López Obrador, así como la hasta ahora débil presencia de la oposición, la cual tiene muy poco tiempo para redefinir sus estrategias.

A estas tres razones hay que sumarle la inercia del mismo movimiento político y ciudadano que en las pasadas elecciones intermedias federales aún conserva un poco más de 15 millones de votos de los 30 que obtuvo el primero de julio de 2018.
Ante este panorama adverso de MORENA para consolidarse como partido político, la dirigencia estatal en Quintana Roo tiene muchas tareas pendientes para lograr legitimidad, misma que el propio presidente de la república no le reconoció a calificarla de “lacras” de la política, luego de conocer que en las elecciones de la actual dirigencia y delegación que participará en el próximo Consejo Nacional predominó el nepotismo.

Si el fundador, líder moral de MORENA y presidente de la República, no reconoce legitimidad a la dirigencia en Quintana Roo, entonces si tienen un verdadero problema, que solo podrán revertir con acciones contundentes de que no están robando, mintiendo ni traicionando y eso solo lo podrán demostrar en los espacios de gobierno de los cuales salieron las personas integrantes de dicha dirigencia.

A quienes (o quien) definieron la estrategia para arrebatar la representación de MORENA en Quintana Roo le salieron mal las cosas, porque las malas practicas utilizadas llegaron a oídos del presidente de la República, por fuentes de toda su confianza y aunque reconoció legalidad en el proceso, calificó las conductas fueron amorales. Él tampoco dio nombres, pero ello no exime de culpa a quienes consideran que MORENA es un patrimonio familiar o un juguete para que se entretengan las parejas.

Desde luego que hay que tomar en cuenta que MORENA solo ha tenido una cabeza, que ha sido AMLO, pero las dirigencias formales han sido provisionales, porque nadie ha querido ajustarse a las normas, todas y todos prefieren jugar sucio para quedarse con las dirigencias nacional, estatales y municipales.

Los futuros triunfos de MORENA serán gracias al electorado que sigue creyendo en Andrés Manuel López Obrador, porque no cuenta ni contará, por lo menos de aquí al 2024, con una estructura partidista que trabaje por esos triunfos.

Graciela Machuca

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *