INDIGNA LA MUERTE DE SARA ¿Y el procurador qué?

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Se me enchino la piel al saber de la saí±a con la que fue asesinada Sara Ferral Pacheco, la mujer de la zona maya que hasta el último momento exigió para su pequeí±a hija, lo que por ley le corresponde, que es la pensión alimenticia y que su cobarde padre Ramón Santos Gómez, secretario técnico del Ayuntamiento de Felipe Carrillo Puerto, se negó hasta el último momento a dar.
Sí­, se necesita ser muy cobarde para no reconocer su hombrí­a en el caso de su paternidad, seí±or Ramón Santos Gómez. Se necesita ser muy cobarde para no poder arreglar con palabras y un poquito de materia gris las consecuencias de sus actos, actos que en su momento disfruto mucho.
Cuanta cobardí­a para tener que recurrir a las amenazas y tratar de hacer desistir a una mujer para no tener que cumplirle a una pequeí±a con la pensión alimenticia y no tener que ver mermadas sus jugosas ganancias  en el sobre de la quincena, no fuera a quedarse  pobre el miserable  Ramón Santos Gómez.
Definitivamente  las mujeres no podemos quedarnos calladas ante hechos tan lamentables y repudiables como el artero y cobarde asesinato de Sara Ferral Pacheco, que no solo no tenia por que morir, por buscar la seguridad de su pequeí±a hija, sino que tampoco debí­a morir de una manera tan trágica, a manos de alguien que demostró todo su coraje, rabia, impotencia y sobre todo cobardí­a.
Yo como mujer le exijo al recién estrenado Procurador de Justicia del Estado, licenciado Francisco Alor Quesada a que haga su trabajo. No le pido mayor esfuerzo que el de la justicia y no quiero escuchar palabrerí­a como: ”estamos investigando…»,  ”estamos buscando elementos para determinar…» ”estamos cumpliendo con lo que marca la ley…».
No seí±or procurador, no se vale darle largas al asunto porque se trata de una humilde mujer del campo y no del caso de una mujer turista adinerada asesinada en un hotel y que el solo hecho de pensar que pudiera afectar la imagen del destino, es suficiente motivo para investigar a fondo.
No seí±or procurador, ambas eran mujeres, ambas seres humanos y no merecí­an morir. Por lo tanto la justicia debe ser pareja. Hoy licenciado Alor, usted tiene la justicia en las manos. Aplí­quela con valor y no nos vaya a salir con que en el caso del asesinato de Sara Ferral Pacheco, el principal sospechoso, o sea Ramón Santos Gómez, flamante Secretario Técnico del Ayuntamiento de Felipe Carrillo Puerto, se les escapó.

Por Guillermina Garcí­a

Graciela Machuca

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