Jorge Cruz Escalante.

Finalmente Bacalar se convirtió en el décimo municipio de Quinta- na Roo, luego de que por unanimidad, la XII Legislatura aprobara el decreto correspondiente. La extensión territorial será de siete mil 161 kilómetros cuadrados, 139 poblaciones y una lí­nea costera de 20.1 kilómetros, con cabecera en la ciudad del mismo nombre.

Esto significa que el nuevo municipio estará conformado por poco menos de la tercera parte del actual territorio de Othón P. Blanco, que originalmente contaba con una extensión de 19 mil 010 kilómetros cuadrados y ahora tendrá 11 mil 849 kilómetros cuadrados.

Es importante recordar que el 6 de diciembre de 2001, el entonces diputado Jorge Calderón Gómez, presentó la iniciativa para la crea- ción del municipio de Bacalar y tuvieron que pasar casi 10 aí±os para que este anhelo se convirtiera en realidad.

Los integrantes del Comité Pro Municipio de Bacalar, encabeza- dos por Edmundo Gómez Trejo, e integrado por el propio Calderón Gómez, los ex diputados Margarito Buitrón Hernández, Israel Barbosa Heredia, Román Guzmán González principalmente, sonrieron satis- fechos el dí­a de ayer después de que el Congreso del Estado aprobara ese hecho histórico.

Saben que a partir de ahora, sus nombres estarán presentes en la memoria de los habitantes de Bacalar, como las personas que hicieron posible que ese hermoso lugar adquiriera el estatus jurí­dico de municipio. Pero fuera de la euforia natural de saber que lograron un objetivo largamente acariciado, deberán ser parte importante de la construcción de un municipio fuerte, que no se vaya a convertir después en una carga onerosa para sus habitantes.

La casi totalidad de los municipios de Quintana Roo, viven de las participaciones estatales y federales, debido a que los ingresos pro- pios municipales son muy escasos, derivados del pago del impuesto predial, de las licencias de funcionamiento y algunos otros derechos. El 80 por ciento de los recursos con que se conforman los ingresos municipales provienen del Gobierno del Estado y la Federación.

Las nuevas autoridades del naciente municipio, tendrán que analizar a fondo cuáles son las necesidades más urgentes y tratar de impedir la creación de una burocracia improductiva que en lugar de contribuir a la solución de las demandas sociales, se convierta en el principal obstáculo, como ocurre en los otros municipios del Estado. Mirar a Bacalar como un botí­n polí­tico y económico para beneficio de unos cuantos que se creen dueí±os del nuevo municipio, no res- ponderí­a a los anhelos de los habitantes, que necesitan de sus nuevas autoridades el compromiso ineludible de solucionar los problemas de la comunidad y no de servirse con las manos llenas.

Una burocracia obesa, que responda únicamente a intereses polí­ticos, no beneficiará a los habitantes de Bacalar, los grupos que impulsaron la creación del municipio, serán los primeros en buscar apropiarse de la naciente administración.

La rebatinga por los cargos en el organigrama municipal será una dura batalla que podrí­a descarrilar el principal objetivo: construir un municipio que solucione los problemas de la comunidad, no que los ocasione.

Si la elección de las autoridades que encabezarán el Concejo Mu- nicipal que administrará los primeros dos aí±os y medio la nueva de- marcación polí­tico-geográfica, así­ como la de los nuevos funcionarios municipales, se hace en base a criterios de amiguismo, compadrazgo e incluso nepotismo, Bacalar comenzará mal.

Pero es que los polí­ticos mexicanos están acostumbrados a actuar así­, porque no les interesa en lo más mí­nimo hacerlo siguiendo pa- rámetros de eficiencia, trabajo, responsabilidad y compromiso social para elegir a sus colaboradores.

¿Por qué esperamos que las cosas sean diferentes en el naciente municipio de Bacalar, si sabemos el pasado de algunos de los que buscarán ser las autoridades que gobiernen los siguientes dos aí±os y medio, cuando han sido parte de un sistema polí­tico que no encum- bra siempre a los mejores ciudadanos, sino a quienes les conviene por cuestiones de amistad o hasta complicidad?

De la euforia por la creación del nuevo municipio, a la frustración originada por autoridades resueltas a hacer de Bacalar su patrimonio personal o familiar, hay un margen muy estrecho. Nuestro deseo es que las cosas no sean así­, pero habrá que esperar para que aquellos que se dicen con méritos para ganarse un puesto en el nuevo gobierno municipal, comiencen a presionar para no dejarse arrebatar el pastel.

Graciela Machuca

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