Carta de solidaridad con la lucha de las mujeres del mundo

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Tona Gusi

En este aí±o, en que el Foro Social Mundial se une a los pueblos de ífrica por tercera vez después de Malí­ (2006) y de Kenia (2007), nosotras, las mujeres de diferentes partes del mundo, reunidas en Dakar, conscientes de que la unión de nuestras fuerzas permitirá con el tiempo provocar un cambio, reafirmamos nuestra solidaridad y ad- miración por las luchas llevadas a cabo por las mujeres de Senegal, de ífrica y del mundo entero. Sus luchas, junto con las luchas de todos, hombres y mujeres, fortalecen la resistencia existente en todas partes en contra del sistema capitalista y patriarcal globalizado.

Al dí­a de hoy, seguimos sufriendo las mismas crisis mundiales a nivel económico, alimentario, ambiental y social, y constatamos con preocupación que estas crisis perduran y se profundizan. Reformula- mos aquí­ nuestro análisis según el cual estas crisis no son aisladas sino que son la expresión de la crisis del modelo caracterizado por la sobreexplotación del trabajo y del medio ambiente, y por la especu- lación financiera en la economí­a. Es la razón por la cual nosotras, las mujeres, seguimos afirmando que debemos cambiar este modelo de sociedad, este modelo económico, este modelo de producción y de consumo, que genera más pobreza en nuestros pueblos, especialmente en las mujeres.

Nosotras, las mujeres, en el afán de respetar y defender los princi- pios de justicia, paz y solidaridad, tenemos que avanzar en la cons- trucción de alternativas para hacer frente a estas crisis. Pero no nos interesan las propuestas paliativas basadas en la lógica del mercado.

No podemos aceptar que los intentos por mantener el sistema actual se realicen a expensas de las mujeres.

En este sentido, decimos no a la intolerancia y a la persecución de la diversidad sexual, así­ como a las prácticas culturales que atentan contra la salud, el cuerpo y el alma de la mujer.

Condenamos toda forma de violencia contra las mujeres, en particular el femicidio, la trata de mujeres, la prostitución forzada, el abuso fí­sico, el acoso sexual, la mutilación genital femenina, los ma- trimonios precoces, los matrimonios forzados, la violación, la violación utilizada sistemáticamente como arma de guerra y la impunidad de quienes cometen estos actos de terror contra las mujeres.

También decimos no a una sociedad que no respete los derechos de las mujeres, que no les permita el acceso a los recursos, a la tierra, al crédito, al trabajo en condiciones dignas, donde el capital, para reproducirse, precarice los empleos de las mujeres.

Condenamos toda forma de acaparamiento y de colonización de tierras pertenecientes a campesinas y campesinos, por Estados o por empresas transnacionales, y condenamos los cultivos transgénicos que son perjudiciales para la biodiversidad y la vida.

Decimos no a la carrera armamentista y a la carrera nuclear que se llevan a cabo a expensas de la inversión, por parte de los Estados, en favor de programas sociales, de salud y de educación.

Condenamos una sociedad que no permite el acceso de las muje- res al conocimiento y a la educación, donde las mujeres son discrimi- nadas y marginadas en los procesos de toma de decisiones.

Decimos no a los conflictos armados, a las guerras y a las ocupa- ciones. Decimos SI a la paz justa para los pueblos oprimidos.

Frente a todo ello, nos proponemos reforzar nuestra lucha para que nuestros paí­ses logren una soberaní­a económica, polí­tica y cultural con respecto a las instituciones financieras internacionales. Queremos la cancelación de las odiosas e ilegí­timas deudas y una auditorí­a ciu- dadana que permita a los pueblos solicitar una reparación: las mujeres no deben nada, son el primer acreedor de la odiosa deuda. También hacemos un llamamiento para la aplicación efectiva de la tasa Tobin.

Exigimos la soberaní­a alimentaria de los pueblos y el consumo de productos locales, el uso de nuestras semillas tradicionales y el acce- so de las mujeres a la tierra y a los recursos productivos.

Queremos un mundo donde los hombres y las mujeres tengan igualdad de derechos, las mismas oportunidades en el acceso al conocimiento, a la educación, a la alfabetización, a la educación y a la toma de decisiones, y los mismos derechos a trabajar y a tener salarios justos.

Exigimos un mundo donde los Estados inviertan en la salud de las mujeres y en la de nuestros hijos, sobre todo en salud materna.

Hacemos un llamamiento a ratificar y a aplicar de manera efectiva, todas las convenciones internacionales, en particular el Convenio 156 y el Convenio 183 de la OIT.

Queremos la democratización de las comunicaciones y del acceso a la información.

Nos solidarizamos con las mujeres palestinas por un Estado palestino democrático, independiente, soberano, con Jerusalén como capital, y por el retorno de los refugiados de conformidad con la Reso- lución 194 de las Naciones Unidas.

Nos solidarizamos con las mujeres de Casamance por el retorno de la paz. Apoyamos la lucha de los pueblos de Túnez y Egipto por la democracia. Las mujeres de la República Democrática del Congo por el fin del conflicto. Las mujeres kurdas, por una sociedad democrática, ecológica, libre e igualitaria entre mujeres y hombres y donde exista el derecho a utilizar su lengua materna en la educación.

Somos solidarias con las mujeres Saharaui, por la obtención de su derecho a la libre determinación, de conformidad con la resolución de la ONU y por el encuentro de una solución pací­fica, de conformidad con la Carta del Foro Social Magrebí­.

Nos solidarizamos con todas las mujeres ví­ctimas de desastres naturales, como los de Haití­, Brasil, Pakistán, Australia…

Nos solidarizamos con los millones de nií±os y mujeres refugiados y desplazados.

Hacemos un llamamiento a que puedan retornar a sus tierras y para su libre circulación.

Proponemos la creación de redes de alerta e información sobre y para mujeres que se encuentren en zonas de conflicto o de ocupación. Propo- nemos que el 30 de marzo sea el Dí­a Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino y hacemos un llamamiento al boicot de los productos de los ocupantes israelí­es. Apelamos a la creación de un Foro Internacio- nal de Solidaridad con la Lucha del Pueblo Palestino en el 2012.

Reconocemos las luchas de todas las mujeres del mundo y hace- mos nuestras sus reivindicaciones: lo que le sucede a una de nosotras, nos incumbe a todas. Es por eso que debemos luchar juntas.

Dakar, 11 de febrero de 2011

Graciela Machuca

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