La importancia que tiene la comunicación en el desarrollo sociales basica, y estriba en que desde nuestros orí­genes los seres humanos nos convertimos en seres sociables a partir de que accedimos a formas de comunicación, y en la medidas de que la hicimos propias, logramos concretar la comunicación como tal. Despues de enten- dernos unos con otros, y plantearnos las circunstancias en las que vivimos, pudimos ser una sociedad civilizada. Así­ la comunicación, los comunicadores y los medios de comunicación se han convertido en fundamentales para el desarrollo humano.

Asi pues sin la participación de los comunicadores y los medios de comunicación, no se puede entender a la sociedad actual ni al gobierno y la interrelación que se da entre ellos. Todos estos avan- ces logrados hasta ahora por la sociedad actual se pueden erosionar con acciones de poder, que lejos de abonar para su fortaleciento y desarrollo, establecen barreras que hacen inaccesibles y distantes la posibilidad de una comunicación armoniosa entre los diferentes actores sociales y que son causadas cuando uno de los sectores sociales principalmente el sector que ostenta el poder, tanto polí­tico como económico le da por imponer un ”estilo» propio de comunicación en la que no existe más verdad que la de dicho poder; que al sentirse observado y cuestionado, genera un proceso de intimidación y agresión en donde recurre a todos los medios de que dispone para lograr su ob- jetivo, que es la de excluir otras opiniones o puntos de vista diferentes a los establecidos de manera autoritaria.

Lo que tienen en común los agredidos en estos casos, es que no comulgan con el autoritarismo impuesto por el agresor al tener un punto de vista muy diferente al establecido y que manifiestan a través de opiniones analí­ticas y crí­ticas. Hasta hoy, nadie puede acusar con pruebas al agresor, pero tampoco se puede ignorar que sólo quienes ejercen la comunicación de manera independiente son ví­ctima de es- tos atropellos. El tema podrí­a salirse de control si en pleno siglo XX el jefe insista en querer que solo las fotografí­as oficiales adornen las notas de los periódicos, como era hace muchos aí±os en el que dichas acciones estaban legitimadas y manejadas por una gobernabilidad autoritaria. ¿Será que aun no hemos encontrado un modelo de sustitución? Aceptar a estas alturas el autoritarismo es aceptar la derrota y poner con esto en términos de enorme riesgo la gobernabilidad y la legitimidad.

Graciela Machuca

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