Dr. Eduardo Ariel Herrera Avila

Tantas cosas que se viven hoy en dí­a que uno no sabe ni cómo reaccionar; nuestra mente vuela por cielos distantes ante las innumerables noticias que pudieran ser de nuestro agrado o desagrado, sin embargo vivimos pendientes de todo lo que sucede a nuestro alrededor y nos vamos volviendo más empáticos cuando lo que nos rodea pudiera ser algo que interfiera en nuestras vidas en determinado momento.

No tenemos la vida comprada, no somos inmortales, la religión nos enseí±a que estamos de paso en este mundo que nos cobija temporalmente y espera que actuemos de la manera más correcta a fin de lograr lo necesario para disfrutar del paraí­so prometido; como sea, la única realidad es que si nacimos hemos de morir, y nuestras ac- ciones son las que nos permiti- rán pasar a ocupar algún puesto en la atemporalidad y, si bien nos va, posiblemente en la eternidad.

Noviembre comienza con los festejos tradicionales para nuestros difuntos, para todos aquellos que han pasado a ocupar su lugar en la eternidad, para aquellos que ya ocupan su lugar en el eterno oriente y que disfrutan de las promesas que to- dos esperamos sean realidad. In- dependientemente que creamos en Dios o no, sabemos que no
podemos luchar contra la muerte, lo más que podemos hacer es aprovechar cada segundo de nuestra existencia en este mundo y compartir nuestras vivencias con los seres que queremos.

Es común que nos entre- guemos a remordimientos que se encargan de recordarnos las cosas que dejamos de hacer con las personas que ya no se encuentran con nosotros… cuantos no hemos sufrido recor- dando las acciones que pudimos realizar con las personas que nos abandonaron, las flores que no mandamos, las palabras que no dijimos, las fotos que nos tomamos, los momentos que no regresarán y que sabemos pudimos aprovechar con los que estuvieron a nuestro lado… algu- nos otros nos atormentamos por decisiones que tomamos y que nos impidieron apoyar a nuestros amigos cuando más necesitaban de nosotros, cuando requerí­an de ese hombro en el que pudieran recostar la cabeza y dejar fluir los sentimientos convertidos en gotas cristalinas que fluyen del más profundo de los lugares del alma y mueren en el calor de una persona amiga.

Estos sentimientos renacen muchas veces cuando vivimos situaciones que se asemejan a lo que con anterioridad ya experimentamos… sin embargo, también es común que con el En fin, las situaciones en las paso del tiempo olvidemos todas que la muerte está rondando nos esas promesas y ese dolor sen- tido, nos regresamos a la forma común de actuar y dejamos a un lado ese sentimiento tan humano para ocupar ese espacio con lo mundano.

Y, ¿Qué pasa al regresar al mundo común? ¿Somos in- humanos al no sentir todo el tiempo esa sensación de ser más humanos? No, al contrario, somos más humanos al atravesar una y otra vez por esos umbrales que nos llevan entre las sensa- ción de incompetencia y la de no necesidad… es común que al sentir que perdemos también nos surja el deseo por querer que no vuelva a suceder, sensación que al momento de ir obteniendo cosas nuevas volvemos a dejar a un lado.

Perder es una de las cosas para las cuales difí­cilmente nos preparamos y la muerte es una pérdida, cuando sentimos que un familiar o amigo muy cerca- no puede abandonarnos, nos invade esa sensación de pérdida e intentamos hacer lo correcto para no perderlo, pero, surge otra pregunta ¿Lo hacemos por la persona que sufre o por evitarnos sufrir nosotros? Creo no tengo la respuesta en este momento, pero sé que ambas cosas intervienen en ese momento.
marcan y nos hacen recordar lo frágiles que somos y el hecho de que solo estamos de paso en este paraí­so terrenal, debemos enten- der que la vida es tan corta com- parada con la eternidad y que los momentos que tenemos debemos aprovecharlos de la mejor manera a fin de evitar los remordimien- tos capaces de atormentarnos
y de hacernos sentir basura… Somos humanos y como tales no estamos exentos a cometer equivocaciones, entre ellas las que nos impiden no aprovechar los momentos con las personas que se van… disfrutemos todo lo que podamos y aprovechemos la vida tan corta que tenemos… Noviembre debe recordarnos la fragilidad de nuestro cuerpo y trabajar por fortalecer nues- tras acciones y luchar lo más posible por ser eternos… Hoy, posiblemente, esté influencia por ese remordimiento de no haber hecho lo correcto y estar a punto de enfrentar una pérdida, o posi- blemente solo me di cuenta de lo débil que somos y darme cuenta de la posibilidad de que a lo mejor maí±ana no disfrutemos de la vida misma. í‰xito SOFI, tra- bajemos por ser eternos…¡¡¡¡Te quiero mucho hermanita!!!!

Graciela Machuca

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