El Huracán Wilma que se estacionó en cancún mas de 50 horas hace 7 aí±os.

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Wilma trajo destrucción y saqueos a vista de todos

020 de octubre de 2012

Por Héctor Aguilar > Quequi.- COMO NUNCA ANTES EN Mí‰XICO ESTE CICLí“N RECIBIí“ COBERTURA TOTAL DESDE SU INICIO.

El poderoso huracán ”Wilma» fue el meteoro más destructivo que con su furia permaneció estacionario durante los dí­as 21 y 22 de octubre del 2005, pero también fue el que tuvo mayor cobertura de medios locales, nacionales e internacionales, debido a que dí­as antes periodistas de todo el mundo acudí­an a la celebración de la entrega de los premios ”MTV Awards».

En vivo Joaquí­n López Dóriga, entrevistaba ví­a telefónica en red nacional al entonces gobernador, Félix González Canto, quien sostení­a la tesis de que el huracán se desviarí­a y seguí­a promoviendo el evento que por primera vez se realizarí­a en tierras mayas, pero ”El teacher» lo desmintió públicamente, pues el se avizoraba la amenaza del monstruo que ya era ”Wilma» y que finalmente afecto la totalidad de los estados de la pení­nsula de Yucatán con vientos superiores a los 320 kilómetros imponiendo récord por lluvia.

En la cobertura para Telemundo, ya se encontraba un equipo para cubrir los otrora frustrados MTV Awards acto obligado a cancelarse, y se fueron para nunca más volver. El 18, cuando era inminente el arribo de ”Wilma» que ya dejaba caer las primeras lluvias que vaticinaban lo que vendrí­a, reporteros y camarógrafos se instalaron en donde se ubicaba el restaurante Capitan’s Cove de Playa Tortugas. Una vez hecha esa primera transmisión, todo el equipo se trasladó al hotel Radisson de la ciudad.

Vení­an reporteros de la cadena estadounidense NBC y muchos otros de cadenas internacionales y nacionales junto con nuestro equipo de Telemundo, nos refugiamos ahí­. Habí­a ahí­ también cancunenses como Carlos Constance y su familia.

Esa noche, dormimos en el Hotel ya habí­a mucha tensión y la lluvia considerable afuera. Al dí­a siguiente recorrimos albergues y vimos todas las previsiones que autoridades y población realizaba. Las calles eran hormigueros y las compras de pánico a pesar de que el abasto era suficiente la gente se lanzó a comprar de todo.  En el Comité de prevención, el presidente municipal Francisco Alor Quesada encabezaba las labores y las sesiones eran muy concurridas conforme avanzaba el momento para decretar alerta roja.

Ya de noche y bajo una fuerte lluvia por fin pude ir a mi casa para pasar con mi familia lo álgido del meteoro. Habí­a temor, pero el teléfono de casa serví­a igual que las casetas telefónicas que se encontraban sobre las banquetas que habí­an desaparecido bajo el agua cuyo afluente crecí­a y significaba un peligro latente. Hubo que subir los muebles unos con otros y batallas para sacar el agua que durante horas se metí­a y subí­a el nivel hasta que avanzada la noche ya era de inundación dentro de mi casa y las casas del fraccionamiento Quetzales, que subió y subió y no hubo poder que la detuviera, por lo que subimos al piso de arriba a esperar lo peor.

El viento era tan fuerte y una de las ventanas colapsó,  afortunadamente nadie se encontraba ahí­, así­ que el agua entraba por arriba y bajaba como cascada por las escaleras, era un caos.

DíA DE SAQUEOS

Cuando empezó a clarear, me asomé por la ventana hecha aí±icos, todo el parque y el fraccionamiento inundado, clareó, sabí­a que era el ojo del huracán; salí­ casi nadando con una cámara para captar imágenes y reportar con un metro de agua en la calle. Me fue difí­cil desplazarme unas cuadras inundadas.

Sabí­a que tení­a poco tiempo para que el claro del ”ojo del huracán»  desapareciera y de nuevo vendrí­a más lluvia y viento, camine por la avenida ”Las Torres», ya bajo el agua que dejaba caer su fuerza, no se veí­an banquetas.

Al llegar a la esquina donde se encuentra el gimnasio ”Yek», ví­ a las primeras personas que grabe saqueando una tienda. ”No nos grabe», decí­an. Hice caso omiso. Llegue a la antigua torre de control; cuando la lluvia volvió a tomar fuerza ya no se podí­a grabar, pues parecí­a que te tiraban cubetadas de agua a la cara. Quise subir a la torre, pero como la madera estaba muy mojada y hasta enlamada me resbale y de milagro pude permanecer de pie, opte por irme por la Tulum, donde los postes tapaban el paso.

Subí­ al camión de bomberos porque me reconoció el comandante Vergara, quien me puso al tanto que el albergue de la Casa de la cultura en donde habí­amos estado la noche anterior tuvo que ser evacuado, era uno de los más grandes con alrededor de dos mil turistas.

”Todos fueron evacuados porque las ventanas se rompieron y el techo no iba a resistir de seguir así­ la lluvia y el viento», seí±aló (recordemos que ”Wilma rompió record de 440 milibares),  ”Como pudieron pasaron a los turistas a las instalaciones de la escuela La Salle en medio de lluvia y viento inundadas las calles con el riesgo que esto implica».

Los bomberos iban a rescatar a un turista que tení­a sí­ntomas de infarto en los albergues de la Universidad Tecnológica, cuyos cristales estallaron y provocaron temor e histeria entre los albergados, en su mayorí­a turistas.

El puente se encontraba inundado así­ que hubo que dejar el camión del otro lado y lanzarse a pie brincando obstáculos en medio de la lluvia. Habí­a turistas mojados y desesperados, pero ya estaban desayunando y siendo atendidos por los heroicos empleados que sin dormir daban de desayunar y atendí­an a quienes presentaban crisis nerviosas.

Ya de regreso, con el turista afectado, una ambulancia pidió les entregaran al paciente para ser atendido por los paramédicos, era Ricardo Portugal quien vení­a con los camarógrafos de Televisa nacional.

Por momentos el camión de bomberos tuvo que parar para bajar a cortar cables y remover postes y así­ ir abriendo camino haciéndolo transitable el boulevard Colosio y la avenida Tulum.

Casi al llegar a la estación de bomberos vinos como personas iban saqueando tiendas y hasta filmé a un tipo que llevaba todo un bulto de ropa cargando de la tienda Telas San Francisco. La lluvia habí­a cesado y me fui a llevar el material grabado para ser transmitido en breve. De ahí­ esperé a cargar la pila de mi celular como la de mi cámara para continuar reportando los daí±os, fue un dí­a donde ya se hablaba no solo de saqueos sino de violaciones y robos. Todos sin luz el temor era tal que esa noche los vecinos se comenzaron para cuidar su colonia o fraccionamiento.

Lo más grave que habí­a pasado esa noche fue  en la avenida Fonatur cuando un funcionario bancario salió de su casa a pretender arreglar una tabla que protegí­a una de sus ventanas, pese a los pedidos de su esposa que no lo hiciera, y se encontró con un vidrio traí­do por el fuerte viento que se le clavó en el corazón. Como pudo regresó arrastrándose a la puerta pero herido de muerte, su esposa hizo el reporte, el se despidió de su esposa e hijos hasta que llegó un vehí­culo blindado de valores con paramédicos que lo llevaron a un hospital donde falleció al haberse desangrado; ese fue un lamentable hecho de alguien a quien la vida le habí­a sonreí­do pues acababa de ser nombrado director de el banco donde trabajaba. Pero el drama apenas comenzaba y los saqueos hasta hoy impunes los propiciaron los policí­as municipales de Cancún.

…Y MíS SAQUEOS

”Estas son las calles por las que no pasó Vicente Fox» fue la entrada de una de mis notas, cuyos aspectos eran las colonias o asentamientos irregulares en donde las palapas se habí­an venido abajo. En la Colonias los Milagros pocas chozas se encontraban de pie, las calles lodosas e inundadas y el hambre era mucha. En el palacio municipal repartí­an despensas y agua, los helicópteros volaban de un lado a otro y decí­an que vení­a el presidente Fox que nunca lo vieron solo en una conferencia de prensa y nuca parar su paso ante las necesidades de la gente que se le pretendí­a acercar sin cumplir su objetivo.

La noche del saqueó inició con los policí­as que lejos de cuidar se dedicaron a utilizar sus vehí­culos para apropiarse de múltiples objetos hasta motocicletas y lo que no se imaginan, computadoras y todo lo que habí­a al interior de las tiendas departamentales. El crucero era una romerí­a, pues decí­an que los polis les habí­an dado chance de llevarse comida, pero se probaban zapatos, robaban televisores, estufas, refrigeradores, aires acondicionados y todo tipo de objetos. Los empleados de Milano hací­an una valla para defender su tienda de no ser saqueada por la muchedumbre. Se robaron hasta los cajeros automáticos. Hasta que la noche siguiente se reforzó la seguridad, se escuchaban balazos que lanzaban para inhibir a la horda de personas que pretendí­an seguir saqueando Cancún.

Recuerdo que el entonces Director de Seguridad Pública Adrián Samos ante la presencia del presidente Fox quien se le acercó para preguntar que es lo que necesitaba, éste le contestó ”uniformes», todos lamentaron mucho esto, incluso Fox lo regaí±ó, pero meses después llegaron uniformes para los policí­as color caqui del mismo color que utilizan los presos en Almoloya o los reclusorios de DF.

A partir de este hecho que fue reportado al mundo entero por la prensa nacional local e internacional la policí­a de Cancún se convirtió en el peor enemigo y delincuente a la vez cuyo cinismo al permitirse continúa al haberse tolerado.

DESTRUCCIí“N SIN LíMITES

La avenida Nader y Bonampak continuaron bajo el agua y muchas colonias se encontraban irreconocibles, esa noche del 21 tras haber pasado múltiples experiencias y ver como se iba deteriorando todo, incluso se hablaba de una casa que se habí­a derribado por permanecer bajo el agua le pedí­ al comandante Vergara ir a evacuar a mi familia ya de noche llegamos y siempre he dicho que nunca ante me hicieron mis hijas tanto caso al verme bajar de camión y decir ”tomen rápido lo que puedan de comida y ropa y vámonos» pues el agua seguí­a un metro, esto se debió a que los pozos de absorción habí­an sido perforados a menos de 30 metros y fueron insuficientes.

íbamos al albergue de la sede sindical del ayuntamiento pero ya no pudimos pasar la lluvia arreciaba, paramos en la estación de bomberos donde quedó albergada mi familia los siguientes tres dí­as muy cerca de donde se encontraba el equipo de Telemundo. Más tranquilo, me dispuse a dormir con toda mi familia. Los siguientes dí­as fueron incómodos pero seguros.

Nunca antes vi como la maí±ana siguiente, cuando el meteoro se disipaba las nueves en el cielo giraban encontrándose unas para un lado de rotación y otras a la inversa. De tanta lluvia dejó de funcionar una cámara Cannon que finalmente se perdió, pero hasta con una hi 8 seguimos grabando historias de vida, de trágicos momentos y hasta de felicidad cuando las familias se reencontraban sanas y salvas.

La solidaridad de mucha gente contrastó con las personas sin escrúpulos quienes hasta la fecha pretenden justificar lo injustificable: los saqueos que mostraron al mundo que en Cancún los policí­as lejos de cuidar roban y la gente aprovechó la ocasión sin pensar la gravedad de un momento que demanda solidaridad y que sí­ bien  se dio y hubo casos heroicos de quitarse el pan de la boca para dárselo a los nií±os y personas quienes todo lo perdieron , pero que hubo otros que no pueden tener la conciencia tranquila sobre todo las autoridades, servidores públicos y demás saqueadores.

Definitivamente Cancún cambió después del huracán Gilberto, pero dio otro vertiginoso giro con ”Wilma», Cancún es ahora, por ejemplo, una ciudad con una excelente cultura de prevención de huracanes

Graciela Machuca

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