El nuevo Papa y sus oscuros ví­nculos con la dictadura argentina

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Mí‰XICO, D.F. (proceso.com.mx).- El nuevo Papa Francisco I, Jorge Mario Bergoglio, es criticado por sus ví­nculos con la dictadura militar de Jorge Rafael Videla en Argentina en los aí±os 70, una de las más sangrientas, cuando varios jesuitas fueron perseguidos por oponerse al régimen y él guardó silencio manteniéndose alejado de cualquier tema polí­tico.

Bergoglio nació en Buenos Aires en 1936. Es hijo de inmigrantes italianos. En 1958 ingresó a la Compaí±í­a de Jesús y de 1973 a 1979 fue provincial de los jesuitas en Argentina, convirtiéndose un aí±o después en rector del seminario donde estudió. Es ingeniero quí­mico.

El nuevo pontí­fice, quien ha destacado por su postura tradicionalista, fue acusado de colaborar con la dictadura militar argentina, sobre todo después de declarar hace dos aí±os como testigo en el juicio de la Escuela Mecánica de la Armada (ESMA) tras supuestamente delatar y retirar la protección a dos sacerdotes jesuitas desaparecidos en la misma.

Las denuncias incluso han quedado impresas en el libro del periodista Sergio Rubí­n llamado El jesuita, una obra periodí­stica que recoge el testimonio de uno de los denunciantes de Bergoglio.

Sin embargo, el exarzobispo siempre ha negado los seí±alamientos.

Bergoglio era el superior de los jesuitas en Argentina. En mayo de 1976 retiró la licencia religiosa a los curas Francisco Jalics y Orlandio Yorio, dos subordinados suyos en la Compaí±í­a de Jesús que habí­an adoptado una posición activista en la defensa de los derechos de los pobres.

Los sacerdotes fueron secuestrados por un grupo de la ESMA poco después de perder la protección por orden del nuevo Papa, y se les envió a la Escuela Militar donde fueron torturados. Los curas, según el periodista Horacio Verbitsky, sospecharon que Bergoglio los habí­a delatado.

Jorge Mario Bergoglio también fue a llamado a declarar como testigo, por petición de la Fiscalí­a y las Abuelas de Plaza de Mayo, en el juicio por el plan sistemático de robo de bebés nacidos en cautiverio durante la dictadura.

Bergoglio también se opuso rotundamente a la aprobación de la ley que consagró el matrimonio gay en Argentina en 2010, cuando era arzobispo de Buenos Aires, enfrentándose al gobierno de ese paí­s.

En ese entonces seí±aló que el matrimonio entre personas del mismo sexo podí­a ”herir gravemente a la familia».

Indicó que no se trataba de una simple cuestión polí­tica sino de la pretensión de destruir el plan de Dios, una ”movida del padre de la mentira que pretende confundir y engaí±ar a los hijos de Dios».

También rechaza la adopción por parte de parejas homosexuales, alegando que es discriminatorio para los nií±os.

Asimismo, se opuso a una ley que permití­a que travestis y transexuales de Argentina registraran sus datos con el sexo elegido.

Estos temas enfriaron las relaciones entre la Iglesia argentina y la presidenta Cristina Fernández, quien lo acusó de querer llevar a la sociedad a los ”tiempos medievales y de la Inquisición».

Sobre el aborto, el nuevo pontí­fice considera que ”nunca es una solución. Debemos escuchar, acompaí±ar y comprender desde nuestro lugar a fin de salvar las dos vidas».

Bergoglio, quien en 1998 fue nombrado como obispo de la diócesis de Buenos Aires y en el 2001 cardenal, llamó a provocar ”un cambio» en la sociedad que afronta ”realidades destructoras», al advertir que los argentinos se están ”acostumbrando» a convivir con los efectos ”demoniacos del imperio del dinero» como ”la droga, la corrupción, la trata de personas».

También ha considerado en reiteradas ocasiones que el lugar de los sacerdotes es en las iglesias.

Graciela Machuca

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