Quintana Roo, La violencia de género contra las mujeres, una realidad.

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La falta de datos concretos parte del problema

Omisión e impunidad las constantes

Graciela Machuca

La danza de las cifras sobre violencia contra las mujeres es utilizada como pretexto para no actuar, es decir, para no poner en marcha las llamadas polí­ticas públicas de atención a las ví­ctimas y de prevención a un problema que por común se ha «naturalizado» o «normalizado», pero que no es natural ni mucho menos normal.

Sean «pocas» o sean «muchas» las mujeres ví­ctimas de la violencia machista, lo cierto es que para algunos sectores de la sociedad caribeí±a bastarí­a con que una sola mujer fuera agredida por su pareja o por cualquier hombre por el hecho de ser mujer para que las instituciones emprendieran acciones de reeducación social sobre la igualdad entre mujeres y hombres y desmontar la muy anquilosada, pero por lo visto vigente, idea de lo que en feminismo se conoce como su «supuesta supremací­a del varón».

Pese a que el delito de feminicidio en Quintana Roo, tiene una  pena máxima  de 50 aí±os de cárcel para quien dolosamente prive de la vida a una mujer por razones de género, aprobado por el pleno de la XIII Legislatura del Congreso del Estado.

Y si nos apegamos a los resultados de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) veremos que el 26 por ciento de las mujeres de 15 aí±os y más han sido violentada por lo menos una vez en su vida por su pareja, estas cifras, revelan expertas en la materia, «sitúa a Quintana Roo entre las diez entidades con el porcentaje más alto de violencia de México».

La noticia no sorprende cuando hacemos conciencia que existen infinidad de casos y que solo es la punta del iceberg es reportada a través de los medios de comunicación, pero de manera oficial poco o nada se sabe de la violencia de género contra las mujeres y como si fuera un misterio las cifras de feminicidio en Quintana Roo se escamotean, se ocultan por parte de las instituciones responsables de velar porque en esta entidad se de cumplimiento a ley general para una vida libre de violencia.

Del otro lado, la sociedad organizada se preocupa y algo tenemos de estudios e investigaciones, tal es el caso del Observatorio de Violencia Social y Género de la Universidad del Caribe, que en una muestra de mil 800 mujeres encontró espacios geográficos donde la violencia se agudiza.

Un dato revelador es la clasificación que sobre la violencia hace el Observatorio: 18 por ciento de las mujeres sufre violencia de «baja intensidad»; 28 por ciento de «intensidad media» y un 25 por ciento mas padece «violencia grave». Y este es el punto más revelador desde el observatorio universitario, porque cuando se habla de violencia grave se está frente a casos de mujeres cuya existencia está en permanente peligro o que han sufrido lesiones que han puesto en riesgo su vida.

Otro hecho preocupante es que muchas veces cuando se trata de feminicidio, la manifestación más extrema de la violencia hacia las mujeres, todaví­a algunas autoridades de Quintana Roo hablan de «crí­menes pasionales» que en realidad significa dar pasos hacia atrás en la justicia para las mujeres que viven estos dramáticos e inaceptables actos de violencia machista.

La teorí­a feminista o la teorí­a del género explica con precisión que cuando se habla de «crí­menes pasionales» como se hace desde la Procuradurí­a de Justicia del Estado, lo que se hace es justificar la conducta violenta, «el estado emocional», «la pérdida de la cabeza por celos» o por alguna «disputa familia», que en el fondo niega el feminicidio, es decir el asesinato de una mujer por el hecho de ser mujer. No son crí­menes pasionales. ¡¡¡¡¡¡¡¡son feminicidios!!!!!!!!.

Soledad Murillo quien fuera secretaria de Polí­ticas de Igualdad en Espaí±a, sostiene que la denominación de crí­menes pasionales y la excesiva explicación «a detalle» sobre un hecho como es el feminicidio, a través de los medios (y ahora dirí­amos a través de las instituciones de procuración de justicia) se privatiza el problema. Lo que se debe hacer es investigar el delito no la vida privada de las personas.

Las cifras de las investigaciones nos muestran, sin duda alguna, esa parte de la realidad social que las instituciones públicas del estado no quieren ver o pretenden seguir negando: la violencia de género contra las mujeres es un problema grave en Quintana Roo, y cuando la sociedad no tiene respuestas claras lo que encuentra es un nicho perfecto para impunidad. El caso más emblemático en México es Ciudad Juárez, en el norteí±o estado de Chihuahua. Habrá que pensar hacia donde queremos ir como sociedad y hasta donde la sociedad, sobre todo la que ya ha sido lesionada por la violencia patriarcal o machista, permitirá que las autoridades lleguen con su actitud omisa.

El Colegio de Médicos de Quintana Roo,  hizo un llamado a las autoridades de salud para emprender acciones preventivas que permitan detectar y atender a aquellas personas con diversas patologí­as que los lleva a convertirse en asesinos de mujeres, su presidente dijo: » que en la entidad queda claro que hay muchos más feminicidas sin descubrir, y otros más en potencia, como resultado de la ausencia de valores y educación en el hogar».

Graciela Machuca

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