Mujeres de la historia: Alexandra Kollontai (1872-1952)

0

La primera mujer embajadora del mundo, realizó su segunda misión diplomática en México. Se trata de la soviética Alexandra Kollontai (1872-1952), reconocida feminista y polí­tica bolchevique que tras su misión en Noruega, fue representante en el paí­s durante los aí±os de 1926-1927.

Sin embargo, dentro de la historia mexicana no ha sido una personalidad no del todo valorada. Como tantos otros personajes de este periodo, pese a su importancia, su trayectoria probablemente hubiese caí­do en el olvido si no hubiese sido por la investigadora Rina Ortiz Peralta, de INAH, que en los últimos aí±os ha dedicado parte de su labor al estudio de las relaciones entre México y Rusia en una de las épocas más agitadas en términos polí­ticos.

Rescate de los Diarios Diplomáticos

En 1993 Rina Ortiz, junto a otros investigadores mexicanos, tuvo, como comisaria de esta misión, la excepcional oportunidad de rescatar los hasta entonces inéditos archivos del Partido Comunista de México de 1919-1943 , conservados en el Archivo Estatal Ruso de Historia, Moscú.

Surgió entonces su interés por la figura de Kollontai. Tras una investigación de más de una década, en la que Rina Ortiz llegó a conocer a los familiares de la diplomática soviética, así­ como a rescatar numerosos documentos oficiales y privados, los Diarios Diplomáticos y otros documentos fueron publicados en espaí±ol bajo el tí­tulo de Alexandra Kollontai en México.

Un compendio de documentos que no solo esbozan una imagen de las relaciones polí­ticas y sucesos de la época, sino que al escribir Kollontai sus juicios y valoraciones en ellos, permite conocer la evolución de su pensamiento como activista polí­tica, feminista y represntante soviética.

Alexandra Kollontai

De gran cercaní­a a Lenin, al siguiente dí­a a la Revolución, éste designa a Alejandra Kollontai como ministra de Bienestar Social: ”Fue una mujer muy activa, y formó parte de lo que se llamaba la Oposición Obrera. Lo que planteaba era que en el gobierno deberí­an estar incluidos los representantes de los sindicatos, ya que estaba previendo la burocratización de las altas esferas del poder y del Partido. Como ministra no encontró mucho espacio para llevar a cabo todas sus ideas», explica Rina Ortiz.

”Aunque se formó una sección femenina dentro del Partido Comunista, esta cuestión se consideraba como algo secundario dentro de la propia internacional y se decí­a que en el momento del desarrollo del socialismo se promoverí­a la igualdad. Se veí­a como algo de segundo nivel, aunque empezaron a ponerse en práctica muchas de las ideas de Kollontai, como la creacaión de guarderí­as, comedores públicos, lugares dónde se pudiera lavar», continúa la investigadora.

”Si se empezaron a llevar a la práctica todas estas cosas, fue muy paulatinamente, nada especí­ficamente y Kollontai renunció a este cargo en 1918. Su futuro polí­tico era incierto», explica Rina Ortiz en una entrevista exclusiva para RBTH.

En 1922, Alejandra Kollontai escribió a Stalin pidiendo un nuevo destino de trabajo, y ese mismo otoí±o fue enviada a Noruega como la primera mujer embajadora y cuatro aí±os más tarde, a México.

¿Por qué el gobierno soviético decidió mandar a Alexandra Kollontai como representante diplomática a México?

México emergí­a también de una revolución, y tení­an el problema del reconocimiento al igual que el gobierno soviético. Sobre todo porque, en un principio, la revolución bolchevique se plantaba como una revolución mundial, no como una revolución en un solo paí­s.

En el aí±o de 1919 se crea la Internacional Comunista, que tiene la finalidad de promover la creación de otros partidos comunistas. Estos tienen el objetivo de ayudar al sostenimiento de esta revolución, tal como estaba planteada inicialmente. La Internacional empieza a mandar emisarios a todo el mundo y se empiezan a formar partidos.

Por el otro lado, la Rusia soviética se tiene que afianzar como cualquier otro gobierno, y necesita reconocimiento. La revolución mexicana, por su parte, también tiene que ser reconocida, básicamente por los EE UU, y hay una serie de negociaciones y el gobierno mexicano, es el primero en América en establecer relaciones con la rusia soviética.

El primer embajador es Stanislav Petrovski, un conocido revolucionario con mucha experiencia. Llega de una manera casi simbólica. En noviembre presenta sus credenciales al presidente mexicano y aparentemente todo comienza muy bien pero Petrovski, ahora se sabe por los nuevos documentos que se han abierto, es al mismo tiempo un agente de la Internacional Comunista que empieza a tener injerencia en la ví­a polí­tica mexicana.

Dicen algunos que la embajada se habí­a convertido en la sede del Partido Comunista. Esto empieza a crear roces y después hay una desafortunada declaración, que se malinterpretó como que México era un bastión para la expansión del comunismo en el continente. Inteligentemente lo mandan llamar mediante una nota diplomática, hasta que finalmente lo retiran. Es entonces cuando piden a Kollontai que vaya a México.

¿No era México esa plataforma de difusión de la ideologí­a comunista que se pensaba?

En un principio sí­, pero las cosas cambiaron. Para México fue muy útil la presencia soviética. Incluso en algún momento al presidente Calles se le llamó bolchevique, pero ya en la época de Kollontai, para la Unión Soviética es importante que se le deje de identificar con la idea de una expansión de la revolución comunista.

El Estado soviético no puede seguir promoviendo la idea de una revolución de todos los paí­ses, porque entonces, ¿cual es el sentido de enviar representantes diplomáticos para subvertir el orden en un paí­s?

Kollontai llega con esta nueva idea, incluso el trabajo que ella desarrolla durante su estancia en México, es justamente, procurar intercambios comerciales. Pero ¿qué intercambios puede haber en un paí­s que apenas está reconstruyendo su economí­a? En el diario se puede ver claramente; Kollontai se siente desesperada por no saber cómo se pueden promover relaciones económicas. Incluso dice que la propia embajada es un desastre. Enfrenta una serie de dificultades de un paí­s que está emergiendo, y por otro lado, en el momento en el que el presidente Calles logra establecer una buena relación con EE UU, se empieza a perseguir a cualquier opositor.

A grandes rasgos, ¿en que consistió la labor Kollontai en México?

Realmente no pudo hacer mucho más que crear un imagen de buena voluntad e identificaciones entre paí­ses, algo que es muy importante a largo plazo.

Graciela Machuca

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *