Conoce la iglesia que está sumergida en una presa en Chiapas

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Agencias
TUXTLA GUTIí‰RREZ, Chiapas- Leonel Mendoza sale a pescar mojarra como cada dí­a en un embalse rodeado de bosques y montaí±as que se pierden en la niebla en el estado de Chiapas. Y hace dí­as que, además de pescar, también acepta llevar en su barca a personas que quieren acercarse a losrestos de una iglesia colonial que han emergido de entre las aguas.

La sequí­a de este aí±o ha provocado que el nivel del agua que el rí­o Grijalva alimenta a la presa Nezahualcóyotl haya bajado unos 25 metros, lo que permitió que el templo sea visible.

Se trata de la segunda vez que sucede. En 2002 el agua bajó tanto de nivel que podí­a caminarse incluso en el interior de la construcción, informa The Associated Press.

«La gente le hizo mucha fiesta. Vení­an a comer, a convivir, habí­a negocio, yo les vendí­a la mojarra frita, hací­an procesiones rodeando la iglesia», recuerda Mendoza.

La iglesia, en la localidad de Quechula y bendecida en honor de Santiago Apóstol, es obra del grupo de frailes encabezado por fray Bartolomé de las Casas que llegaron a la región habitada por el pueblo zoque a mediados del siglo XVI.

Mide 61 metros de largo por 14 de ancho y sus muros tienen diez metros de alto. El campanario de su fachada mide 16 metros.

«La iglesia se abandonó a raí­z de las grandes pestes de 1773-1776», dijo a The Associated Press el arquitecto Carlos Navarrete, que trabajó para las autoridades mexicanas en un informe sobre los restos que serí­an cubiertos por el agua en los primeros meses de 1966, una vez concluida la construcción de la presa.

Dependí­a del cercano convento de Tecpatán, fundado en 1564, y Navarrete cree que, debido a las coincidencias arquitectónicas, es obra del mismo constructor y muy cercana en el tiempo. Su importancia se derivaba de estar ubicada en el camino real de Chiapas, diseí±ado por los conquistadores espaí±oles y que se mantuvo en uso hasta el siglo XX.

«En aquel momento aún encontramos la madera del coro y de las vigas del techo. También un gran osario de los fallecidos durante la peste que despobló la zona», recordó Navarrete. «Fue una iglesia construida pensando que aquel podrí­a ser un gran centro poblacional, pero nunca llegó a serlo. Probablemente ni siquiera llegó a tener cura de fijo, solo recibí­a visitas de enviados desde Tecpatán».

Graciela Machuca

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