Reinas, sacerdotisas y guerreras, invisibilizadas por el cristianismo

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Paul Antoine Matos
Foto: Tania Medina
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Jueves 30 de junio, 2016

El poder de la mujer maya en Yucatán fue uno de los temas tratados ayer, en la mesa Relaciones de género e identidad social, la cual se realizó en el salón Habuk, del Centro Estatal de Capacitación, Investigación y Difusión Humaní­stica de Yucatán, como parte del X Congreso Internacional de Mayistas, que se celebra en Izamal.

Desde el perí­odo maya Clásico hasta la guerra de castas del siglo XIX, los ponentes abordaron el papel de la mujer en la sociedad maya. La investigadora Marí­a Eugenia Gutiérrez González, del Centro de Estudios Interdisciplinarios de las Culturas Mesoamericanas (CEICUM), reveló que las mujeres, en los aí±os 600 al 800 de la era actual, eran poderosas, incluso con la abundante presencia de diosas, en su ponencia Reinas y guerreras mayas en inscripciones del perí­odo Clásico.

Sin embargo, en los siglos posteriores su papel de poder desapareció, expresó. Su teorí­a, explicó, es que los espaí±oles que llegaron a colonizar la región maya provocaron la invisibilización de la mujer maya, porque la autoridad de ellas era un peligro para el cristianismo.

Reconoció a mujeres mayas que tení­an los mismos tí­tulos que los hombres, como el k’uhul ajaw, el b’aahkab’, el elk’in kalo’mte, el sajal, o el aj k’uhuun, así­ como cargos polí­ticos importantes como el de la reina de Tikal, Unen B’ahlam, y otras que ocuparon esa posición de gobierno por derecho propio, no siendo esposas del rey. De igual forma, mencionó a las guerreras mayas que lucharon en varias batallas.

Pero, con su invisibilización, las mujeres mayas fueron olvidadas. Hasta que llegó Marí­a Uicab, sacerdotisa y reina maya en Tulum, lí­der de los rebeldes durante la guerra de castas (1847 -1901).

Joed Amí­lcar Peí±a Alcocer, investigador de la Universidad de Oriente (UNO), abordó a la sacerdotisa con la ponencia Cuatro cartas a Marí­a Uicab: el poder espiritual en tiempos de la guerra de castas. El académico presentó la correspondencia entre la lí­der religiosa y rebeldes mayas, tanto guerreros como sociedad en general, que publicó el periódico La Voz de Oriente, en Valladolid, entre 1871 y 1872.

En las cartas se da cuenta del papel de Marí­a Uicab entre los mayas del oriente de Yucatán, que en ese entonces abarcaba el hoy estado de Quintana Roo, como reina y sacerdotisa en Tulum. Los rebeldes, seguidores del culto indí­gena de la Cruz Parlante, considerada como herejí­a por el cristianismo, la consideraban como la representante de Dios en la tierra, e incluso se dirigí­an hacia ella y su esposo como ”reyes de la Santa Gloria» y, a ella, ”hermosura», afirmó el académico.

En una carta escrita por uno de los lí­deres de los sublevados, Crescencio Poot, éste se dirige a la sacerdotisa para presentarle sus reverencias y ofrecerle ”el exterminio de todos los blancos». En otras, los ciudadanos mayas le solicitaban la absolución de los pecados, agregó.

La correspondencia fue obtenida por el lí­der militar de los blancos de Mérida, Daniel Traconis, quien serí­a gobernador del estado entre 1890 y 1894, durante el asalto a Tulum en 1870, para posteriormente ser publicadas en los periódicos La voz de Oriente y La Razón del Pueblo. Las cartas, seí±aló, se convirtieron en evidencia documental histórica, pero también, accidentalmente, funcionaron para crear en Marí­a Uicab una figura poderosa en la historia de Yucatán.

Graciela Machuca

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