Rí­o Nizuc en total descuido

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En total descuido el área del rí­o Nizuc que, pese a no ser balneario público es frecuentado por algunas familias locales, aunque no muchas, los domingos, mientras que el resto de la semana permanece casi solitario, sin más presencia que la de los visitantes que se acercan al restaurante ubicado en la zona, cuyos empleados se quejan de que el paso continuo de embarcaciones afecta severamente los cercanos manglares, ya que son pocos los que reducen la velocidad de los motores al pasar por el canal de navegación.
Y no es para menos, si se considera que alrededor de 300 embarcaciones transitan diariamente, al menos en temporada alta, por el rí­o Nizuc, calificado como playa pública por Fonatur, a pesar de que por el alto volumen del tráfico náutico resulta arriesgado nadar en la zona e incluso, las mismas lanchas corren el riesgo de sufrir un accidente al evitar a los baí±istas que se alejan demasiado de la orilla.
Tanto Protección Civil como Capitaní­a de Puerto han asegurado en reiteradas ocasiones que el área del rí­o Nizuc no es para practicar el nado ni la pesca, mucho menos lanzarse clavados; el motivo principal es el intenso tráfico marí­timo.
Sin embargo, Fonatur no tuvo empacho alguno para instalar un seí±alamiento que indica que rí­o Nizuc es playa pública, motivo por el cual familias de cancunenses acuden a la zona para refrescarse, especialmente los fines de semana, máxime después de que se instalaron plataformas de madera, mesas y bancas.
Mismas que hoy por hoy, no presentan el mejor de los aspectos, al igual que la mayor parte de los botes de basura, que están rotos, en tanto que en los letreros oficiales apenas son visibles los rotulados, debido a los rayones hechos con pintura de spray, por ociosos que se sienten artistas.
Según fuentes de la Asociación de Náuticos de Cancún, durante las temporadas altas y cuando las condiciones climáticas lo permiten, son de 150 a 200 las embarcaciones de las distintas marinas que transitan por el área, en su mayorí­a wave runners y lanchitas de los jungle tours, a las que se aí±aden por lo menos otras 100 más pertenecientes a particulares, lo que se traduce en una intensa actividad náutica.
Las fuentes precisaron que las embarcaciones, sean de la clase que sean, no pueden navegar a más de cuatro nudos por hora, pero hay ocasiones en que las wave runners manejadas por turistas, las lanchas y yates particulares avanzan a mucha más velocidad, lo que recrudece el riesgo de accidente, sin contar con las afectaciones a la lí­nea costera de manglares, refugio de alevines y muchas especies juveniles que a causa del fuerte oleaje que levantan las embarcaciones, no tienen la oportunidad de desarrollarse hasta alcanzar la etapa adulta.

 

Graciela Machuca

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