El pueblo maya, entre el sistema de salud “estilo Dinamarca” y la deprimente realidad del hospital en Felipe Carrillo Puerto 

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Necesariamente Incómoda

Graciela Machuca Martínez 

Felipe Carrillo Puerto, Quintana Roo. El sistema de salud pública en México enfrenta desafíos notables que plantean interrogantes sobre la implementación efectiva de las políticas de atención médica promovidas por el gobierno federal, encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador. 

A pesar de las aspiraciones de un sistema de salud equitativo y accesible para todos, “como en Dinamarca”, persisten prácticas, deficiencias y problemas diversos como el cobro de insumos en el Hospital General de esta ciudad, que parecen contradecir los principios fundamentales del nuevo modelo de salud. 

En el discurso del titular del Poder Ejecutivo Federal, al presentar su llamado quinto informe de gobierno, insistió que ahora ya se tiene un sistema de salud de primer mundo, que ya no faltan medicamentos, no solo del cuadro básico, sino de todo tipo de medicamentos que requieren las personas usuarias del sistema de salud. 

Pero, además, siguen las promesas, como la campaña permanente que ha sido su gobierno, a tal grado que aseguró que en dos o tres meses habrá una “mega farmacia” en la Ciudad de México que tendrá todas las medicinas del mundo, además que entregará “un buen sistema de salud pública”.

El pasado primero de septiembre, desde el Centro de Convenciones de Campeche dijo: “Aquí quiero decirles que, en dos, tres meses más, vamos a tener una farmacia en la Ciudad de México donde van a guardarse, se van a tener todos los medicamentos, todos, no va a faltar uno, todos los medicamentos que haya en el mundo van a estar en esa farmacia, de modo que si en un centro de salud, en un hospital, no hay un medicamento se va a hablar a esa farmacia central y en 24 horas va a llegar el medicamento. Ya estamos por adquirir en el Estado de México un gran almacén que se está preparando con ese propósito”.

Desde luego que la realidad en México es otra, López Obrador habla de la realidad que lo rodea a él y a sus socios, así como el México que se ha construido mentalmente, pero en México hay un municipio que se llama Felipe Carrillo Puerto, en el estado de Quintana Roo, donde se han generado una controversia e inconformidad ciudadana por la práctica de cobrar por materiales utilizados en cirugías y procedimientos médicos en el referido hospital general que depende de la Secretaría de Salud.

Esta realidad que enfrentan a diario cientos de familias en la zona maya plantea una discrepancia evidente con las declaraciones y objetivos delineados en el nuevo sistema de salud propuesto por el presidente López Obrador, que busca eliminar barreras financieras para acceder a atención médica de calidad.

Según las directrices nacionales, el acceso a los servicios debe ser gratuito y sin distinciones. El cobro de materiales puede contribuir a crear desigualdades en el acceso, ya que no todos los ciudadanos podrían costear estos gastos adicionales. Esto va en contra de la visión de un sistema de salud que prioriza la equidad y la justicia en el acceso a la atención médica.

Una ciudadana, Doña Mary, nos narra, que en el mes de junio del presente año sufrió una fractura del dedo medio, a consecuencia de un accidente que tuvo un domingo. Ese mismo día acudió al hospital general de Felipe Carrillo Puerto para que le atiendan la fractura, pero como era fin de semana solo le proporcionaron unos medicamentos para el dolor, luego regreso el día lunes para sacar cita, ante la emergencia ese día la atendió un especialista.

Le tomaron una placa de Rayos X, por medio de la cual se confirmó la fractura del dedo medio. El doctor traumatólogo Mario Tafoya (un estoico medico que hoy se encuentra de licencia sin goce de sueldo por no soportar la presión de no contar con equipo mínimo indispensable para atender a los pacientes que lo requieren) le comento que tenían que realizarle una cirugía para colocarle un clavo y así su dedo pueda sanar, el doctor amablemente revisó su agenda y le asignó el día para la cirugía, pero le comentó que lo que tendría costo eran los materiales y equipo que se usa para su operación ya que el hospital no cuenta con ello.

Por lo tanto, la señora Mary pagó siete mil pesos a un proveedor que cuenta con los insumos para la cirugía.

La ciudadana inconforme también me dio a conocer que con los servicios del Instituto Mexicano del Seguro Social (institución que presta servicios al público en una casa habilitada para tal efecto, desde 1984). Al ser derechohabiente del IMSS acudió a la Unidad Médica Familias de Felipe Carrillo Puerto para que la revisaran, pero allí los servicios son muy básicos, incluso, para tomarle una placa de Rayos X la tienen que mandar a la Ciudad de Chetumal. 

De esta manera, entre que te asignan fecha de cita y se consiguen los insumos pueden pasar semanas o meses a lo cual con mucho esfuerzo decidió juntar el dinero y regresar al hospital general, ya que por lo menos no gastaría en pasajes, alimentos y hospedaje en otra ciudad, como ocurre en las circunstancias en que se encuentra la Unidad Médico Familias del IMSS en Felipe Carrillo Puerto.

El contraste, entre el nuevo modelo de salud propuesto por el presidente López Obrador y la realidad del sistema de salud aquí en Felipe Carrillo Puerto, revela la complejidad de implementar reformas a nivel local.

Aunque la visión de un acceso equitativo y gratuito a la atención médica es compartida por muchos, es evidente que se requiere un esfuerzo continuo para superar los obstáculos y asegurar que los principios rectores del sistema de salud lleguen a cada rincón de México.

La situación en Felipe Carrillo Puerto sirve como recordatorio de que la transformación del sistema de salud es un proceso que debe ser abordado con consideración y dedicación para lograr resultados que beneficien a toda la sociedad.

No omito comentar que el único presidente de la república que ha considerado la salud del pueblo maya fue Adolfo López Mateos, quien construyó un hospital para la atención médica integral a finales de la década de los cincuentas del Siglo XX, a partir de entonces, solamente parches y ampliaciones poco dignas, para este pueblo maya que es el orgullo del mundo entero y que es considerada una de las más grandes civilizaciones que hizo aportes invaluables para toda la humanidad, pero ahora los mayas del Siglo XXI viven en la pobreza extrema, en la marginación, en el olvido y son usados para fines electorales.

Graciela Machuca

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