Tres Quintanarroenses y los tres meses de la «Temporada Baja» en Quintana Roo
Durante los meses de septiembre, octubre y noviembre, considerados temporada baja de turismo, este 2012 los empresarios repiten las mismas acciones patronales que lastiman directamente a sus tabajadores y, aunque los atractivos naturales de los litorales de Quintana Roo mantienen la actividad en un sitio privilegiado por la afluencia de visitantes, las circunstancias derivadas de la crisis financiera que agravan el clima de violencia en el país, elevan la inseguridad también en este destino turístico.
Pese a que los esfuerzos de los tres ordenes de gobierno para la promoción turística, la drástica caída de la temporada baja y sus consecuencias, obligan a la reflexión ya que, por más elevada que se mantenga la ocupación el resto del aí±o, esos tres meses representan un serio obstáculo para las familias y para los gobiernos que enfrentar retos descomunales por efectos de la violencia puede también reflejarse en la ocupación y en consecuencia, en el empleo.
Quizá sea que no se han encontrado los mercados ni los segmentos turísticos idóneos para aumentar la ocupación en la ciudad durante esta temporada pero, lo cierto es que pasan los aí±os y no se ve corrección para enfrentar con éxito en lo social las consecuencias de ésta temporada de baja afluencia turística.
Es posible que no sea falta de voluntad y menos de imaginación, pero aún así, estos meses debiera implementarse una estrategia para explorar nuevos nichos de turismo o actividades productivas que logren coadyuvar a sobrepasar los momentos que afectan severamente a la población local.
Hoy, el sector turístico es reprsentado por figuras públicas que son conocedoras del tema, quintanarroenses como Carlos Joaquín González, Coordinador de Turismo en el equipo de transición de Enrique Peí±a Nieto; Félix González Canto preside la Comisión de Turismo del Senado, y al frente de la comisión de turismo de la CONAGO, está el Gobernador Roberto Borge Angulo.
Con estas figuras públicas cualquiera podría imaginar que la actividad se encuentra en inmejorable momento sin embargo, la realidad indica que todo ese es un esfuerzo insuficiente ante la dimensión del problema y los temas inaplazables que permanece intocados como el de desarrollo social en el que se insertan efectos colaterales del desequilibrio entre ricos y pobres, cuyos contrastes lastiman el ánimo de la comuniadad que vive las consecuencias de la ignorancia, la falta de oportunidades y el descontrol de la criminalidad por parte de los gobiernos cuyos líderes viven en la opulencia.
La falta de prevención y proyección de programas que ayuden a mitigar la difícil situación de los tres meses catastróficos, se refleja en la opción de los empresarios que suelen despedir a gran parte de su personal durante estas fechas. í‰sta circunstancia obliga a los trabajadores a apechugar, apretarse el cinturón y enfrentar la situación como sea. Está comprobado que la temporada baja hace repuntar la delincuencia y el ídice de suicidios. Las afectaciones de la temporada «baja» son cada vez más dramáticas para miles de familias radicadas en estos centros vacacionales.
Tan sólo el municipio de Benito Juárez, donde está ubicado Cancún, cuenta con mas de un millón de habitantes. Las autoridades están obligadas a atender el rezago y frenar el deterioro convivencial de las miles de familias que están en la estadística.
Por su vocación natural, atraer al turismo es importante, pero no es menos urgente presentar alternativas de carácter social a quienes reciben, transportan, cuidan y representan ante el turismo, la cara de México, que son sus prestadores de servicios, menos que eso, el esfuerzo se pierde, es absurdo y condenable.
Quintana Roo, que es considerado uno de los polos turísticos mas importantes del país, no debiera seguir así.