La violencia inicia en el noviazgo

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SIPSE
CANCíšN, Q.Roo.- Una problemática observada desde hace más de tres décadas en paí­ses desarrollados y más recientemente en México es la violencia que padecen las mujeres en sus relaciones de noviazgo, seí±aló la experta Eréndira Pocoroba Villegas académica del Posgrado de Psicologí­a de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Presentó su trabajo ”Violencia contra las mujeres en sus relaciones de noviazgo: su impacto en la reproducción del orden de género».

”Los hombres suponen que la mujer con la que han establecido un noviazgo es de su propiedad y controlan el uso de su cuerpo y su ejercicio sexual, mediante la regulación constante de su vestimenta: su escote, el largo de la falda o de su cabello», puso como ejemplo.

La coordinadora de Psicologí­a del sistema de Desarrollo Integral de la Familia (DIF) municipal,Evelyn Parra Sánchez coincide en que el noviazgo es la etapa donde la violencia empieza a manifestarse en una pareja, subiendo gradualmente hasta la etapa del matrimonio pudiendo tener desenlaces como la muerte.

Indica que la violencia se convierte en un ciclo sin fin que puede resumirse en enojo, pelea y reconciliación, convirtiendo la relación en una zona de aislamiento, donde tanto la mujer como el hombre cierran su entorno, no aceptando la ayuda de la familia u otras personas.

El noviazgo con violencia puede llegar hasta el matrimonio por la dependencia emocional que se genera, donde la mujer o el hombre sienten que sin la otra persona no pueden vivir, permitiendo maltratos que en algunos casos pueden terminar en un homicidio.

Uno de los problemas más graves es que culturalmente se ha establecido que sin golpes no hay violencia, dejando de lado los maltratos psicológicos, sexuales o económicos de los cuales se puede ser ví­ctima y son igual de graves.

La mujer o el hombre que es ví­ctima de violencia puede superar este problema por medio de la psicoterapia, con la cual se empieza a dar cuenta del ambiente de violencia en el que vive, logrando así­ poder tomar medidas al respecto para romper con ese ciclo de vejaciones.

Graciela Machuca

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