Muere a los 90 aí±os el escritor colombiano ílvaro Mutis

0

elpais.com

”No sabemos nada de la muerte», decí­a ílvaro Mutis, ”es inútil hablar de ella, pero es bueno irla invocando para mantenerla controlada». En la tarde de este domingo, el escritor y poeta colombiano se enfrentó al fin con ese enigma. Mutis, de 90 aí±os, falleció tras sufrir un problema cardiorrespiratorio en Ciudad de México, capital del paí­s donde residí­a desde 1956. El creador de la saga novelesca de Maqroll el Gaviero, premio Cervantes en 2001, padecí­a una larga enfermedad, que lo mantení­a hospitalizado desde el pasado dí­a 16, según confirmó su esposa Carmen Miracle.

El mundo de las letras en espaí±ol despidió de forma unánime a Mutis como uno de los grandes poetas latinoamericanos, también cuando escribí­a en prosa. Poeta de la desesperanza y el destierro, en su obra la naturaleza indómita del trópico es metáfora del deterioro del tiempo en la naturaleza humana. Su protagonista, Maqroll, su alter ego, es un solitario viajero errante, que entre puertos y hoteles de mala muerte, sobrevive, como en el eterno vaivén de un viejo barco, entre lo efí­mero y la plenitud pasada.

El director de la Casa Refugio para escritores, Philippe Olle (segundo a la izquierda), y el escritor Juan Villoro (derecha) en la capilla ardiente de ílvaro Mutis. / SONIA CORONA

El velatorio quedó instalado en San Jerónimo, al sur de la ciudad. Allí­ acudieron amigos como Mercedes Barcha, esposa de Gabriel Garcí­a Márquez, que no hizo declaraciones, o Phillipe Ollé, director de la Casa Refugio, institución que hospeda a autores exiliados. Ollé evocó al Mutis de los últimos aí±os, alejado de la vida pública y de la escritura, con su casa abierta para recibir visitas, para platicar, y que ”mantuvo hasta el final la risa de un nií±o», informa Sonia Corona. También asistió el escritor Juan Villoro, quien afirmó que ”Pablo Neruda y Borges encontraron en los versos hondos y épicos de ílvaro, una conversación perfecta». Desde la Feria Internacional del Libro, su directora, Marisol Schultz, anunció que este aí±o Guadalajara rendirá un homenaje póstumo al escritor.

Nacido en Bogotá en 1923, de padre diplomático, Mutis cursó sus primeros estudios en internados de Parí­s y Bruselas. Tras la muerte de su padre, regresó a Colombia donde pronto dejó el bachillerato por la poesí­a y el billar. Comenzó a trabajar en una emisora de radio como locutor de noticias y dirigiendo un programa cultural y se empleó en varias multinacionales, lo que le supuso viajar sin cesar.

Mutis con Botero y Garcí­a Márquez. / EL ESPECTADOR

Mutis empezó a escribir, desde muy joven, versos de los que apenas ha quedado una lí­nea: ”Un dios olvidado mira crecer la hierba». Pero no se decidí­a a publicarlos y fue el crí­tico Casimiro Eiger quien le animó. ”Alvarito, deje de guardar cosas en los cajones, que ahí­ se pudren. O se queman, o se publican». Con ese impulsó, en 1948 vio la luz La Balanza, su primer libro de poemas. Y, siguiendo el consejo al pie de la letra, durante su vida destinó al fuego algunos de sus manuscritos.

Arrancaba así­ una carrera literaria por momentos prolí­fica, por momentos silenciosa, porque escribir siempre fue para él un hecho natural, no un deber ni una profesión. ”Escribir es», decí­a. Algo que ocurre y deja de ocurrir. Vinculado con los jóvenes poetas alrededor de la revista Mito, siguió publicando libros de poesí­a y colaborando con periódicos hasta que en 1953, en Los elementos del desastre, apareció por primera vez Maqroll el Gaviero, el personaje que nunca abandonarí­a.

Galardones

    • Premio Nacional de Letras de Colombia, 1974
  • Premio Nacional de Poesí­a de Colombia, 1983
  • Orden de las Artes y las Letras, del Gobierno de Francia, en el grado de Caballero, 1989
  • Premio Médicis í‰tranger de Francia, 1989
  • Premio Nonino de Italia, 1990
  • Premio Prí­ncipe de Asturias de las Letras de Espaí±a, 1997
  • Premio Reina Sofí­a de Poesí­a Iberoamericana de Espaí±a, 1997
  • Premio Cervantes de Espaí±a, 2001
  • Desde 2005 la biblioteca del Instituto Cervantes de Estambul lleva su nombre

«El Gaviero viene de mis lecturas de Conrad, de Melville (sobre todo de Moby Dick); es el tipo que está allá arriba, en la gavia, que me parece el trabajo más bello que puede haber en un barco, allá entre las gaviotas, frente a la inmensidad y en la soledad más absoluta», decí­a Mutis para explicar al protagonista de siete de sus nueve libros de narrativa.

En 1956 se estableció en México a donde llegó con varias cartas de recomendación, una de ellas dirigida al cineasta Luis Buí±uel, con las que consiguió trabajo en el mundo de la publicidad. En esos aí±os conoció a dos de sus grandes amigos, Octavio Paz y Carlos Fuentes.

Los libros de Mutis

1948.- La balanza
1953.- Los elementos del desastre
1959.- Memoria de los hospitales de ultramar
1960.- Diario de Lecumberri
1965.- Los trabajos perdidos
1973.- La mansión de Araucaima
1981.- Caravansary
1982.- La verdadera historia del flautista de Hammelin
1984.- Los emisarios
1985.- Crónica regia y alabanza del reino
1985.- Sesenta cuerpos
1986.- Diario de Lecumberry
1986.- La nieve del almirante
1987.- Un homenaje y siete nocturnos
1988.- Ilona llega con la lluvia
1989.- Un bel morir
1990.- Amirbar
1990.- El último rostro
1991.- Abdul Bashur, soí±ador de naví­os
1993.- Trí­ptico de mar y tierra
1995.- La muerte del estratega y otro relato
1997.- Summa de Maqroll El Naviero: Poesí­a, 1948-1997
1999.- íšltima escala del Tramp Steamer
2000.- De lecturas y algo del mundo

Tres aí±os más tarde fue encarcelado 15 meses en el famoso Palacio Negro de Lecumberri, acusado de malversación de fondos en la petrolera Esso. Su estancia en prisión, que recogerí­a en El diario de Lecumberri (1960), cambiarí­a su vida, hasta el punto, como él mismo llegó a reconocer, de que sin aquella experiencia ni sus novelas de Maqroll ni su poesí­a posterior hubieran existido. ”En la cárcel», decí­a ”estamos ante la verdad absoluta, ante el final de la cuerda. La recuerdo como una gran lección».

En Lecumberri Mutis conoció a Elena Poniatowska. ”Yo iba a la cárcel a visitar a presos polí­ticos», recuerda en conversación telefónica con este periódico la escritora mexicana de origen polaco. ”í‰l me pidió los tomos de À la recherche du temps perdu, de Proust, y yo le llevé los de las ediciones Gallimard», cuenta. ”Como persona era un hombre muy alegre, el alma de las fiestas, hací­a estupendas imitaciones de escritores, sobre todo de Neruda, y todas las mujeres se enamoraban de él. Como escritor, Maqroll nos dio la posibilidad de tener un mar en México y él se convirtió en el Conrad Latinoamericano».

En 1978 publicó su primera novela de la serie, La nieve del Almirante, a la que seguirí­an Ilona llega con la lluviaLa última escala del Tramp Steamer, entre otras muchas. A partir de entonces, los premios literarios se sucedieron, primero en su paí­s, y después en el extranjero. En 1997 recibió el Prí­ncipe de Asturias de las Letras y en 2001 el Cervantes. Dos aí±os después fue designado miembro de la Legión de Honor con grado de oficial, la más alta distinción que otorga el Gobierno francés.

Marinero existencial, Mutis llevaba aí±os en un apacible retiro. En los últimos tiempos se sentí­a enfermo y más de una vez declinó amablemente los intentos de este periódico por entrevistarle. Bogotano de nacimiento, llevaba en el corazón la tierra de Tolima, patria fundacional de su obra. En la finca Coello de su abuelo materno vivió de nií±o momentos tan felices que decí­a que se sentirí­a estafado si, invitado por Dios al Paraí­so, no encontrara allí­ el olor a naranjas y el ruido de los dos rí­os que cruzaban aquella hacienda en medio de los cafetales.

Graciela Machuca

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *