Muere Vicente Leí±ero, periodista y escritor y guionista mexicano
El narrador e intelectual, nacido en Guadalajara, muere a los 81 aí±os en la Ciudad de México
Hay una imagen que está grabada con cincel para cualquier periodista mexicano. La de varios seí±ores con traje, que caminan sobre el Paseo de la Reforma, y fotógrafos, y periodistas, con el rostro demudado. Justo en la esquina de Bucareli, a unos pasos de la Secretaría de Gobernación, el ministerio de Interior mexicano. Ocurrió en 1976. El régimen priísta, que entonces encabezaba el presidente Luis Echeverría ílvarez (1964-1970) reaccionó frente a la postura crítica que entonces mantenía el diario Excélsior, que dirigía Julio Scherer García. Vicente Leí±ero era uno de sus más cercanos colaboradores. Les echaron a la calle, por decirlo en pocas palabras. Para explicarlo en muchas, está el libro Los periodistas, del propio Leí±ero, que ha fallecido este miércoles en la Ciudad de México. Tenía 81 aí±os.
Leí±ero dejó la ingeniería civil que había estudiado en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) para entregarse a las letras. Hizo de guionista, escritor, novelista y dramaturgo. Pero fue, antes que nada, un periodista. ”Tú escribe, sigue escribiendo, no te detengas; y tira, tira a la basura, también aprende a tirar a la basura», era uno de los consejos que más valoraban sus alumnos en los talleres que impartía. ”Es un maestro en todos los géneros», lo llegó a definir Juan Villoro.
La noticia de su muerte ha caído en su natal Guadalajara, que justo estos días celebra su mayor cita cultural, la Feria Internacional del Libro, como un balde de agua fría. El maestro era octogenario, pero seguía siendo el maestro. Fue justo aquí, el 9 de junio de 1933, donde nació el autor de La voz adolorida, de Los albaí±iles. El guionista deLos de abajo. El dramaturgo de Los hijos de Sánchez. Un talento inagotable que se ha apagado hoy.
La revista Proceso, que fundó con Scherer una vez consumado el bloque de Excélsior, fue la que confirmó su muerte. Proceso, en los aí±os que siguieron al golpe a la mítica redacción que había compartido Leí±ero, Scherer y otros tantos referentes del periodismo y literatura de México, se convirtió en una lectura obligatoria para enterarse de lo que sucedía en el país cuando el simple hecho de enterarse no era una tarea sencilla.
Justo hace un aí±o, el autor se negaba a recibir homenajes. Ponía de pretexto que siempre había sido tímido. Y decía que, además, no le gustaba cumplir aí±os. «No lo voy a celebrar y ya se lo dije a todo el mundo. Uno puede celebrar publicar un libro y el acierto o la fortuna de los amigos y de la amistad, pero no debería hacerlo con los cumpleaí±os». Hoy, en el día de su muerte, la mayor feria del libro en espaí±ol del mundo, que se celebra en su tierra, en Guadalajara, lo celebrará.