ASí PENSABA YO HACE UN Aí‘O, ERA TAN INOCENTE ENTONCES

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Liza Stalin

Es increí­ble como también, muchos confunden la libertad de expresión con lo primitivo del insulto. Tal vez muchos de nuestros ciudadanos se sienten intimidados, porque si alguien revisa los contenidos de sus publicaciones podrí­an descubrirse muchos delitos. Cuando yo hablaba de la importancia de aprender a usar las redes sociales, justamente me referí­a a eso. Nunca he deseado que le tapen la boca a los mexicanos, pero tampoco celebro que ellos abusen confundiendo la libertad con el odio. Nos hace falta aprender a ser prudentes, y a expresar con claridad lo que sentimos, pero sin cometer el error de herir la susceptibilidad de otros. Después de todo, todos tenemos el mismo derecho.

La educación es la única clave y debemos otorgarle toda nuestra confianza. Mucho del rencor puede transformarse en la construcción de mejores estructuras sociales. Si las circunstancias nos llevaran a romper violentamente con la realidad que ahora tenemos, tendrí­amos que asegurarnos de encontrar un lí­der del tamaí±o de Fidel Castro. Si delegamos esa responsabilidad en manos de un hombre que no tenga la pasión, la garra y el intelecto, por muy nobles que fueran nuestros propósitos, acabarí­amos luchando unos contra otros, y de paso, destruyendo a nuestro México. Si yo fuera lo suficientemente inteligente, levantaba la mano, pero aún soy un león muy pequeí±o y tengo que aprender a no solo soí±ar con transformar el mundo, si no a escribir el instructivo para lograrlo de la manera más perfecta. Si de algo estoy convencida es de la autosuficiencia de los pueblos, y por nada del mundo someterí­a mi ideologí­a a la de las naciones imperialistas. La respuesta que necesitamos vive en la idiosincrasia de los rusos, y si aún no tenemos un Lenin estamos obligados a construirlo. Cuando un megalómano llega a la cima, las posibilidades de perder no existen, pero yo en México no he sabido de un hombre que desde la cárcel, esté decidiendo el camino correcto. Ningún caudillo verdaderamente poderoso se encuentra ahora en la calle, debemos identificar a esos héroes potenciales que posiblemente son millones, pero todaví­a no saben de lo que son capaces.

A los soviéticos les faltó incluir a Tolstoi. í‰l era partidario de algunas ideas occidentales, que si hubiesen sido consideradas antes de escribir el manifiesto comunista, no habrí­a llegado la Perestroika para el bloque soviético. Boris Yeltsin demostró tener un gran carácter y Vladimir Putin vino a concluir esa reconstrucción. La actual situación económica de Rusia y la hegemoní­a de China en Asia, así­ como el admirable potencial económico de los pueblos del pací­fico demuestran, que el poder de USA es tan ficticio como el cine hollywoodense. Los únicos que realmente han ganado después de el aí±o 2000, son los enemigos del neoliberalismo.

De lo que si estoy segura es de que el planeta entero deberí­a estar produciendo alimentos en grandes cantidades, porque en unos aí±os millones de chinos requerirán de ellos. Si deseara escribir ciencia ficción dirí­a que la humanidad se extinguió cuando a falta de otra clase de alimento, los chinos optaron por ser antropófagos. El campo mexicano no deberí­a ser ignorado, allí­ podrí­a cultivarse la tercera parte del futuro, siempre que existieran mexicanos dispuestos a mover las manos. Estaba escrito que la polí­tica económica de los americanos caducarí­a un dí­a. Sin duda alguna eso ya ha sucedido… El error de los chinos es estar abandonando los pueblos para ir a vivir en espacios de 30 metros cuadrados, en ciudades súper pobladas que les llevarán a padecer varias formas de locura. Lo bueno es que en México hay suficientes psicólogos desempleados y el gobierno chino intentará contratarlos en unos aí±os más. El fin de semana veí­a un documental sobre uno de los grupos más particulares de la cultura china, que acusan al capitalismo de estar invadiendo su mundo con turistas occidentales y obligándoles a sepultar sus tradiciones. Pienso que los gobiernos deberí­an tener la sensibilidad necesaria para no pasar por alto los derechos de estas personas, garantizándoles suficiente autonomí­a si ellos lo consideran necesario para su supervivencia… Algo así­ se precisa también en México, donde nunca han sido verdaderamente respetadas las comunidades indí­genas. Si estamos dispuestos a aprender del mundo, no podemos darnos el lujo de repetir sus errores. Nuestra investigación debe ser verdaderamente profunda para que llegado el momento de transformar a México, no se le noten puntadas mal hechas.

Graciela Machuca

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