Muere a los 78 aí±os la gran cómica Lina Morgan

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La actriz Lina Morgan, conocida especialmente por su faceta cómica, ha fallecido en su domicilio del madrileí±o barrio de Salamanca a los 78 aí±os después de varios meses de enfermedad, que la mantuvieron internada en un hospital, del que salió el aí±o pasado. La capilla ardiente se ha instalado este jueves a las 16.30 en el Teatro de La Latina de Madrid, donde tantos éxitos cosechó. Lina Morgan abarrotó teatros y salas de cine, logró el máximo de espectadores en televisión y fue una estrella en el mundo del espectáculo popular espaí±ol.

Nacida en Madrid en 1937, en el seno de una familia modesta, su padre, un oficial de sastrerí­a, la hizo trabajar de nií±a ayudando a coser uniformes militares. Fue la etapa de la posguerra que ella preferí­a no recordar. Su ilusión infantil era la de ser «artista», y especialmente en el teatro La Latina, muy cercano a la casa en la que habí­a nacido. Así­ lo recuerda una placa que es frecuente ver fotografiada por los transeúntes.

La nií±a consiguió con rapidez subir a un escenario. A los 13 aí±os entró a formar parte de la compaí±í­a infantil Los chavalillos de Espaí±a, y a los 16 fue contratada en la compaí±í­a de revistas de Matí­as Colsada, precisamente en La Latina. Para ello, la joven tuvo que falsificar su fecha de nacimiento, al ser aún menor de edad, circunstancia que aprovechó para cambiar también su auténtico nombre, Marí­a de los íngeles López Segovia, por el más sonoro de Lina Morgan. A pesar de su corta estatura, inadecuada para la revista, su ascenso fue imparable, no como vedette sino como actriz cómica.

Vinculada profesionalmente al hilarante Juanito Navarro, una pareja en la que interpretaban casi siempre a un padre y su hija, se posicionó con fuerza en el mundo del espectáculo formando pocos aí±os después su propia compaí±í­a. Muy popular en programas de televisión, atrajo fácilmente la atención del público. Seguramente estuvo influida por la argentina Nini Marshall, que hizo popular el personaje Cándida, una criada espaí±ola con la que la caricatura alcanzó puro disparate. Lina Morgan se contoneaba como ella de forma estrambótica, torcí­a las piernas de manera asombrosa, dada cabriolas inesperadas cuando bailaba o hací­a muecas de auténtica payasa, mientras sus personajes fingí­an ser ingenuos, siendo en realidad avispados y astutos. La mayorí­a de ellas, eso sí­, sufrí­an grandes dificultades para las relaciones amorosas. Era el patito feo.

Sus trabajos en el cine se fueron pareciendo paulatinamente a los que hací­a en teatro. Apareció por primera vez en 1962 en Vampiresas 1930, y tras otras intervenciones breves logró ser la protagonista deSoltera y madre en la vida (1969), a cuyo éxito siguieron en los aí±os setenta La tonta del bote, La graduada, La descarriada, La llamaban la madrina, Los pecados de una chica casi decente…Entre ellas destacan dos melodramas curiosos: Una pareja… distinta, en la que interpretaba a una mujer barbuda, e Imposible para una solterona, en la que daba vida a una infeliz mujer gorda. Fueron dos pelí­culas sin éxito: el público preferí­a que hiciera reí­r.

Mientras tanto, Lina Morgan habí­a alcanzado el viejo sueí±o de ser la propietaria del para ella mí­tico teatro La Latina, en el que durante aí±os fue la única estrella. Fue su dueí±a entre  1983 y 2010. Aún conservaba allí­ su despacho y su palco. A pesar de ciertos altibajos, mantuvo en cartel cada obra varias temporadas: El cuento de la lechera,Pura metalúrgica, La Marina te llama, ¡Vaya par de gemelas!, ¡Sí­, al amor!, El último tranví­a… Se despidió de la escena en 1993 conCeleste… no es un color tras haber sufrido un desprendimiento de retina que sin embargo no le impidió regresar a los escenarios. Fue más decisivo para su retirada el fallecimiento de su hermano José Luis López, su amigo, productor ymanager, una ausencia que Lina no supo superar. Dejó por tanto de oí­rse en La Latina la canción con la que una y otra vez comenzaba sus espectáculos: «Agradecida y emocionada solamente puedo decir: gracias por venir…».

Gracias a sus programas de televisión (inolvidable el tango que bailó con Marcello Mastroianni), sus pelí­culas y las grabaciones de sus espectáculos teatrales, la imagen de Lina Morgan se mantendrá en la memoria colectiva como la de una artista simpática y entraí±able, una mujer luchadora y también discreta: su vida privada perteneció sólo a ella. Nos hizo reí­r y nos enterneció, como hací­a Charlot, que fue a quien ella siempre quiso parecerse.

FUENTE: EL PAíS

Graciela Machuca

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