POR ESTO

”¡No me quiero morir!» gritaban nií±os que se encontraban en el restaurante ”La Casa de los Abuelos» en La Gran Plaza, cuando se escucharon los disparos que sicarios realizaron para ejecutar a los comandantes de la Policí­a Ministerial Julio César Durán Cárdenas y Alia Shagreel Lugo Leal. Los comensales se tiraron al piso presos del pánico, mientras otros se resguardaban en los baí±os del restaurante, presas del pánico al escuchar los disparos.
Las personas que se encontraban en los cines y los diferentes comercios de la plaza comercial, también vivieron momentos de pánico al escuchar los disparos unos, y otros cuando empezaron a ser desalojados.
La psicosis se extendió por varios minutos, cuando familiares de quienes se encontraban en la plaza comercial comenzaron a enterarse de lo que ocurrí­a a través de redes sociales y llegaron a buscarlos desesperados.
La noche del sábado transcurrí­a tranquila, era además dí­a festivo y muchas familias acudieron a la Gran Plaza para realizar compras, ir al cine, o comer en el área de comida rápida.
El restaurante ”La Casa de los Abuelos» también se encontraba lleno de familias, con muchos nií±os disfrutando al lado de sus padres.
Ahí­ comieron los comandantes de la Policí­a Ministerial Julio César Durán Cárdenas y Alia Shagreel Lugo Leal, junto con sus hijos, una sobrina y los hijos de ésta.
Nadie se imaginaba lo que ocurrirí­a momentos después, cuando la familia salió del restaurante para dirigirse al estacionamiento de la plaza comercial.
Los disparos comenzaron a escucharse y dentro de la Gran Plaza, cientos de personas cayeron en pánico al oí­r las detonaciones que cobraban la vida de ambos agentes ministeriales.
En el restaurante, todos se agacharon tanto empleados como comensales, escondiéndose debajo de las mesas, de mostradores o los baí±os del lugar.
El pánico se apoderó de todos y los nií±os fueron los más afectados, al grado de que podí­an escucharse los gritos de ”¡No me quiero morir!».
En el resto de la plaza comercial, los clientes y empleados se resguardaban al interior de los distintos comercios, al escuchar los disparos, mientras que los que disfrutaban de las pelí­culas en las salas de cine, no se enteraron de lo que ocurrí­a, hasta que las transmisiones fueron interrumpidas al ser informados de que debí­an desalojar la plaza comercial.
A través de las redes sociales comenzaron a circular los mensajes de alerta, en los que se informaba de disparos en la Gran Plaza, por lo que poco a poco, madres y padres de familia comenzaron a llegar desesperados, pues sus hijos estaban en la plaza comercial y no sabí­an qué habí­a pasado.
Transcurrieron varios minutos hasta que toda la plaza comercial fue desalojada y muchas personas tuvieron que esperar más, para poder sacar sus vehí­culos, los cuales quedaron estacionados en la escena del crimen.
La noche del 16 de septiembre será recordado por miles de cancunenses, que vivieron el pánico al estar en la Gran Plaza, cuando los disparos de armas de fuego cobraban la vida de dos comandantes de la Policí­a Ministerial y un bebé de ocho meses de edad.

Graciela Machuca

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